01 de julio de 2024
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FIN DE SEMANA

Según el abogado Alberto García Cebrián, "en los matrimonios mal avenidos los períodos vacacionales pueden desencadenar la separación"

El mal tiempo en Semana Santa podría aumentar los divorcios en España, según los expertos

El Cierre Digital en Pareja junto a una cofradía en Sevilla.
Pareja junto a una cofradía en Sevilla.
El mal tiempo durante la Semana Santa puede intensificar las tensiones en matrimonios deteriorados, aumentando el deseo de separación. Mientras las relaciones saludables resisten, aquellas con problemas estructurales pueden ver aumentada sus deseos de terminar con la relación. Según el abogado Alberto García Cebrián, "lo que no se debe de hacer es someter la relación a más tensión de la que puede aguantar, pues supone un foco de conflictos".

Aumentarán las decisiones de divorciarse de matrimonios deteriorados que esta Semana Santa han convivido más de lo previsto debido al mal tiempo. El factor meteorológico en periodo vacacional influye en el hartazgo de parejas muy deterioradas y condiciona a tomar la decisión de separarse.

¿Al mal tiempo buena cara?

El mal tiempo no afecta a los matrimonios que mantienen una relación saludable. En cambio, los matrimonios y parejas que padecen y arrastran problemas estructurales y están de cuerpo presente sí. Estas parejas son más sensibles a que con el aumento de la convivencia, también aumente el malestar y precipite la decisión de divorciarse que se lleva demorando y dejando “para mañana”.

Es algo similar a lo que ocurrió en la pandemia, en la que algunas parejas salieron reforzadas, pero otras, las que no estaban del todo bien, se reafirmaron en la idea de que querían separarse o divorciarse.

El gran freno para poder divorciarse desde 2020 son las dificultades económicas. Aproximadamente uno de cada tres matrimonios se divorciaría si fuera viable en términos económicos. Al no poder hacer vidas por separado, se opta por mantener un matrimonio no deseado, pero en los momentos de mayor convivencia aflora esa necesidad de divorciarse.

A las parejas cofrades VOL. 2 – El Sanedrita

Imagen de una pareja en Semana Santa.

Es algo que ocurre todos los años en septiembre, después de haber pasado juntos el periodo vacacional. Compartir un tiempo juntos bien avenidos es algo maravilloso, pero compartirlo en el contexto de una relación que ya no se desea, puede ser incómodo y desagradable. Mientras que a lo largo del año las rutinas permiten aliviar esa necesidad de divorciarse, en los momentos de convivencia reviven y se avivan las razones que hacen que sintamos la necesidad de divorciarnos.

¿Qué pasará esta Semana Santa?

Según la DGT se han producido esta Semana Santa de 2024 un total de 16.550.000 de desplazamientos, lo que supone un incremento de 1,5 millones respecto al 2019. Según el INE, en España somos 48.085.361 de habitantes. Si los datos de la DGT fueran correctos, casi un tercio de la población habría viajado esta Semana Santa.

Esta Semana Santa ha hecho tan mal tiempo que ha impedido que puedan salir a la calle muchos pasos procesionarios. También las familias que se han desplazado y las que se han quedado en su ciudad no han podido salir a celebrar la Semana Santa, lo que ha provocado que pasen más tiempo juntos.

Esta circunstancia tiene múltiples efectos en diferentes ámbitos, como por ejemplo en el sector económico, principalmente en la hostelería, que podría suponer una gran pérdida de lo que se habla en todos los medios de comunicación.

En cambio, de lo que no se habla es de los efectos que puede tener en las parejas y matrimonios la convivencia durante una Semana Santa pasada por agua, en la que pasan las horas entre desplazamientos y convivencia en casa, segundas residencias y hoteles, sin poder hacer los planes previstos. Las vacaciones de Semana Santa son cortas, pero en los matrimonios mal avenidos pueden ser muy intensas y convertirse en una verdadera penitencia.

A lo largo del año normalmente las personas siguen sus rutinas y tareas, de manera que se va acumulando un cansancio que anhela que lleguen las vacaciones para poder disfrutar de tiempo libre, ocio y descanso. Cuando las cosas van bien, así ocurre. Pero cuando las cosas van mal, al finalizar todos los periodos vacaciones suele existir un repunte de las consultas de los abogados de familia para informarse o tramitar procesos de divorcio.

Es como si los matrimonios mal avenidos se fueran juntos de vacaciones por costumbre y aumentaran su malestar por costumbre, de manera que con cada gota se colma ese vaso que, en muchos casos, ya está demasiado lleno. Es crónica de una muerte anunciada, como diría Gabriel García Márquez.

Tres posibilidades de matrimonios al borde del divorcio

Cada caso es diferente y no se puede generalizar, pero existen tres posibilidades básicas:

-Esforzarse por mejorar la pareja.  Matrimonios que están a tiempo de salvar y reforzar su relación pues, al fin y al cabo, por un motivo u otro, siguen juntos.

-Terminar la relación de manera saludable. Matrimonios que si tienen clara la ruptura pueden divorciarse de mutuo acuerdo y a tiempo, antes de que la tensión y conflictos aumenten pudiendo incluso evitar daño familiar y situaciones límite.

-No hacer nada. Matrimonios que siguen haciendo lo mismo año tras año. Irse de vacaciones juntos cargando la mochila de desavenencias y que hace que muchos vuelvan de vacaciones en una situación peor de la que se fueron. Para estos matrimonios, incluso existiría la posibilidad de potenciar la comunicación para reducir la tensión y poder normalizar que, en la medida de lo posible, no tengan que compartir unas vacaciones juntos que pueden ser negativas para ambos.

Conclusión de divorcios después de Semana Santa pasada por agua

Pasar juntos una Semana Santa refuerza los matrimonios y parejas que mantienen una relación viable. En cambio, para matrimonios que se mantienen por costumbre, con problemas de cimentación y que no tienen un proyecto viable ni satisfactorio, pueden ser un foco de tensión y malestar.

Debemos mejorar nuestras relaciones sentimentales, potenciar la comunicación y contrarrestar la tensión. Un matrimonio no tiene que hacer todo junto, pueden existir periodos en los que cada uno realice planes por separado y eso suponga una inyección de oxígeno para la pareja. Lo que no se debe hacer es someter la situación a más tensión de la que puede aguantar, pues supone un foco de conflictos.

Las vacaciones como momento de quiebre: por qué las parejas se separan más  en verano - Infobae

Pareja durante unas vacaciones.

No hay que estandarizar las relaciones pues hay muchas que no funcionan y lo peor es que ese tipo de relaciones se normalizan en la sociedad. Del “hasta que la muerte nos separe” a las propuestas de poliamor hay muchos intermedios. Tal vez una buena alternativa sea acudir a refuerzo profesional y consolidar y normalizar relaciones que tienen un espacio compartido de calidad, no necesariamente de cantidad de tiempo, pero que reservan un tiempo independiente para realizar aquello que consideran oportuno y les satisface a nivel individual.

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