El 60% de los jóvenes tiene dependencia de las redes sociales y casi el mismo porcentaje, el 59,7%, admite dejar cosas sin hacer para conectarse. Son las conclusiones de un estudio elaborado por la enfermera de la Asociación de Enfermería Familiar y Comunitaria (AIFiCC) Verónica Fernández, que ha analizado las conductas de los estudiantes en las redes sociales en un centro educativo de Terrassa. La encuesta se hizo a 149 jóvenes mayores de 14 años, todos ellos estudiantes de ESO. El 68,8% de la muestra refirió dedicar más de 3 horas al día a las redes sociales, con una elevada dependencia, con frecuencia de cotilleo y actitudes pro-violentas. Esta dependencia se vio más acusada en las chicas que en los chicos.

El estudio muestra que cuando hay más cotilleo en las redes aumentan más las actitudes pro-violentas. Un 33% de los alumnos declararon estar de acuerdo o muy de acuerdo con la utilización de la violencia como defensa legítima, mientras que el 21,5% de las personas se mostró indiferente al respecto.

En general, los encuestados declararon escasa supervisión adulta. La consideran infrecuente o nula en el 39,1% de los casos de los centros docentes y en el 55,4% de los hogares. La supervisión familiar muestra porcentajes inferiores en los varones y en las participantes de más edad. En cambio, se observó que la utilización de las redes era segura y responsable.

El estudio revela también la tendencia a formar parte de las mismas redes sociales. Así, en el momento actual hay mayor número de personas utilizando WhatsApp, Instagram y Tik-Tok que antes de la pandemia.

La autora del estudio, Verónica Fernández, ha constatado que la elevada dependencia de las redes, del cotilleo y de las actitudes pro-violentas suponen un elevado riesgo de sufrir ciberbullying, especialmente en las mujeres y en los más jóvenes.

Efectos producidos por el abuso de redes sociales en jóvenes

 

La agencia de medios del grupo Dentsu, Carat, ha publicado el informe ‘Redes sociales: ángeles y demonios’, en el que analiza la trayectoria de las redes sociales presentes desde hace 24 años en España y los efectos que produce su uso en los más jóvenes.

Adolescente aislada

Según los expertos, los efectos son baja autoestima, aislamiento y auto-absorción, depresión, ansiedad y cyberbullying o fear of missing out (fomo), que es la sensación de que nos estamos perdiendo algunas cosas, lo que provoca ansiedad.

En la encuesta, a los padres se les pidió que indicaran cuáles creían que eran los principales problemas derivados del consumo excesivo de las redes. La mayoría (un 84,1%) contestó que la adicción (84,1%), seguido del temor de que su hijo pueda ser objeto de acoso (81,7%) y del rechazo a su físico por la imagen de perfección que se muestra en ellas (81,6%).

Por otra parte, para la mayoría de los progenitores la pandemia ha incrementado en sus hijos el consumo de redes sociales (58,2%).

¿Cómo desconectarse?

"Desconectarse de las redes sociales tiene muchos beneficios, nos puede ayudar a aumentar la productividad y el tiempo libre para dedicar a nuestras prioridades, a reducir la procrastinación y a gestionar la intoxicación y la sobredosis de estímulos a los que nos sometemos en las redes. Nos puede ayudar a reducir la adicción y tendencias como la comparanoia que nos lleva a infravalorar la realidad y a idealizar lo que se ve en la pantalla. Desconectarnos de las redes nos puede ayudar también a evitar problemas de baja autoestima, ansiedad y depresión", explica Ixi Ávila, coach de Inteligencia Emocional.

La experta recomienda probar el desconectarse de las redes y WhatsApp durante, al menos, cuatro días para volver a conectarse a la vida y al presente. Entre sus sugerencias, están:

- Marcar distancia. Si quieres elegir cuándo las utilizas, es mejor mantenerlas un poco lejos para dejar de funcionar en piloto automático.

- Limpieza digital. Eliminar todo lo que nos resta: Dejar de seguir, bloquear, etc. Cuantos menos estímulos estresantes recibamos al día mejor, es importante cerrar la puerta a lo que no suma.

- Dividir el tiempo. Otra herramienta que nos puede ayudar es marcar bloques de tiempo para utilizar las redes sociales y contestar a mensajes. Por ejemplo, una hora por la mañana y otra por la tarde/noche. El resto del tiempo dejarlo libre para dedicarlo a tareas más importantes.