El bullying sigue siendo un problema grave y recurrente en las aulas. Miles de alumnos son víctimas del acoso y la discriminación que sufren a diario en el ámbito escolar. Con el bullying se establecen diferentes tipos de abusos físicos y verbales que suelen darse de manera reiterada por una persona o grupo de ellas, que ejercen una jerarquía de poder sobre la víctima y el agresor.

El acoso en el sistema educativo es un problema latente, que según van pasando los años, es más visible y preocupante para quienes lo sufren. En muchas ocasiones es difícil detectarlo, ya que sucede en escenarios aislados que escapan al control de los educadores y hasta de los propios compañeros. Los espacios más comunes donde se desarrolla el bullying son las zonas escolares, ambientes internos y externos de los centros educativos y, sobretodo, con la reciente emergencia la era digital, en los entornos virtuales, que ha pasado a llamarse cyberbullying. Las amenazas, las agresiones y la discriminación aumentan su presencia en redes, donde resulta un peligro inminente e irreversible para quienes lo sufren.

Una solución para proteger a las víctimas

A raíz del aumento de casos de acoso escolar en los centros educativos nace la idea del coordinador de bullying. El Gobierno ha decretado para el próximo curso 2022-2023 la implantación de esta figura tanto en los centros públicos como privados.

Se trata de una figura educativa que estará presente en todas las aulas de educación primaria y secundaria con el fin de proteger y respaldar a las víctimas del acoso escolar, y evitar las situaciones de violencia que se generan en los centros educativos. El plan de actuación aparece en la Propuesta sobre el plan de implementación de la Ley orgánica de Protección a la infancia y a la adolescencia frente a la violencia.

El coordinador bullying tendrá el objetivo de velar por el bienestar de los alumnos en situaciones de discriminación y violencia, creando un entorno seguro para las víctimas y, sobretodo, siendo una figura de referencia para quienes lo sufren, al que puedan acudir en busca de ayuda y protección. Hasta ahora, esta función estaba a manos de los educadores, psicólogos del centro o coordinadores educativos pero, muchas veces, resultaba insuficiente para frenar el acoso ya que no contaban con la suficiente preparación o con un plan de prevención necesario para  este tipo de casos. 

Se encargarán de crear protocolos de actuación, estudiar cada caso aislado y proporcionarle la atención psicológica y educativa que precise. El coordinador bullying tendrá la capacidad de escucharlos y empatizar con la víctimas que se encuentren en situación de peligro, así como de educar y tomar medidas contra los agresores. Será también un canal comunicativo con los tutores, a quienes informará de la situación y facilitará los mecanismos de apoyo y denuncia necesarios.

Con esta medida se pretende prevenir los casos de discriminación, acoso y violencia, una problemática creciente en las aulas. Es un plan de actuación urgente para hacer frente a los casos de violencia que viven los más jóvenes en su etapa educativa, situaciones que van en aumento en sus diferentes variantes: cyberbullying, acoso verbal y acoso físico.