Miguel Ángel Gil Marín va a enterrar temporalmente los rumores que señalaban que podía ceder parte del control del Atlético de Madrid, que va a seguir bajo su timón tras la ampliación de capital suscrita este lunes en Junta General Extraordinaria. 

El consejero delegado y primer accionista del conjunto colchonero tiene intención de liderar, de la mano de la sociedad Atlético HoldCo, la suscripción de la ampliación de capital mediante la emisión de 378.352 nuevas acciones, con un valor nominal de 8,5 euros y una prima de emisión de 178,60 euros por acción, lo que supone un total de 70.789.659,20 euros, a razón de 187,10 euros por acción. 

"Los actuales accionistas del club tendrán derecho de suscripción preferente para suscribir las nuevas acciones y, en caso de ejercitarlo, deberán desembolsar 187,10 euros por cada nueva acción suscrita, con aportación dineraria, en el plazo de un mes desde que se publique el correspondiente anuncio en el Boletín Oficial del Registro Mercantil", dice el club. 

Gil Marín asegura que el equipo colchonero pretende "conseguir un equilibrio entre la inversión en infraestructuras y mantener una plantilla competitiva" y afirma que "el nuevo entorno que se dibuja en el sector del fútbol exige seguir manteniendo, e incluso incrementando, ese esfuerzo financiero para poder seguir compitiendo, tanto en España como en Europa"

El dirigente destacó la implantación de la nueva Ciudad del Deporte y Ocio, que ya está en fase de construcción, y que a su finalización permitirá al club contar "con unas instalaciones únicas en el sector alrededor del estadio Cívitas Metropolitano". 

Gil Marín anunció que utilizará el derecho de suscripción preferente en la ampliación de capital acordada por la Junta General, lo que supone que, en los próximos días, Atlético HoldCo aportará casi 50 millones de euros al Club Atlético de Madrid. 

El empresario es propietario de más del 50% de Atlético HoldCo, sociedad que posee más del 70% del capital del Atlético de Madrid y del que son socios Enrique Cerezo y el fondo americano Ares, que inyectó más de 100 millones en la ampliación de capital de 2021 motivada por la pandemia

Atlético HoldCo podría aumentar su control en el Atlético de Madrid si Quantum Pacific, segundo accionista del club con casi el 28% del capital y propiedad del magnate israelí Idan Ofer, no acude a la ampliación (tal y como sucedió en la de 2021). 

El vehículo de inversión Atlético HoldCo está dedicado a "la tenencia, adquisición y venta, por cuenta propia, de acciones propias u otras formas de participación en el capital" del club. En el consejo de administración de esta sociedad figura un hombre de la máxima confianza de Gil Marín, Pablo Jiménez de Parga, secretario del consejo del Atlético y máximo accionista del Real Zaragoza.

No hay venta a corto plazo

El hijo de Jesús Gil, tal y como anticipó hace meses Elcierredigital.com, no quiere vender el club "porque cree que el club tiene capacidad de crecimiento a nivel económico y que el negocio está en la construcción de la nueva Ciudad del Deporte" que se erigirá junto al Wanda Metropolitano, señalan peñistas consultados por este medio. 

Gil Marín. 

La Ciudad del Deporte es el próximo objetivo de Gil Marín, feliz al ver que el Ayuntamiento de Madrid les cedía 205.000 metros cuadrados públicos a explotar por 75 años a cambio de apenas 53 millones de euros. 

Esta cantidad, según fuentes del Atlético, "es lo poco que pagará el club", ya que el complejo tendrá un coste de 258 millones de euros de los cuales aportará 192,2 el fondo CVC, puntal de LaLiga Impulso (que busca la digitalización y renovación de los clubes). 

El plan implica que el Atlético cuente con un centro de alto rendimiento, un miniestadio (con capacidad para 6.000 espectadores), una playa con olas artificiales (que podría inaugurarse en 2025), un campo de golf y diversas áreas de ocio que llenarán los bolsillos del club de Gil Marín.

Gil Marín no descarta la venta dentro de unos años

Gil Marín no pretende vender el Atlético de Madrid a corto plazo, pero en 2022 señalaba que su objetivo no era cedérselo en herencia a sus hijos: "Yo tengo una cosa clara: yo ya he hecho 58 años y si algo tengo claro en mi vida es que el paquete de acciones que yo tengo no es un bien hereditario". 

"Yo no puedo transmitir esto a mis hijos. Primero, porque lo normal es que se carguen de una parte importante del trabajo que ha hecho su padre, porque no lo conocen, y esto hay que conocerlo. Y segundo, porque encima generaría discrepancias entre ellos. Conclusión: no sé cuándo, pero en algún momento... Yo entré en el año 92, saldré en el año que sea y vendrá otro. Y ojalá que lo haga mejor que yo por el bien del club", añadió. 

Su intención dentro de unos años será vender porque "al final yo quiero ser responsable de mi gestión y que cuando yo salga de aquí, y me encantaría hacerlo bien, dejando este legado que te comento, la gente pueda reconocer ese trabajo. Yo soy responsable de mi trabajo, no puedo ser responsable del trabajo de otro. Y lo que tengo que hacer es terminar este proyecto que inicié, que para mí concluye con todo el proyecto que estamos hablando". 

Así se hicieron Gil y Cerezo con el Atlético

Tras la muerte de Vicente Calderón, en las elecciones a la presidencia del Atlético de Madrid de 1987, Jesús Gil arrasó del brazo de Paolo Futre, y cinco años después, con ayuda de Cerezo, el empresario cometió los delitos de apropiación indebida y estafa al hacerse con el control del Atlético de Madrid en 1992 sin desembolsar ambos ni una sola peseta. La prescripción salvó de la condena a ambos. 

Cerezo, pese a todo lo conocido, intenta lavar la imagen de Gil y Gil: "Hace más de 35 años que conozco a la familia Gil, desde Jesús Gil padre, hasta el hijo pequeño, pasando por primos, tíos, sobrinos y amigos que tenemos en común. Siempre he dicho que Jesús Gil ha sido una persona fantástica, un hombre serio, trabajador y una persona que ha tenido una personalidad muy acusada, que a lo mejor había personas a las que no le gustaba, pero, en cambio, a otros sí".