El escritor Antonio Gala definía el poder como algo, que al igual que sucede con el nogal, no deja crecer nada bajo su sombra. Bajo la penumbra del poder y el dinero ha vivido durante años Alberto Linero. Alberto se hizo popular tras ser el primer militar gay en casarse en España.

Ser homosexual dentro de un ambiente tan hostil y recto ha sido para él como andar sobre un fino alambre, donde las caídas eran diarias. Todavía aquellas heridas de guerra siguen sangrando.

Pero las luces del éxito y la fama le ha reportado grandes satisfacciones como conocer a grandes nombres del fútbol, de los negocios o de la política. Aunque alguno de ellos solo se acercaba a Alberto para sucumbir a sus sueños sexuales y que mediante efectivo podían conseguirlo.

Hoy Alberto Linero acude a El Cierre Digital para verbalizar lo que ha silenciado bajo la sombra de los poderosos.

- Alberto, en una entrevista contabas tu dura experiencia en el Ejército. ¿Cómo fue?

- Fue una etapa muy dura. Prácticamente a diario me machacaban psicológicamente con el tema de mi homosexualidad. Recibí muchos insultos por eso.

- ¿Qués es lo más duro que oíste?

- Que si me había curado mi enfermedad, haciendo referencia a la homosexualidad.

- ¿Y tú como reaccionabas?

- Solo me quedaba como vía llamar a la Policía Militar y que ellos se encargaran.

- ¿Cuál es el recuerdo que más te haya marcado y que todavía lo tengas presente?

- Sin duda uno cuando el pater de la base, al quedarnos solos en la cafetería, me hacía proposiciones indecentes.

El día de la boda de Alberto Linero.

- ¿Lo denunciaste?

- Claro. Un día quedé con él en una sauna gay para poder captar pruebas con el fin de demandarle. Allí dentro me proponía que me cambiaría de sitio dentro de la base a cambio de tener algo con él.

- ¿Te has puesto en tratamiento psicológico?

- Por supuesto. Si no es por eso uno no puede vivir con contantes insultos y amenazas.

- Después te haces popular y según contaste en otros medios de comunicación las proposiciones sexuales no acaban. Y que venían por parte de futbolistas, empresarios...

- Las proposiciones siempre las he tenido. La fama me condujo a trasnochar con gente conocida y gente influyente. Me veían en algún programa de televisión y me decían que alguien me quería conocer y yo pues no me negaba. Hablábamos, y una cosa conducía a otra, y al final acababa aceptando y yendo a casa de algún futbolista, por ejemplo, y teníamos sexo.

- ¿Esto te ha supuesto algún problema?

- Claro, sin ir más lejos perder a mi pareja. Por aquel entonces estaba casado. Y emocionalmente también te pasa factura. Con el tiempo descubres que solo eras un juguete en sus manos. Un trofeo que solo podían obtener con dinero.