La Guardia Civil realiza en nuestro país una tarea completamente imprescindible para proporcionar a los ciudadanos una correcta seguridad y permitir el apropiado desarrollo de la sociedad. Para cumplir con sus labores diarias, los agentes cuentan con la ayuda de herramientas y material adecuado pero, en los últimos años, han sido testigos de un descenso en el número y en la calidad del material que utilizan, una circunstancia que puede afectar gravemente al correcto desarrollo de sus funciones.  

El primer problema de los trabajadores de esta fuerza de seguridad está relacionado con los chalecos antibalas. Según los cálculos de los sindicatos, en España faltan hasta 25.000 chalecos en una plantilla que asciende a los 50.000 trabajadores, lo que significa que disponen de un chaleco antibalas para cada dos agentes.

La causa principal de esta situación fue la retirada de 14.000 chalecos que ya habían cumplido su vida útil a finales del pasado año. Los antibalas que utiliza la Guardia Civil tienen una vida útil de diez años por lo que, debido a que fueron adquiridos en el año 2010, continuar con su uso habría supuesto un gran riesgo para los agentes. Antes de la retirada de este material calculan que ya existía un déficit del orden de 11.000 chalecos, que sumados a los retirados hacen una cifra total de 25.000.

Guardia Civil utilizando su chaleco antibalas.

La solución a este problema no parece que vaya a producirse en un periodo corto de tiempo ya que, según los trabajadores del propio cuerpo, no se podrá dotar a cada agente con un chaleco como mínimo hasta el año 2023. Además, afirman que todavía no han recibido las pistolas táser que el Ministerio del Interior adquirió en el año 2019, ni se les ha dado la formación necesaria para su correcta utilización.

La respuesta recibida por parte de la directora de la Guardia Civil, María Gámez, es que “no existe escasez de medios” ya que “se dispone de los chalecos que son necesarios para los desarrollos de las actividades del cuerpo”. Con esta afirmación, Gámez deja claro que dotar a cada agente con un chaleco no es una prioridad ya que, al contrario que los trabajadores, considera que compartir chaleco antibalas no supone ningún problema.

La falta de material individual no es el único problema que sufren los trabajadores de la Guardia Civil pues, hace tan solo una semana, la Asociación Unificada de Guardias Civiles de Madrid ha denunciado el “lamentable estado” en el que los agentes realizan sus ejercicios de tiro. Estos entrenamientos tienen lugar en medio del monte y el campo de tiro no está equipado con aseos, imprescindibles para cualquier trabajador. 

Agentes de la Guardia Civil realizando prácticas de tiro.

Por otra parte, los agentes también han denunciado el mal estado en el que se encuentran los vehículos que deben utilizar. Actualmente, existen coches de Guardia Civil con más de once años de antigüedad y, según explican miembros del cuerpo, los automóviles que adquieren los responsables de esta labor no sirven para patrullar.

En este sentido, la directora Gámez ha anunciado que a lo largo de este año se realizará una inversión de más de 31 millones de euros para adquirir 1.100 vehículos y comenzar así con la necesaria renovación que estos trabajadores necesitan y que llevan reclamando durante tanto tiempo.