El día 31 de julio de 2021 se cumplirá un año y medio desde que se detectó el primer caso de coronavirus en España. El balance que esta pandemia ha dejado en nuestro país hasta la fecha ha sido de más de 80.000 muertos y un total de cuatro millones de casos confirmados, una cifra que, pese a la gran cantidad de vacunas administradas, sigue aumentando día a día.

Las personas que padecen secuelas por culpa del Covid-19 están sufriendo las consecuencias directas de la enfermedad pero, desgraciadamente, la pandemia ha causado indirectamente otros problemas que no han alcanzado tanta repercusión en los medios de comunicación. Uno de ellos ha sido el deterioro de la salud mental de una gran cantidad de personas.

La Fundación ANAR (Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo) ha publicado recientemente su informe anual 2020, en el que muestra cómo las autolesiones e ideaciones suicidas, la ansiedad, la depresión y los trastornos de alimentación en menores de edad han alcanzado cifras récord a causa de la pandemia.

Niña testigo de una discusión de sus padres.

Tal y como afirma el director de programas de la Fundación, Roberto Ballesteros, la pandemia ha generado “un cóctel molotov” en los hogares debido al confinamiento del núcleo familiar en un espacio pequeño, a la presión en las familias por los problemas económicos, al miedo a la enfermedad y al duelo por la pérdida de seres queridos. Esta serie de factores provocó que, durante el año 2020, la Fundación ANAR tuviera que atender un total de 166.433 llamadas de ayuda en toda España y que muchos de los problemas que sufrieron los niños y adolescentes de nuestro país se dilataran en el tiempo.

De las llamadas que recibió la fundación, 11.761 fueron diagnosticadas como casos graves y otras 2.277 provocaron la intervención de emergencia por parte de las autoridades pertinentes debido a su extrema importancia. Este último dato supone una media de seis intervenciones de emergencia diarias, lo que aumenta un 39,1% los casos de urgencia alta y un 55,6% los de máxima gravedad con respecto al informe anterior.

Pero no son los únicos datos que han aumentado drásticamente como consecuencia de la pandemia ya que, durante el confinamiento, la ideación suicida entre los niños y adolescentes se vio acrecentada un 244,1%, la ansiedad un 280,6% y la depresión un 87,7% con respecto al año 2019.

Campaña de la Fundación ANAR

La popularmente conocida como nueva normalidad también agravó una gran cantidad de problemas. Durante las primeras salidas, los trastornos de alimentación experimentaron un aumento del 826,3% y, durante la vuelta a los centros educativos, las autolesiones y la agresividad de los estudiantes de nuestro país alcanzaron cifras nunca antes conocidas.

Debido al incremento del uso de Internet a lo largo de los diferentes confinamientos decretados por el Gobierno, los delitos asociados a la tecnología como el ciberacoso o la pornografía infantil aumentaron ligeramente, un hecho que se unió a las dificultades relativas a la separación, custodia y régimen de visitas de los padres divorciados y al aumento del 307,2% de las consultas acerca de ayudas sociales y pobreza infantil.

Estos datos han obligado a ANAR a publicar una serie de recomendaciones que permitan reducir el número de casos de niños y adolescentes que sufren problemas de salud mental, entre las que destacan la incorporación de un mayor número de profesionales de la salud mental en nuestro país, la declaración de los servicios destinados a la prevención, detección y protección de los menores contra la violencia como servicios esenciales o la agilización en la creación de los Juzgados especializados en la infancia y la familia.