El juicio por el crimen de María del Carmen Martínez, viuda de la CAM, sigue sin resolver las numerosas incógnitas que planean sobre él. Casi una semana y media después de su comienzo los testimonios de acusadores y testigos no han aportado pruebas sobre la implicación de Miguel López, yerno de la fallecida y único imputado por el crimen.

El pasado jueves se esperaba con interés la declaración de Brahim El Gharroubi que aclaró que ni él ni su hermano tuvieron nada que ver con el asesinato. La tarde del crimen ambos estuvieron en el concesionario donde Mari Carmen Martínez encontró la muerte. Ellos querían comprar un vehículo de segunda mano.

Sus nombres salieron a relucir en la investigación por boca de Jesús Tavira, propietario de un desguace cercano y a quien la Policía interrogó hasta en tres ocasiones por su relación con el acusado Miguel López aunque finalmente no lograra imputarle por ningún hecho.

Mari Carmen Martínez.

Durante las declaraciones policiales Tavira se refirió a ellos como "unos moros" ante los que  la trabajadora que atendía el concesionario se mostraba inquieta: "Había allí unos moros y me quedé un rato porque vi a Cristina (una empleada del concesionario) agobiada", explicó. Durante la semana pasada Tavira declaró en el juicio y dijo que la tarde del crimen coincidió con los magrebíes -que esa misma mañana habían estado en su negocio- en el concesionario y les dijo que se marcharan porque allí no iban a encontrar un vehículo por los 4.000 euros que ofrecían.

Sin embargo, El Gharroubi dio otra versión al afirmar que "Tavira no nos dijo nada de eso sólo me avisó, cuando yo salía de la tienda, que mi hermano me estaba llamando desde dentro" e indicó que "conoce a este hombre desde hace más de 16 años" porque tiene el desgüace en su barrio y él es mecánico. Ambos magrebíes fueron interrogados por la Policía y se les practicó pruebas de ADN para cotejar con las muestras obtenidas en el lugar del crimen.

Durante la misma sesión también prestaron declaración en calidad de testigos el médico y el enfermero del SAMU que se desplazaron al concesionario Novocar la tarde del crimen. Ambos han certificado que a su llegada, Mari Carmen Martínez ya estaba muerta y que no pudieron hacer nada por salvar su vida. El viernes comenzarán a declarar los policías que investigaron el asesinato, cuya resolución parece estar más lejos que nunca.