En pleno ecuador de la Semana Santa, además de las tradicionales imágenes y pasos, la ciudad de León se prepara para conmemorar la muerte del popular Genaro –más conocido entre los leoneses como Genarín–. Después de dos años de parón por la pandemia, vuelve la procesión pagana nocturna de origen real que coincide con la celebración del Jueves Santo, que abre el Triduo Pascual. 

Genarín fue un hombre dado a la “mala vida”. Su profesión fue la de pellejero, aunque se le conoce más por sus borracheras bien regadas de orujo y su afición a frecuentar burdeles y partidas de tute. A pesar del regreso de la Semana Santa, este año la imagen y el paso de Genarín no verán las calles como de costumbre. Según los cofrades de este personaje, las celebraciones se reducirán a la tradicional cena de la hermandad, dejando a un lado la convocatoria popular y el mítico acto en la muralla romana de la ciudad de León.

El protagonista de la noche de este jueves era bien conocido en la capital leonesa, sobre todo en los ambientes bohemios, por los que se movía. La historia se remonta a la madrugada del 29 al 30 de marzo de 1929, coincidiendo con el Jueves Santo. La fecha era sobria, pero no para Genarín. La tragedia sobrevino cuando “la Bonifacia” (el primer camión de la basura de la ciudad), ávida en su tarea de recoger los desechos, no vio que Genaro estaba orinando justo en el lugar que se disponía a despejar y, por desgracia, lo atropelló

Cuatro hombres, Nicolás Pérez “Porreto”, Francisco Pérez Herrero, Eulogio “el gafas” y Luis Rico, conocidos como 'los evangelistas', no quisieron dejar a tal personaje en el más triste de los olvidos y, en la noche de Jueves Santo del siguiente año a la penosa muerte del susodicho, decidieron hacerle un homenaje. Así pues, practicaron las costumbres de Genarín, "procesionando" de burdel en burdel y de tasca en tasca.

Como a todo "santo", se le atribuyen no uno, ni dos, sino tres milagros. A saber: la redención de la prostituta que lo halló sin vida, que dejó su carrera y volvió a su tierra natal, Lugo; la Cultural Leonesa que marcó un gol, tras una penosa temporada. El partido iba mal encaminado, pero uno de los Evangelistas reclamó la benevolencia de Genarín y, milagrosamente, al sacar el balón el portero del equipo adversario, el Hércules, sin saberse cómo, el balón viró en el aire y se introdujo dentro de su portería. Y, por último, la curación de un enfermo de riñón que, al sentirse muy indispuesto en el cubo de la muralla, en el lugar donde Genarín fue atropellado, se dispuso a orinar, dándose cuenta de que había eliminado una piedra del tamaño de una nuez, tras lo cual, su enfermedad renal se curó.

Una procesión que crecía año a año

Año tras año, la procesión fue teniendo más concurrencia hasta que, en 1957, se prohibió. Los rumores cuentan que ese año, la procesión religiosa y la pagana se cruzaron, siendo la de Genarín mucho más numerosa de manera evidente, circunstancia que no gustó al clero y a las autoridades franquistas. Cuentan que a raíz de aquello, el gobernador civil, Carlos Arias Navarro, prohibió la procesión. Como suele ocurrir, la prohibición la hizo aún más popular.

La Mocha.

En 1981, el conocido escritor Julio Llamazares recoge, en el libro El Entierro de Genarín: evangelio apócrifo del último heterodoxo español, la historia de Genarín, las primeras procesiones y los poemas leídos en ellas. Constituye la piedra angular desde la que se desarrolla, posteriormente, la liturgia genariana.

A partir de 1990, la procesión volvió a salir a las calles y así continúa hasta nuestros días. Cada Jueves Santo, los devotos y cofrades de san Genarín van tras sus pasos: La Cuba, la imagen de Genarín, la Muerte y la Moncha (prostituta que lo encontró tras el fatal atropello), escoltados por los cuatro cabezudos en representación de los Evangelistas, todo esto regado por buen orujo y entonando los cánticos y versos dedicados a su imagen.

La Procesión del Entierro transcurre por varias zonas del Barrio Húmedo leonés: el primer punto es la calle la Sal; el segundo, en la Catedral de León; el tercero, siguiendo por la calle del Cardenal Landázuri y; traspasando la Puerta del Castillo o lo que es lo mismo el “Arco de la Cárcel”, se comparece en la última parada del trayecto, el cubo de la muralla donde Genaro se encontró con la muerte.

Para finalizar, el Hermano Colgador deja las ofrendas: el pan, el queso, las naranjas, la corona de laurel y una botella de orujo en lo más alto de la muralla, último paso de la comitiva.

En la actualidad, es uno de los eventos, en la austera Semana Santa leonesa, que congrega a miles de fieles venidos de toda España y parte del extranjero para homenajear al santo popular.

Paso de la muerte.

En 2009, se estrenó en León y Valladolid la película Bendito Canalla, un documental-ficción que recrea la vida y últimas horas de Genarín, además de otras historias paralelas, como el homenaje que le llevaron a cabo compañeros de correrías y tropelías, mostrando la vida nocturna, intelectual y crápula durante los años de la dictadura de Franco y relatando, finalmente, cómo se hacen en la actualidad las celebraciones en torno a Genarín.

Sin duda, una forma única de vivir una procesión que convive sin ningún tipo de problemacon las expresiones más tradicionales de la Semana de Pasión.