Natalia Larrea fue elegida por la Mars Society y durante dos semanas ha sido la 'International Emerging Space Leader' de una simulación de una misión a Marte en la que también han participado siete tripulantes más. El equipo ha realizado varios proyectos, entre los que se encontraban distintas observaciones astronómicas, estudios sobre la producción de alimentos y sobre técnicas de navegación para actividades extra-vehiculares, así como vídeos de divulgación científica acerca de la exploración espacial. 

La tripulación del experimento espacial  

En todo ese tiempo, no ha existido apenas comunicación con el exterior salvo para comunicación con el control general de la misión para la validación de la planificación de las operaciones diarias y el envío de resultados e informes científicos.

Según ha asegurado Natalia Larrea, “ha sido toda una aventura” que ha compartido, entre otros, con un antiguo militar del ejército de Estados Unidos que ha ejercido de Oficial Ejecutivo de la misión, y con  otra española, ingeniera de tripulación. 

La misión ha realizado diversos experimentos encaminados a explotar los recursos de la superficie de Marte. 

En la actualidad, Natalia Larrea trabaja en Montreal (Canadá) como consultora senior en Euroconsult, una firma de consultoría enfocada en el sector espacial. Antes, trabajó como ingeniera de sistemas en MDA Corporation y como investigadora asociada en Ames Research Center de la NASA, en el campo de la exploración planetaria. Larrea también participó en el programa de la NASA Academy, convirtiéndose en la primera española en participar en el programa. Además, la joven trabajó en la Agencia Espacial Europea (ESA) en el campo de astronomía.

Larrea ha sido galardonada con múltiples premios y reconocimientos a nivel mundial, en 2018 fue incluida en la prestigiosa lista '35 under 35' del International Institute of Space Commerce (IISC), que reconoce a las mejores jóvenes promesas del sector espacial de todo el mundo.

Lo más difícil de la misión: vivir con recursos limitados 

La ingeniera ha afirmado que lo más difícil de este entrenamiento fue acostumbrarse a vivir con recursos limitados, como el agua o la comida, que es enlatada y deshidratada, aunque ha subrayado que, en general, no tuvo que enfrentarse a ningún desafío extremo.

Parte de la base espacial instalada en el Desierto de Utah (EEUU) donde se llevó a cabo el experimento.

Todas las acciones del experimento como la toma de muestras geológicas del desierto, la realización de observaciones astronómicas e incluso el intento de cultivar plantas en un invernadero que existe en la base, forman parte de un proyecto general superior.  Y es que,  ha explicado Larrea, “la idea es que, si un día llegamos a Marte, utilicemos los recursos de su superficie”. Además, este tipo de simulaciones sirven para la creación de guías y protocolos de operaciones para ser usadas en futuras misiones. Sin embargo, como advierte la ingeniera, aun se tienen que producir desarrollos tecnológicos para que estas misiones sean una realidad.

Pero el plan está ahí. Natalia Larrea confirma que “el enfoque de todas las agencias espaciales, y también en el sector privado, es volver a la luna para establecer allí una presencia estable en la próxima década como paso intermedio a las misiones tripuladas a Marte, que se planean para la década de 2030”.