Alejandro Talavante, ese torero al que siempre hay que esperar a pesar de sus desigualdades, está de vuelta. En la tarde venteña, que iba cuesta abajo por el mal juego de los toros de Juan Pedro Domecq, ha cuajado al quinto toro, un animal que prometiendo poco de salida por la enormidad de sus hechuras, rompió en la muleta del torero extremeño, ayudado por las muñecas, santo y seña de este torero. Fue una faena pletórica de inspiración y verdad, bella y emotiva, de un torero que tiene una mano izquierda que es de las mejores del escalafón, si no la mejor.

El quinto era una mole de 672 kilos, aunque fue el menos aparatoso por delante del encierro. No eran sus hechuras de toro fino, y sí de toro basto. Buenas las verónicas de recibo de Alejandro Talavante, le echaba el capote y el animal metía con clase la cara en él. Bravo el astado en el caballo.

Por estatuarios inició su faena Talavante e inmediatamente lo llevó con la zurda en lo que fueron tres naturales de mucha expresión, rematados con el de pecho. Citó con la diestra para el cambio de mano y una serie de mucho eco, el animal la seguía encelado por abajo y el torero lo llevaba, muy embraguetado. Lucía la profundidad de ese toreo, y la ligazón porque los muletazos tenían remate, ese final, cuando un giro de muñeca deja colocado al toro para ligar el siguiente.

Con la diestra, soberbios los derechazos, la arrucina, el cambio de mano, el natural y el de pecho. Al natural otra vez, enorme el toreo que iba desgranando el extremeño, tres molinetes por abajo ligados. Y el postre fueron cuatro muletazos con la rodilla genuflexa, en redondo, bellos e inmaculados de verdad y expresión. 

Talavante en la Feria de San Isidro de Las Ventas.

Se perfiló para matar Talavante en la suerte contraria, y tal vez la bravura del toro pedía la suerte natura. La estocada cayó baja y lo que habrían sido dos orejas clamorosas quedó en una. Mas allí había estado ese torero que a veces sorprende, y cuya inspiración y desgarro encandiló esta tarde a Madrid.

Menos exagerado que ese quinto e incluso bonito fue el primero de Talavante. Lo recibió por delantales, chicuelinas, la media y una rebolera. Desigual en el caballo.

Con la muleta, de rodillas Talavante en los medios, en redondo de esa guisa. Al natural en el tercio. Serie larga, de uno en uno, dificil correrle la mano hasta el final, derrotaba. Con la diestra se defendía. Toro deslucido. 

Pablo Aguado y su sinfonía con el capote

Tuvo un mal lote Pablo Aguado, y solo lució en algunos pasajes de la lidia que dio a sus dos toros, especialmente con el capote, con el que es uno de los mejores intérpretes de la torería actual. 

Ya en su primero dejó su impronta. Se salió a los medios a por el toro, se hizo con él y lo lanceó a la verónica. Hermoso toreo, medido y despacioso, y muy bella la media. Morante, que había sido abroncado en el toro que abrió plaza, salió a hacer el que siempre se ha conocido como “quite del perdón”. Fueron tres verónicas, dos soberbias, y la media. La respuesta de Pablo Aguado fue un quite por chicuelinas, elegantísimas, lentas y bellas. Nada dé recortes, lances en los que el astado iba toreado.

Pablo Aguado.

Fue muy delicado el comienzo de faena del sevillano, dos trincheras y dos pases de la firma, el molinete, el natural y el de pecho. Quiso seguir en redondo, pero el juanpedro salía distraído mirando a las tablas, o a las nubes.

Bizco del izquierdo, el pitón derecho del sexto parecía una guadaña. Grande de estampa, basto, 643 kilos de toro. Deliciosas otra vez las verónicas de Pablo Aguado en los medios, a compás, con el remate de una bellísima media. Buena pelea del animal en el caballo, cobró tres puyazos.

Ayudados por alto con esa cintura que engrandece el muletazo, hermoso inicio de faena, pura delicadeza, y dos ayudados kiikirikeros tan sevillanos. El toro se vino a menos y la faena no tomó cuerpo. 

Mal lote el de Morante

Morante no tuvo su tarde. No se dejó su primero de torear con el capote. Comenzó su faena como hace a menudo, dos por alto, la trinchera a media altura, el pase de la firma y el molinete. Brusco el animal en redondo. Le hizo un extraño e inexplicablemente se fue a por la espada. Bronca.

Tambien resultó un imposible torear con el capote al cuarto, no humillaba y se quedaba corto.

Morante de la Puebla.

Fue un animal brusco en la muleta, derrotaba al final del muletazo, un toro desclasado con el que el de La Puebla se puso pero no lució. 

FICHA DEL FESTEJO.- 6 toros de Juan Pedro Domenq, cinqueños todos y enormes de grande. De brusca embestida el 1°, que casi no se vio; aspero y deslucido el 2°; muy desrazado el 3°; deslucido el 4°; bravo y enclasado el 5°; muy pronto a menos el 6°. Pesos: 586, 578, 597, 593, 672, 643.

Morante de la Puebla, de tabaco y oro. Dos pinchazos, un tercero agarrado y descabello (Bronca); media baja y perpendicular y casi entera (Silencio).

Alejandro Talavante, de blanco y oro. Dos pinchazos, estocada y descabello (Silencio); estocada caída (Oreja).

Pablo Aguado, de verde botella y oro. Estocada y tres descabellos (Silencio); dos pinchazos y descabello (Silencio).

Plaza de Toros de Las Ventas. Lleno de “No hay billetes”