25 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

Mientras la consorte de los Países Bajos ha hecho de su aparente espontaneidad su éxito, la española se caracteriza por su autocontrol y su rigidez

La Reina Máxima de Holanda cumple cincuenta años: Las claves de una mujer opuesta a Letizia Ortiz

Los Reyes de España y los de Holanda.
Los Reyes de España y los de Holanda.
Hace cincuenta años nació en argentina la que es hoy la consorte más valorada de Europa. Una argentina que llegó a convertirse en la mujer de Guillermo de Holanda y a conseguir que un temperamento latino se convirtiera en admirado por un pueblo con carácter completamente distinto. Su política de dar una imagen de cercanía, opuesta al de la Casa Real española, ha hecho que su popularidad no haya dejado de crecer desde que se casó culminando con su llegada al trono en 2013.

En 1999, Máxima Zorreguieta era una niña bien argentina que ya destacaba por dos elementos que la harían muy popular en la vida social: su simpatía y una gran capacidad para hacer sentir bien a los que estaban con ella. Gracias a este carácter, a sus 28 años disfrutó plenamente de una Feria de Abril donde demostró sobradamente su don de gentes. 

Poco podía imaginarse Máxima que su ascensión social iba a conducirla a algo aparentemente imposible para una americana, emparentar con una monarquía de la antigua Europa. La historia entre el ciclón Zorreguieta y el entonces Príncipe heredero de Holanda, Guillermo, comenzó entre casetas de la popular feria sevillana y devino en una relación sentimental que tuvo clara tras reflexionar durante semanas si enrolarse en su aventura holandesa o seguir su relación con Dieter Zimmermann, el alemán con el que salía desde hacía unos años, y con su vida laboral en Nueva York, donde trabajaba en la Bolsa. Sin embargo, pronto decidió seguir sus instintos y la relación, que sorprendió a la prensa del país centroeuropeo, siguió su curso no exenta de problemas. 

Aunque el carácter de Máxima contrastaba con lo que estaban habituados los holandeses, pronto se dejaron seducir por la personalidad de una mujer que consiguió que incluso se viera en público una actitud mucho más relajada a la entonces soberana del país, la Reina Beatriz, caracterizada por un gesto adusto y poco amiga de la prensa de su país que tradicionalmente ha llevado la libertad de información al límite de lo aguantable para una monarquía. 

Máxima Zorreguieta en su juventud. 

Guillermo y Máxima se casaron el 2 de febrero de 2002 y lo hicieron sin la presencia de sus padres. A pesar de que el pueblo holandés empezó a quererla enseguida, había una mancha en su biografía que mantenía reticencias en los ciudadanos. Su padre, Jorge Zorreguieta, había ocupado la cartera de Agricultura durante la dictadura militar de Videla en Argentina. Holanda, el país de Ana Frank, no estaba dispuesto a que su futura Reina tuviese vínculos con una dictadura.

La polémica recordó a la que se desató 35 años antes cuando la entonces Princesa Beatriz anunció su compromiso con un alemán, Klaus, que había formado parte de las Juventudes Hitlerianas. Entonces, hubo protestas en las calles y se temió un atentado durante la boda. Para evitar situaciones similares, a finales de 2001 el Gobierno y el Parlamento neerlandés anunciaron que el señor Videla no estaría presente en la boda de Máxima. Su madre decidió quedarse en Buenos Aires con su marido. Máxima lloró durante la ceremonia cuando, en homenaje a su país de origen, sonó un tango. 

Desde entonces, su éxito social no ha cesado. Llegó a identificarse plenamente con la sociedad holandesa y la convirtieron en una de las Princesas de las nuevas generaciones más queridas de Europa, con una política de comunicación basada en la idea de proximidad. En su nuevo cargo, Máxima volvió a utilizar las armas que la acompañaron a lo largo de su vida. 

De Argentina a Holanda

Máxima Zorreguieta nació en Buenos Aires el 17 de mayo de 1971. Su padre, Jorge Zorreguieta, era descendiente de vascos y su madre, Carmen Zerruti, de italianos. Una mezcla de orígenes habitual en Argentina, considerado junto a Uruguay como el país más europeo de América Latina. 

Boda de Máxima y Guillermo 

Jorge se casó en primeras nupcias con la escritora Marta López Gil con quien tuvo tres hijas: María, Ángeles y Dolores. Luego entró en su vida Carmen Zerruti, con la tendría otros cuatro hijos: Máxima -la mayor-, Martín, Juan e Inés, que falleció en 2018 a los 34 años. 

Máxima se crió en un barrio bien de la capital argentina, Recoleta, y tuvo la educación que se espera de una chica de la clase alta bonaerense formándose en el instituto bilingüe Northland School. En 1988 ingresó en la Universidad Católica Argentina y se licenció en Ciencias Económicas. 

A principios de los noventa empezó su carrera profesional en varias empresas de su país natal. Sin embargo, decidió ampliar horizontes trasladándose a vivir a Nueva York donde trabajó en HSBC James Capel Inc. Luego daría el salto a Deutsche Bank ocupando el cargo de vicepresidenta de Ventas Institucionales para América Latina. Cuando, después de meses de dudas, decidió luchar por su relación con el Príncipe Guillermo se trasladó a la sede del banco en Bruselas (Bélgica) para estar más cerca de su novio. 

Este cambio de aires supuso para ella un tour de force para conocer la mentalidad centroeuropea y el nuevo terreno en el que se movería su vida. El hecho de ser argentina la predisponía a adaptarse mejor a un país como España con el que tendría una especial relación. 

Letizia y Máxima

Tras su matrimonio principesco y su acceso al trono holandés en 2013, la relación con España y con sus homólogos españoles sería mucho más cercana. En 2010, durante el Mundial de Sudáfrica, los matrimonios compartieron palco en un partido que enfrentaba a las elecciones de ambos países. Letizia se mantuvo comedida durante el partido mientras que Máxima, una vez más, sorprendió para bien a los holandeses vibrando con cada gol del equipo nacional. 

A pesar de la cercanía entre las dos parejas, el papel de ellas siempre ha sido percibido de manera muy diferente. La política de, aparentes, puertas abiertas de Máxima de Holanda contrasta de manera directa con la obsesión por la privacidad de Letizia. Tanto se evidenciaba esta diferencia que Carmen Rigalt llegó a hablar de la "Reina Máxima y la Reina Mínima". 

Lo que para Letizia y Felipe han sido dificultades con la sombra permanente de los escándalos del Rey Emérito, la transición hacia la corona de Guillermo y Máxima se ha producido más cómodamente. A pesar de todo, la crisis del coronavirus ha traído las primeras críticas a los monarcas holandeses. Sin embargo, salieron de nuevo al paso a través de un mensaje de perdón a la nación. Hacer de los medios sus colaboradores siempre ha sido uno de los elementos de Máxima frente a la ley del silencio de Letizia. 

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