16 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

En 1997 la actriz denunció un robo en su casa en el que, según ella, buscaban vídeos y grabaciones de audio que implicaban al entonces Jefe del Estado

Bárbara Rey, la vedette vuelve a ser protagonista del culebrón real del verano

La vedette Bárbara Rey.
La vedette Bárbara Rey.
La actriz Bárbara Rey mantuvo durante varios años una amistad con Juan Carlos I. Un historia que siempre fue un secreto a voces entre políticos, empresarios y directores de medios de comunicación. Una historia de pasión que podría habernos costado muy cara a los españoles cuando en 1997 se desató una extraña historia de vídeos íntimos, robos sin esclarecer y supuestos chantajes al monarca, un hombre nunca caracterizado por la prudencia y cautela en sus relaciones íntimas. Ahora Bárbara vuelve.

La historia de Bárbara Rey y Juan Carlos I ha estado rodeada siempre de rumores y leyendas. Durante años se hablaba de esta historia en voz baja o usando curiosos circunloquios. Se hablaba  de la actriz y “la alta personalidad del Estado”. Así, en abstracto. Ahora Bárbara regresa a la actualidad tras conocerse los nombres de varias amigas de Juan Carlos I, el todavía Rey Emérito.

La historia se hizo pública cuando en junio de 1997 la actriz anunció a bombo y platillo que habían entrado a robar en su casa. Según declaró, habían entrado buscando material sensible que afectaría a la consabida “alta personalidad del Estado”. Bárbara, además, señaló a un nombre propio, Manuel Prado y Colón de Carvajal, íntimo amigo del Rey, con lo que la gente rápidamente  ató cabos. Prado y Colón de Carvajal, descrito por Carmen Rigalt como “el manco con la mano más larga de todo Madrid”, fue utilizado para el Rey como enlace para todo tipo de aventuras, incluidas las políticas. Como tantos otros amigos del monarca en los 90, acabó sentado ante un tribunal de justicia.

La relación con Juan Carlos I había comenzado a principios de la Transición. Se hicieron amigos por medio de Adolfo Suárez, otro amigo de la actriz en una etapa en la que ella apoyaba al líder de UCD. La relación, iniciada a comienzo de los 80, continuó de manera intermitente a lo largo de muchos años. Hasta que un buen día, en junio de 1994, don Juan Carlos de manera sutil le hizo saber que la historia había acabado. Sin embargo, no iba a ser todo tan fácil. Según algunas fuentes, la murciana había supuestamente grabado varias conversaciones con el monarca.

Bárbara Rey en los 70. 

La discreción nunca ha sido uno de los mejores atributos de Juan Carlos de Borbón, y con su supuesta amante hablaba sin tapujos de todos sus problemas, incluyendo aspectos íntimos sobre la Reina y el golpe militar del 23-F. Durante esos años, parece que Bárbara Rey recibía de los fondos reservados del Ministerio del Interior unas atribuciones de entre uno y dos millones de pesetas, pero según algunas fuentes podrían ser más. Más tarde, los agentes del CNI le abrieron una cuenta bancaria en el Kredietbank de Luxemburgo, donde ingresaron 26'3 millones de pesetas, según publicó Ok Diario en enero de 2017. Sin embargo, los ingresos se cortaron cuando la relación se interrumpió. Fue cuando ella intentó llegar a un acuerdo indicando que tenía material gráfico y audiovisual que podía comprometer al Rey.  Una historia que no ha sido explicada aún del todo y que la actriz nunca ha querido desvelar. 

Lo cierto es que entre 1994 y 1996, la actriz recibió altos honorarios de TVE por presentar Esto es espectáculo junto a Ramón García. El programa se mantuvo hasta la llegada del PP al poder. Parece ser que entonces la actriz retomó sus peticiones directas de dinero.

Un robo nunca esclarecido

En los primeros meses de 1997 entró en el entorno de la actriz una curiosa mujer, Cristina Ordovás, la marquesa de Ruiz de Castilla, un personaje siniestro cuya relación con los Servicios Secretos españoles nunca ha estado del todo clara. Fue esta amiga quien se encargó de hacer salir a la actriz de su casa la noche en la que supuestos agentes del CESID (hoy CNI) entraron en su chalé. La excusa era que a la actriz le entregaban el premio Bombín de Plata.

Bárbara presentó varias denuncias en una comisaría de Boadilla del Monte, hasta que la tercera, en junio de 1997 saltó a los medios. El escándalo recorrió todo el país. Bárbara confesó estar recibiendo amenazas de muerte. La actriz aseguró que lo contaría todo en el programa Tómbola. Aunque viajó a Valencia, desde donde se emitía el programa, Bárbara nunca entró plató, aunque sí cobró por su intervención. Sólo el diario Levante recogió una rueda de prensa posterior de la actriz en la que ésta acusó de nuevo a “altas personalidades” de querer vetarla.

Pronto llegó la calma y Bárbara obtuvo un ventajoso contrato para presentar un programa de televisión en Canal 9 durante cinco años. Lo que ocurrió en ese tiempo nunca se ha sabido del todo. Varios autores han dado su versión, como Jesús Cacho en El negocio de la libertad o Pedro J. Ramírez en El desquite. Este último llega a narrar una escena digna de Berlanga. Según el exdirector de El Mundo, la actriz recibía mensualmente un maletín con dinero a cambio de silencio. En una ocasión, Bárbara sospechó del ruido que provenía del mismo y lo lanzó a la piscina. Al ver que no estallaba nada, se zambulló a por el dinero.

En 1997 la actriz hizo público un robo en su casa y que estaba recibiendo amenazas de muerte. 

Lo que sí parece claro es que la vedette supo moverse en el ambiguo mundo de los espías con la misma facilidad que en los platós de cine y televisión. Sorteó varias trampas y hasta tanteos de individuos de toda clase interesados en el supuesto material que la murciana tenía.

Es una historia llena de espacios en blanco que sólo la actriz puede llenar y, por ahora, parece que no está dispuesta a hablar, aunque entre líneas sí lo ha hecho en sus recientes entrevistas. Sabe que es su última baza y nadie sabe si algún día la jugará.

¿Por qué decidió grabar esos vídeos y audios? ¿Qué hay de importante en ellos? Supuestamente la actriz llegó a colocar cámaras y micros adquiridos en la Tienda del Espía para grabar sus encuentros íntimos con el Rey. Claro que, más darían de sí sus supuestas conversaciones sobre temas políticos y familiares, así como un vídeo en el que la actriz le sirve una paella en minifalda.

Muchos creen que Bárbara buscaba un chantaje a la Corona, otros que simplemente se grabó como protección. La actriz tenía muy presente que el final de otras compañeras que habían tenido relaciones con hombres poderosos no habían sido muy halagüeños, como es el caso de sus amigas Nadiuska y Sandra Mozarowsky. Sólo ella sabe hasta qué punto se arriesgó en ciertos mundos que, en teoría, le eran ajenos.

Manuel Prado de Colón y Carvajal. 

Bárbara Rey protagonizó, voluntariamente o no, uno de los episodios más oscuros del reinado de Juan Carlos I. Una historia llena de sombras, en la que la artista, María García para el DNI, conocida como Marita la Totanera entre sus amigos, demostró que tenía una inteligencia natural y un instinto de supervivencia cuanto menos sorprendentes.

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