24 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

La primogénita de Isabel Preysler llenó revistas en las décadas de los 80 y los 90 con romances con apellidos como Hohenlohe, Trujillo o Bofill

Los cincuenta años de Chábeli Iglesias: Los amores y la fallida carrera profesional de la pionera en vivir como 'hija de'

Chábeli Iglesias Preysler.
Chábeli Iglesias Preysler.
María Isabel Iglesias Preysler, más conocida como Chábeli, ha llegado a los cincuenta años con una vida sentimental estable y lejos de la atención mediática que consiguió en los años 90, siendo toda una pionera en eso de convertir un apellido en una marca registrada, el hecho de ser 'hija de' como profesión. Desde su adolescencia se especializó en rivalizar con su madre en lo de ocupar portadas de las revistas del corazón y cobrar exclusivas, aunque nunca ha llegado a destacar laboralmente.

El pasado 1 de agosto Tamara Falcó felicitaba a su hermana mayor por su cincuenta cumpleaños. Saltaron todas la alarmas. La duda estaba en si se trataba de un error de la Marquesa de Griñón o si realmente había desvelado otro de los grandes secretos de la vida de Isabel Presyler, que tal y como contamos en Elcierredigital.com, tendría un año más de los que confiesa. Siempre se ha sabido que Chábeli no nació sietemesina, sino que Isabel y su padre, Julio Iglesias, se casaron al estar ella embarazada. Una maternidad sin matrimonio era algo socialmente inconcebible en la pacata sociedad del franquismo. Sin embargo, el 1 de agosto es un mes más de la fecha que reza en los registros oficiales como el día que nació la primogénita del intérprete de Hey. 

Chábeli Iglesias y Tamara Falcó. 

El 3 de septiembre de 1971, tan sólo siete meses y escasos días después de su boda (20 de enero), nació su primera hija, María Isabel, conocida como Chábeli, en el Hospital Nuestra Señora de Cascais, en Portugal. Pero a pesar de la versión oficial, no faltó quien dudó del hecho y lo asoció a la precipitación con que se celebró la boda. De ahí el viaje a Portugal para dar a luz y evitar comentarios.

El día del parto Isabel estaba sola, aislada, apartada y sin su marido. Era el principio de su devenir con el cantante. Por entonces, el autor de Gwendoline se encontraba de gira en Albacete, actuando en el Gran Pabellón, días antes de la famosa feria septembrina de la capital manchega. El bautizo se celebró en la capital de España días después y allí actuaron como padrinos la hermana mayor de Isabel, Victoria, y su tío paterno, Carlos Iglesias.

Bautizo de Chábeli. 

Chábeli estudió en el Saint Anne´s School, donde luego también estudiaría su hermana Tamara. Por entonces, la niña pasaba los veranos en Marbella y las navidades en Filipinas, con sus abuelos maternos. Al no lograr sus objetivos estudiantiles, su madre decidió llevarla a los trece años interna a un colegio de Inglaterra. Comenzó tras el verano de 1984 sus clases en el selectivo internado de Mary Mount School. En un principio, Isabel pensó que cursara dos años consecutivos, pero las lágrimas ante su padre y las peticiones constantes a su madre surtieron efecto y al terminar el curso la sacaron del colegio.

Los catorce amores iniciales de Chábeli

Pero eso no fue ningún contratiempo para ella, muy al contrario, ya que desde entonces empezó a rentabilizar como nadie ser hija de padres famosos. Convirtió aquello en su auténtica profesión. Fue pionera en aparecer en los medios de comunicación por ser hija de alguien famoso. Desde los 14 años hasta la actualidad son numerosos los novios que ha tenido o que le han atribuido. Fue en 1985, cuando las revistas se hicieron eco de su primera amistad masculina. Se trataba de Antonio Garrigues Miranda, hijo de Antonio Garrigues Walker, abogado de renombre y que contaba con 18 años, cuatro más que ella. El joven Garrigues era campeón de España de paddle tenis, un deporte que apasionaba a la jet, entre ellos a Isabel Preysler, y Chábeli tuvo interés en conocerlo para que le diera clases. Por entonces ya había pasado de niña a mujer, como relata la canción de su padre. Pero su “relación” tan sólo duró unos cinco meses, pues se cuenta que a pesar de juventud, Chábeli ya tenía muy claras las cosas y no soportaba que Antonio, por sí mismo, fuera protagonista de reportajes y de alguna que otra portada.

En el verano de 1987 ya se hizo oficial su amistad, eso sí, con la exclusiva correspondiente, con Pablo de Hohenlohe, un chico guapetón, sobrino del príncipe del mismo apellido y nieto de la duquesa de Medinaceli, al que conoció en Marbella. Sin embargo, unas fotos robadas a la pareja en actitud muy cariñosa durante una cita en la playa del Marbella Club y, en las que parece tuvo que ver el propio Hohenlohe, hicieron que Isabel Preysler, además de impedir su publicación, prohibiera a su hija volver a ver al joven aristócrata. A raíz de esta separación, Chábeli se dejó acompañar durante algún tiempo por Alfonso Goyeneche Ordovás, hijo de los condes Ruiz de Castilla, pero aquella relación tampoco cuajó por controversias familiares sobre la publicación de una carta que la niña había enviado a su entrañable amigo Pablo.

Un año más tarde, en el verano de 1988, la policía evitó el secuestro de Chábeli durante las vacaciones de ésta en Ibiza junto a su padre, Julio Iglesias, que se encontraba descansando en el lujoso hotel “Pike´s”, una residencia de tan sólo veinte habitaciones edificada en una antigua casa de payeses en la isla pitiusa. La banda que había organizado el rapto era la del mafioso francés Jean Louis Camerini, que en noviembre de 1987, había secuestrado con éxito en Marbella, a Melodie Nakachian, la hija pequeña del millonario libanés Raymond Nakachian

El temor a otro posible intento de secuestro, como ya ocurrió con el doctor Iglesias Puga, hizo que Chábeli marchara definitivamente a Estados Unidos a vivir junto a su padre. Comenzó a estudiar en la Gulliver Preparatory School, de Miami. Fue allí donde conoció al cubano Carlos Echevarría con el que saldría hasta marzo de 1989. Este Carlos desapareció entonces de la escena y fue sustituido por otro homónimo, Carlos González, un joven dominicano que sólo consiguió entretenerla apenas cuatro meses, ya que a principios de ese mismo verano recuperó a un antiguo amigo íntimo, Pablo Fuster, hermano de Ricky, el ex novio de Isabel Sartorius, con quien se le vio pasear durante poco más de un mes. En julio de 1989, se encontró también con Pedro de Felipe, de 23 años, un estudiante de Empresariales hijo del íntimo amigo de correrías de su padre y conocido futbolista del Real Madrid.

Estos flirteos amorosos se terminaron cuando entró en escena el millonario libanés Fhadi Mudarres. Su primer gran amor. Se habían conocido en Inglaterra en la época en la que Chábeli había estado estudiando. El romance se afianzó y en la primavera de 1990 se fueron a vivir juntos a Washington, donde Fhadi estudiaba Derecho. Ella se matriculó en una escuela de arte y diseño. Contaba con tan sólo 18 años. Chábeli compró un piso con la ayuda económica de su padre, de quien era por entonces su ojito derecho, y a quien pidió parte de los 300 millones que el cantante había ganado con un spot publicitario de refrescos japoneses. Rompieron a finales de año.

Portada con Fhadi Mudarres.

Por aquellas fechas se le vinculó con Eugenio Leal, un diplomático nicaragüense de veinticuatro años que conoció en la primavera de 1991 en Washington; posteriormente, con Gabriel Simón, oftalmólogo de Miami. Más tarde, recuperó a Carlos Echevarría y, como era posible esperar, también se reconcilió con Fhadi Mudarres, con el que rompió definitivamente en las vacaciones de 1991 –de nuevo con exclusiva de por medio. En esta misma exclusiva es donde presentó a su nuevo amor, Pedro Pinto-Coelho, de veinte años e hijo del pintor del mismo nombre, al que había conocido en la casa materna cuando ella posaba para un retrato al igual que lo hizo su madre.

Sin embargo, Chábeli no quería perder oportunidades así que mientras se veía con el portugués también frecuentaba a escondidas la compañía de Miguel Báez Litri, el conocido torero; se escapaba con Ramsés Trujillo, hijo de Lita Trujillo; o aparecía en las revistas publicitando su enamoramiento de Mathias Bonder, un americano dedicado a los negocios de importación y exportación en Miami. Este fue su segundo gran amor. La relación con Mathias se dio a conocer en febrero de 1992 aunque se veían desde hacía meses.

La boda “exclusiva” con Ricardo Bofill

Fue entonces cuando apareció en su vida Ricardo Bofill Maggiora, un aspirante a play boy, hijo del conocido arquitecto catalán Ricardo Bofill Levi y de la actriz italiana Serena Maggiora Vergano, una de sus cuatro mujeres.

Boda con Ricardo Bofill el 11 de septiembre de 1993.

Fue en enero de 1993, durante un viaje a Marruecos, cuando Chábeli y Bofill se conocieron y se enamoraron, preparando de forma inmediata su vida en común. Y aunque en abril, la revista Diez Minutos anticipó la noticia de la boda, según parece por una indiscreción, que encolerizó a Chábeli, de su abuelo el doctor Iglesias, unas semanas más tarde fue, como no, Hola quien se encargó de oficializarla mediante una exclusiva posada y pagada. La fecha clave para la boda se fijaba el 11 de septiembre de 1993. El enlace se celebraría en el Taller de Arquitectura del padre de Ricardo Bofill, una antigua fábrica de cemento en Sant Just Desvern, a las afueras de Barcelona.

La boda trajo, cómo no, ganancias económicas para Chábeli, aunque algo disminuidas por el despiste de papuchi, pero ésta no se rindió y luchó por cubrir las supuestas pérdidas. Al considerarse la boda como un acontecimiento social interesante para todos los lectores de este tipo de revistas, las publicaciones del sector llegaron a un acuerdo entre todas para que se tratara de una exclusiva compartida. La agencia contratada por Chábeli, Keystone-Nemes, hizo pública la decisión de vender las mismas imágenes a todas las revistas que tuvieran interés por ellas. Al ser exclusiva compartida, no pudo sacar tanto dinero como pensaba en un principio pero aún así, consiguió treinta millones de pesetas por esas fotos. El pago de los treinta millones se repartió equitativamente entre las revistas interesadas: Hola, Lecturas, Semana y Diez Minutos. Las fotos las harían los profesionales de la agencia Keystone y para asegurarse de ello, no permitieron la entrada de cámaras en el recinto, ni siquiera a los invitados. Lo que sí consiguieron las revistas fue una invitación para que pudiera asistir un reportero de cada una de ellas. Por supuesto, y a pesar de que las fotos eran las mismas, las revistas duplicaron su venta.

Tras su boda, la pareja también recibió tres millones de pesetas de cada una de las cuatro revistas del corazón por sus fotos de luna de miel en las playas de Barbados. En total, fueron doce millones lo que percibieron, pero la rentabilidad de este reportaje fue muy inferior a la de su boda, ya que las revistas apenas aumentaron sus ventas habituales. Tan sólo unos meses después, en las navidades de 1993, Chábeli y Ricardo lanzaban al mercado un famoso vídeo donde mostraban su amor: Chábeli enamorada: de niña a mujer. Un vídeo que grabaron en Madrid, Barcelona, México y Nueva York. Para ello, Chábeli Iglesias creó la única sociedad que hoy en día tiene registrada a su nombre en España: Sound Producciones S.L., dedicada a la producción de películas cinematográficas. Pero el documental apenas tuvo éxito en su comercialización y la aventura quedó sólo en un intento. Muy al contrario, ocasionó graves pérdidas que terminaron con Ricardo Bofill en los tribunales de Justicia denunciado por los continuos impagos a los proveedores. Por entonces, la pareja Chábeli-Bofill parecía muy enamorada, pero dicen que no sólo de amor vive el hombre, y cuando sólo cumplía un año de matrimonio ya se comenzaba a hablar de crisis sentimental; y seis meses después se separaban oficialmente. Este matrimonio fue un capricho más en su vida de niña mimada. Las familias de ambos intuían desde el inicio que la unión no duraría mucho tiempo, como así fue.

Su nueva vida: Christian  Altaba

El 13 de marzo de 1997 en la inauguración del programa televisivo Tómbola, un espacio de prensa rosa emitido en el canal autonómico valenciano Canal Nou, aparecía Chábeli, por cuya entrevista cobró un millón y medio de pesetas. Poco después del inicio de la entrevista, algunos tertulianos, como Karmele Marchante o Jesús Mariñas, empezaron a interrumpirla, increpándola y mofándose de sus estrambóticas declaraciones, algo que no sentó nada bien a la primogénita de Isabel Preysler que se levantó del sofá con una indignación patente, protagonizando una de las más famosas escenas de la televisión española. Airada, se dirigió al entonces presentador, Ximo Rovira, diciéndole: “Me da vergüenza tu programa, esta gente son gentuza”.

Con su actual marido Christian Altaba. 

Dos años después, en 1999, protagonizó un aparatoso accidente de tráfico en el barrio de Santa Mónica, en Los Ángeles. En el accidente viajaba con su entonces pareja, el empresario estadounidense James Miller, con quien terminaría en diciembre del año siguiente.

Actualmente parece, por fin, haber encontrado la estabilidad en Estados Unidos junto a su último amor conocido, Christian Altaba, hijo de un empresario inmobiliario de origen mallorquín que vivía en Miami, con quien se casó el 8 de octubre de 2001. Fue una boda civil rápida y sin invitados en su casa de Florida, a la que no asistió ninguno de sus padres. El único miembro de su familia que estuvo presente fue su hermano Julio José, que hizo de testigo. En ese momento, Chábeli estaba embarazada de tres meses. Tan sólo dos meses después de su boda nacería de forma muy prematura, tras un complicado parto en el Memorial Jackson Hospital de Miami, su hijo Alejandro, el 14 de enero de 2002. Justo diez años después nacería su hermana Sofía, el 4 de enero de 2012.

Pero la relación de Chábeli con el empresario Altaba ha tenido sus más y sus menos. Así, el 4 de septiembre de 2007, la hija de Isabel Preysler presentó una denuncia contra su marido en la corte de Miami. Lo acusaba de violencia doméstica por insultos. Además, declaraba que Christian "se encontraba intoxicado con alcohol durante la discusión, y de pronto sentó a nuestro hijo en sus piernas y le dijo: tu mamá es una p... Cuando llamé a la policía, salió huyendo de casa". Sin embargo, según contó más tarde la propia Chábeli en la revista Hola, "a la mañana siguiente, Christian me pidió perdón y me prometió que nunca más volvería a ocurrir algo semejante", como asegura que ha sido desde entonces.  Hoy Chábeli, a sus 50 años, es una mujer distinta y vive alejada de los medios de comunicación. 

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