19 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

"Es un poco timidilla, pero ya me encargaré de meterla marcha y, de momento, más que aconsejarla le explico cómo es el personaje", nos asegura Román

La sobrina de la Reina Letizia, Carla Vigo, prepara ya su debut en el cine a las órdenes de Josele Román

Carla Vigo y otros compañeros del cortometraje.
Carla Vigo y otros compañeros del cortometraje.
Carla Vigo, la sobrina de la Reina Letizia, arranca el 20 de febrero el rodaje del cortometraje 'Cambio de plan' en el que se pondrá a las órdenes de una las grandes actrices características del cine español, Josele Román. La actriz explica a 'Elcierredigital.com' cómo están planeando ese cortometraje. "Carla es un poco timidilla, pero ya me encargaré de meterla marcha. De momento, más que aconsejarla le explico cómo es el personaje para que termine de soltarse", asegura la intérprete.

Si Josele Román no existiera, la comedia española sería más amarga. Ahí donde la ven, la chachita graciosa o la meretriz de las películas de los setenta tiene una sólida formación en teatro gracias a tres grandes damas de la escena como Conchita Montes, Núria Espert y Amparo Soler Leal. Incluso fue bailarina clásica en representaciones emblemáticas como La Cenicienta de Rossini y La flauta mágica de Mozart.

Fue uno de los rostros más populares del 'landismo' y las españoladas al intervenir en Don Erre que erre (1970), Vente a Alemania, Pepe (1971), Manolo la nuit (1973) o El señor está servido (1976). Poco a poco, su nombre se fue desvaneciendo hasta que en 2019 dejó patente que vivía con penurias y muchos gatos. Cobraba una pensión de 620 euros.

En estos momentos, parece que hay un resurgir en su carrera y está muy animada por los proyectos que tiene entre manos. Acaba de rodar el corto Rubio Cobrizo, con María Barranco y Elisa Matilla y el próximo 20 de febrero grabará el corto Cambio de plan que ha escrito y dirige y que cuenta como actriz principal con Carla Vigo, sobrina de los Reyes. “Venimos de ensayar y todo está quedando muy bien. Carla es un poco timidilla, pero ya me encargaré de meterla marcha. De momento, más que aconsejarla le explico cómo es el personaje para que termine de soltarse. Y lo hará, porque en el fondo ella es así. También actúan Ana Navasquillo y los chicos, Jairo, Russo, Carlos y Navas”, admite en exclusiva la actriz a Elcierredigital.com. En este último trabajo el productor es Fran Navas, que también actúa en la obra Distinto junto a Kiko Hernández. Y en breve, Josele ensayará la obra teatral de Chus Gutiérrez Seremos una familia aunque esto nos mate.

Josele Román, Ana Navasquillo, Carla Vigo y el resto de los actores del cortometraje. 

Y durante la pandemia también ha escrito La están peinando. Su cabeza no deja de generar ideas. "Es una comedia negra que protagonizaré con mi amiga Ana Navasquillo. Se puede hacer en formato serie o como función teatral, ya que está estructurada en cinco capítulos o cinco cuadros de teatro. Interpreto a la viuda rica de un político que cada noche tiene una fiesta diferente y por ello llama a su peluquera para que venga a casa a arreglarla. Tiene mucho servicio. Las voces en off las han puesto Santiago Segura (chófer), Jorge Javier Vázquez (estilista), o Juanjo Artero (cocinero).

- Sin duda, usted es uno de los rostros más populares del cine de los setenta. ¿Qué piensa cuando dicen en tono despectivo que aquellas películas eran unas españoladas?

- Pero vamos a ver, aquello se llamaba comedia de costumbres, como también existía en la comedia italiana con Alberto Sordi o Mónica Vitti (recientemente fallecida a los 90 años). Y también en Estados Unidos, con aquellas cursilerías de Doris Day que todos nos hemos tragado en algún momento.

- Muchas de sus coetáneas reniegan de aquellos trabajos y cuando se aprobó la Ley Miró, la directora Pilar Miró dijo que aquello era cine para fontaneros. ¿Cómo se le quedó el cuerpo?

- Yo no sé si me perjudicó todo aquello, pero la verdad es que hice mucho cine. Se debe hacer cine caro y barato como, por ejemplo, Ocho apellidos vascos, que ha recaudado mucho dinero. Siempre estamos con lo de la cultura a cuestas. Una cosa es la cultura y otra la distracción, aunque algunas películas formen parte de cierta cultura. Pero la cultura se aprende en el colegio y universidad y lo otro es pagar una entrada para reírse con una comedia o llorar con un drama. Hay que evadirse. No hay que machacarle el coco a la gente con la cultura.

- Ha tenido la suerte de trabajar con los más grandes. Empecemos por un icono de la comedia, Gracita Morales, ¿cómo la recuerda?

- Marcó una época con su peculiar estilo. No era guapa, como tampoco lo fue Lina Morgan, pero lo más importante es que los cines y los teatros se llenaban por ir a verla. Decían que tenía mal carácter y se enfadaba bastante en los rodajes porque no la consideraban como la estrella que era. Y refunfuñaba: “Claro, a mí no me tratáis como a una estrella porque no soy tan guapa como Sara Montiel”.

Uno de los proyectos de Josele Román. 

- Nadiuska fue uno de los mayores sex symbol de la época, ¿era tan come hombres como dicen?

- Me llamaba la atención porque como yo era muy timidilla con los tíos, la veía a ella en plan vampiresa, muy exuberante, provocadora, que quería gustar a todos… Me acuerdo de que un día besó en los labios a Pedro Lazaga, que era una persona muy seria, y él se quedó muerto. Era una especie de Sofía Loren, pero más salvaje. Como actriz era sencillamente como cualquier otra, no era una lumbreras, pero dirigiéndola…

- Y mire cómo ha acabado, con problemas psiquiátricos y al cuidado de unas monjas en un convento en Ciempozuelos.

No sé si se volvió loca o no. A mí me lo dicen porque vivo con más de treinta gatos. Lo suyo fue como el hundimiento del Titanic, chocó con un iceberg y se hundió. Empezó a decir que todos iban contra ella, que había una mano negra… Puede ser. Pero también es cierto que se creía Onassis, gastaba mucho el dinero, estuve con ella en la habitación de un hotel de lujo en Barcelona y pedía champán, caviar, etc.

- Por culpa de Nadiuska perdió varios papeles en el cine.

- (Sonríe). Verás, en aquella época estaba saliendo al mismo tiempo con el guionista Alonso Millán y con nuestro representante, Damián Rabal (hermano de Paco). Alonso me hizo el guion de Cuando los maridos iban a la guerra (1976) y el productor ejecutivo, José Luis Bermúdez de Castro, quería que yo la hiciera, pero nadie me dijo nada porque yo estaba en Ibiza. Al volver, en un estreno, se me acercó José Luis y me dijo “vaya representante tienes, te llamé y no hiciste mi película”. Yo no sabía de qué me hablaba.

Me dijo que Damián había visto el coche de Alonso Millán frente al apartamento de Nadiuska y se encabronó. Cuando el productor le llamó, mi representante le dijo “¿de quién es el guion? y cuando supo el nombre, contestó: “Pues mis actrices no trabajan en guiones de ese hijo de p…” ¡Pero qué culpa tengo yo! ¡Qué culpa tengo de que otras se acuesten con los tíos! Mi papel lo hizo finalmente la actriz francesa Claudine Auger.

También pasó con Zorrita Martínez (1975), ya que Vicente Escrivá había escrito el guion pensando en mí. En cierta ocasión, sin que nos conociéramos mucho, llegó a decir en televisión que era la mejor actriz de este país. Pero vamos, que al final mi papel lo hizo Nadiuska y no sé el motivo. Bueno, sí que lo sé pero…

Josele Román. 

- Hace tres años tuvo la valentía de confesar que estaba sin trabajar, con deudas y con una mísera pensión, ¿cómo recuerda aquellos momentos?

- La profesión de actor es como una montaña rusa porque los productores y los directores que son los que cortan el bacalao te llaman si ven que van a rentabilizar su producto. Si no es así, se olvidan de ti. En aquellos momentos, realmente no me sentí sola porque mis sobrinas y varios amigos me ayudaron ya que esta profesión es demasiado fría, en los rodajes todo es mucho ‘jiji, jaja’ y luego nada. Si te he visto no me acuerdo.

- Incluso llegó a alimentarse con comida caducada…

- Mira, cuando veo las colas que hace la gente para pedir comida me pongo mala. ¡Con la cantidad de alimentos que tiran los supermercados porque la comida está a punto de caducar!. Coño, que pongan un espacio gratuito adecuado para quienes más lo necesiten. Mi sobrina trabajaba en Rodilla y los sándwiches que no vendían los ponían en cajitas para que la gente que tenía hambre los cogiera. Sin embargo, lo prohibieron y no entiendo el motivo. A este gobierno se le debería caer la cara de vergüenza porque tanto Europa, tanto Europa…

- Pero en su caso…

- Sí, claro que he comido productos caducados. Por ejemplo, un amigo mío charcutero me daba yogures porque ellos no los pueden vender si caducan al día siguiente, pero me decía que si los metía en la nevera te los puedes comer un mes después.

- Lamentablemente hay otros grandes intérpretes que también las han pasado canutas.

- Se me viene a la memoria Queta Claver, que era como la Magnani española. Un carácter duro, fuerte, como también lo tenía María Luisa Ponte. Después de trabajar toda la vida, no le quedó nada y en sus últimos tiempos le daban de comer en un bar.

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