29 de marzo de 2024
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FIN DE SEMANA

En el país asiático, donde criticar al monarca conlleva penas de hasta 35 años de prisión, ha triunfado el hastag #Whydoweneedaking

El COVID-19 pone en jaque al Rey de Tailandia: El pueblo clama contra Rama X, escondido en Alemania

Rama X de Tailandia.
Rama X de Tailandia.
La crisis sanitaria del Covid-19 está provocando situaciones insólitas. Un ejemplo de ello es la campaña desataba contra el Rey Rama X de Tailandia por su comportamiento durante la crisis sanitaria mundial. Una situación insólita en una monarquía absolutista donde el monarca se considera un ser divino y la crítica a la corona puede conllevar penas de hasta 35 años de prisión. Más acostumbrada a la crítica esta Marta Luisa de Noruega que no ha dado ejemplo durante esta alerta sanitaria.

La crisis del Coronavirus podría tener una ‘víctima’ política inusitada, Maha Vajiralongskom más conocido como Rama X el Rey de Tailanda. En este país del sudeste asiático el Covid-19 está siendo especialmente virulento con su población. El sistema político es una monarquía absolutista donde los monarcas son considerados seres divinos a los que no se les puede criticar. Hablar mal o actuar en contra del Rey de Tailandia recibe un castigo que se paga hasta con 35 años de cárcel.

Sin embargo, todo tiene un límite. La situación de extrema gravedad que vive el país donde su sanidad no da cobertura a amplios márgenes de la sociedad. Sin embargo, todo tiene un límite.

La actitud de Maha Vajiralongkorn ha hecho que las redes sociales bramen contra su monarca por primera vez en la historia. Lo que ha prendido la mecha es la noticia que se ha hecho pública a través de internet de que Rama X está pasando la mayor parte de su tiempo en Alemania en una mansión cercana al lago Starnberg valorada en 12 millones de dólares.

El Rey y su consorte. 

Allí le ha pillado el confinamiento por el Coronavirus. A pesar de que todos los hoteles alemanes han tenido que cerrar el Grand Hotel Sonnenbichl solicitó y recibió permiso especial para permanecer abierto para que el Rey tailandés pudiera alquilar toda su habitación para su harén de 20 mujeres y sus sirvientes.

Un portavoz de la oficina del distrito confirmó la concesión del permiso: “La oficina del distrito Garmisch-Partenkirchen otorgó al Grand Hotel Sonnenbichl una excepción porque los invitados son un grupo único y homogéneo de personas sin fluctuaciones”. Ningún otro huésped puede alojarse en el hotel. A pesar de existir un toque de queda, el Rey ha sido visto afuera con varias de las mujeres montando en bicicleta, según ha publicado la prensa alemana.

También algunos medios han publicado que el Rey envió a 119 sirvientes de regreso a Bangkok en avión porque sospechaba que estaban enfermos con Covid-19.

Las críticas por el hecho de que el Rey no haya regresado a Tailandia se han sucedido en las redes sociales. El hashtag #Whydoweneedaking (¿Por qué necesitamos un rey?) estuvo en tendencia por un tiempo. Sin embargo, insultar a la monarquía es un delito en Tailandia y un ministro del gobierno advirtió que cualquier gesto o comentario inapropiado podría ser castigado duramente.

Según ha publicado el diario El País, uno de los que impulsaron este movimiento fue Somsak Jeamteerasakul, exprofesor de Historia en la Universidad de Thammasat y que vive en Francia como refugiado. Él se ha manifestado en contra del sistema monárquico de su país.

Marta Luisa de Noruega y Durek Verret.

La excéntrica personalidad del monarca siempre ha generado comentarios y críticas más o menos veladas. Cuando consiguió el trono Rama X cambió las leyes de su país para poder tener una concubina oficial, a quien presentó con fotografías y algunos nombramientos reales, pero luego desapareció de la vida pública tan rápido como había llegado.

No es el único miembro de la realeza que se ha ganado la crítica de su pueblo por su actitud durante esta crisis sanitaria. La princesa Marta Luisa de Noruega, siguió adelante con sus planes de reunirse con su novio, el chamán Durek Verret, y voló a Estados Unidos justo antes de que el gobierno decretara la prohibición de entrar y salir del país. A su vuelta, ella y sus tres hijas se encuentran en cuarenta, cumpliendo los protocolos de la sanidad noruega. Sin embargo, las críticas entre los noruegos y la prensa por no dar ejemplo en plena alerta sanitaria han llovido sobre la princesa.

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