Tras la firma de un tratado de paz de hace más de tres siglos, el dominio de este islote fluvial cerca del río Bidasoa se reparte entre ambas naciones
Los Faisanes, historia de una isla sin patria: Seis meses al año pertenece a España y otros seis a Francia

En medio del río Bidasoa, en la frontera entre España y Francia, concretamente en los municipios de Irún y Hendaya, se encuentra una pequeña isla que ha sido testigo de una historia peculiar y única: la Isla de los Faisanes. Esta isla de apenas 224 metros de largo por 41 de ancho ha sido objeto de un acuerdo territorial que la convierte en un territorio con dos Estados propietarios: España y Francia, que alternan su soberanía cada seis meses, siendo el condominio más pequeño del mundo.

Río Bidasoa.
Un lugar de casi 7.000 metros cuadrados que desde 1856 pertenece a España y a Francia, y que desde hace poco más de un siglo ambos países se reparten seis meses al año.
Historia de la Isla de los Faisanes
La historia moderna de la Isla de los Faisanes se remonta al siglo XVII, cuando se convirtió en el escenario de la firma del Tratado de los Pirineos, entre Luis de Haro y el cardenal Mazarino, representantes de los reyes español y francés respectivamente, el 7 de noviembre de 1659. Este tratado puso fin a la Guerra de los Treinta Años y definió las fronteras entre ambos países.

Ocroi, el último tercio. Óleo pintado por Augusto Ferrer-Dalmau. Representa una escena de la batalla de Rocroi, donde en 1643 se enfrentaron españoles y franceses.
En este tratado también se determinó el enlace entre la infanta María Teresa de Austria, hija de Felipe IV, y Luis XIV, el Rey Sol, lo que la convirtió en una de las protagonistas de los 124 artículos que se firmaron en esta isla para los que se celebraron 24 reuniones durante tres meses. Hasta que no quedó todo resuelto, los monarcas no estuvieron presentes.
Por otra parte, antes de acudir ordenaron construir un pabellón real del que se encargó de llenar de tapices el propio Diego Velázquez. Por el lado francés se encontraba ni más ni menos que el conde D’Artagnan, que luego inspiró a Dumas para sus famosos tres mosqueteros.
Sin embargo, había un obstáculo por superar. El acceso no resultaba sencillo y para permitir que todos los miembros de ambas comitivas pudieran desplazarse desde las orillas hasta esta pequeña isla se construyeron pasarelas de madera desde ambos lados. Durante las conversaciones y la subsiguiente firma, los ejércitos de Francia y España velaron por la seguridad de sus respectivas delegaciones.
Un territorio compartido
Es en 1856 cuando se firma el Tratado de Bayona, que afectará a la pertenencia del río Bidasoa y de la propia isla. Sin embargo, en el caso de esta última, no se concreta el reparto de seis meses para cada estado hasta 1901, cuando las disputas entre los pescadores de ambos países y el contrabando de la época requieren de una solución.
Así, se estableció que la isla pertenecería alternativamente a España y Francia cada seis meses. El acuerdo fue posible gracias a una particularidad geográfica: el curso del río Bidasoa, que marca la frontera natural entre ambos países, cambia de cauce cada seis meses debido a las variaciones estacionales del río.
Desde entonces, España gestiona su administración del 31 de enero al 31 de julio, mientras que Francia lo hace del 1 de agosto al 30 de enero. Cuando llega el momento del cambio, se lleva a cabo una ceremonia para el intercambio de soberanía de la Isla de los Faisanes. Representantes de España y Francia se reúnen en la isla para realizar este traspaso, que simboliza la relación amistosa entre ambos países.
Durante su período de soberanía, cada país tiene el derecho de izar su bandera en la isla y realizar actividades simbólicas o protocolarias. Sin embargo, la Isla de los Faisanes no se puede visitar actualmente. Además, a lo largo de los años ha ido reduciendo su extensión original hasta encontrarse actualmente alrededor de los 5.000 metros cuadrados. Aunque en su momento se tomaron medidas defensivas para protegerla, ninguno de los países ha mostrado interés en invertir en su conservación, lo que ha llevado a que la erosión del agua desempeñe su papel durante décadas, ocasionando la pérdida gradual de territorio.
Por otro lado, esta isla carece de atractivo turístico destacable, aparte de su relevancia histórica y del monumento que conmemora la firma del Tratado de los Pirineos.
Un punto de encuentro histórico
A lo largo de los años, la Isla de los Faisanes ha sido testigo de numerosos encuentros y negociaciones entre España y Francia. Su ubicación estratégica y su significado histórico la determinarán en un lugar simbólico para ambos países.

Isla de los Faisanes.
Sin ir más lejos, la isla fue el punto de inflexión que marcó el final de una de las guerras más prolongadas de Europa, la Guerra de los 30 años, en la que participaron diversas potencias europeas, incluyendo España y Francia. Ambas naciones decidieron establecer la paz en un territorio neutral y seleccionaron la Isla de los Faisanes, al considerarla como un territorio libre, que no pertenecía a nadie. Después de meses de intensas negociaciones, finalmente en 1659, se formalizó el acuerdo conocido como el Tratado de los Pirineos.
En esa histórica negociación se acordaron nuevas condiciones y se trazó como resultado del tratado una nueva línea fronteriza determinada por la cadena montañosa de los Pirineos. Además, el pacto fue sellado mediante un matrimonio real, ya que el rey francés Luis XIV contrajo matrimonio con la hija del rey Felipe IV, María Teresa de Austria.
El condominio más pequeño del mundo
La isla de los Faisanes es en realidad un islote fluvial. Se trata, como ya hemos indicado, de una extensión de tierra de exactamente 224 metros de largo por 41 de ancho, lo que la convierte en el condominio más pequeño del mundo, entendiendo este como un lugar gobernado por dos o más Estados. Un lugar donde no hay nada, ni siquiera faisanes.

Monolito en la isla de los Faisanes | Wikimedia.
Solo algunos chopos que se levantan entre la maleza y la hierba, altas murallas de un islote en el que la presencia del hombre sólo se percibe por la presencia de un monolito, que conmemora los episodios históricos que han tenido lugar en esta Isla de los Faisanes, sin faisanes.