Una obra gráfica recoge los 172 años de enfrentamiento sin víctimas entre Huéscar y el país escandinavo, que salpicó la entrada de España a la OTAN
La 'guerra secreta' entre un pueblo de Granada y Dinamarca: El conflicto más largo de Europa

¿Qué se le ha perdido a una pequeña localidad de poco más de ocho mil habitantes de Granada en Dinamarca, a más de dos mil quinientos kilómetros de distancia? La historia es, sin duda, una de las más absurdas de toda la cronología bélica europea. Huéscar mantiene el récord absoluto del conflicto más longevo en el continente: una guerra de 172 años contra el país escandinavo, sin ninguna víctima y con antecedentes en la Guerra de la Independencia y la invasión de Napoleón.
Parece un chiste, un cómico “sketch” ideado por el humorista más imaginativo (con cierta afición por la Historia), pero no lo es. Por eso, el hecho que protagonizó la localidad granadina hace 32 años cuenta con un documental desde 2021 (The Longest War, o La guerra más larga, dirigido por el malagueño Jorge Rivera), y, este mismo año, con una novela gráfica de Román López-Cabrera y Marina Armengol Más (publicado con la editorial de cómics históricos Cascaborra).
El origen de la guerra: Fernando VII y la invasión de Napoleón Bonaparte
Para entender qué llevó a Huéscar a declarar (de forma unilateral) la guerra a Dinamarca, hay que remontarse a principios del siglo XIX. El rey de España, Fernando VII, en pleno apogeo de su relación con Francia y el emperador Napoleón Bonaparte, envió a 3.000 soldados españoles a la península de Jutlandia, que contiene la mayor parte del territorio continental danés y parte de Alemania.

Así llegaron los daneses a la firma del tratado de paz en Huéscar. | Foto: Diario Sur
El objetivo era evitar el desembarco de soldados británicos en el territorio danés, pero Fernando VII no contó con el plan alternativo de Bonaparte de invadir la Península Ibérica, en la que entró con el pretexto de llegar hasta Portugal. Cuando el dirigente español fue consciente de la traición del emperador galo, mandó la retirada de las tropas de Jutlandia y envió, en forma de Real Orden de la Junta Central Suprema, una declaración de guerra a Dinamarca. Y la declaración aterrizó en el escritorio de un pequeño pueblo de la Sierra de la Sagra, Huéscar.
El Cabildo del pueblo granadino no se lo pensó dos veces y, el 11 de noviembre de 1809 (en plena Guerra de la Independencia contra las tropas francesas, que dio comienzo en 1808), declaró de forma unilateral la guerra a Dinamarca por su alianza con Francia. Y para que los habitantes de Huéscar lo supieran colocó un bando en el pueblo.
Una guerra sin víctimas ni costes que duró 172 años
Todo quedó en una declaración unilateral de guerra y un bando en mitad del pueblo. En abril de 1814, terminó la Guerra de la Independencia y los franceses huyeron del territorio hispano, dando un punto y final a uno de los conflictos históricos más reconocidos y representados de España, tanto a nivel cinematográfico como artístico y literario. Pero quedaba un cabo suelto, un pequeño escollo tapado por cientos y cientos de documentos que terminó cogiendo polvo en el archivo.

Daneses con pancartas y disfraces de vikingos durante la celebración. | Foto: Ayuntamiento de Huéscar
No fue hasta 1981 (172 años después) cuando el archivero de Huéscar, Vicente González Barberán, encontró el documento con la declaración de guerra del Cabildo entre los archivos históricos del pueblo. Y publicó un artículo, titulado “¡Hay que arreglar lo de Dinamarca!”. El texto de González Barberán cruzó fronteras, terminó en varias cabeceras y llegó hasta el país escandinavo, que desconocía la existencia de un conflicto pendiente con el pueblo granadino desde 1809. En Huéscar tampoco lo sabían, por eso a nadie se le ocurrió atar el cabo suelto desde la guerra con Francia.
Hubo muchas opiniones al respecto, incluida una del portavoz socialista de Huéscar, José Fernández Blázquez, que habló de la dicotomía entre solventar el conflicto o utilizarlo como excusa para que España (aún pendiente de confirmación) pasara a formar parte de la OTAN.
La imagen para la historia: vikingos y vino en la localidad de Huéscar
La noticia llegó a oídos de Mogens Wandel-Petersen, el embajador danés en Madrid, que prometió una visita a Huéscar para zanjar el conflicto de una vez por todas. Y así fue, el 11 de noviembre de 1981 (en el aniversario de la declaración de guerra), con Wandel-Petersen como representante del pueblo danés y José Antonio de Yturriaga (primo de Vicente González Barberán), como representante del estado español.

Daneses durante la firma del acuerdo de paz.
Firmaron el acuerdo de paz en una imagen que quedó para la Historia: Centenares de daneses viajaron al municipio granadino vestidos de vikingos con pancartas. Esa fue la imagen que inspiró a López-Cabrera y a Marina Armengol Más para contar la historia, aparte de la evidente comedia que refleja un conflicto de casi dos siglos, olvidado por las dos naciones que lo protagonizaban.
Hoy en día Huéscar tiene acuerdos de intercambio de alumnos con Kolding, un pueblo danés, además de placas conmemorativas en honor al acuerdo de paz de 1981. Y, 42 años después, el histórico evento ha encontrado hueco en las 56 páginas del cómic de López-Cabrera y Armengol Más, con el título de Vicente González Barberán —¡Hay que arreglar lo de Dinamarca!— y la “vikinga” imagen que quedará para el recuerdo: la multitudinaria ceremonia de trajes y guerreros escandinavos.