La alcaldesa de Buñol del PSOE alega que se trata de productos no consumibles y que no afectan a la nueva ley de desperdicio alimentario
La fiesta de 'La Tomatina', en riesgo: Denuncian el uso de 130.000 kilos de tomate en pleno desabastecimiento

Tras dos años de parón debido a la llegada de la pandemia, la famosa 'Tomatina' de Buñol ha regresado con más fuerza que nunca. La localidad de Buñol se ha vuelto a teñir de rojo y sus calles han sido testigo de una auténtica batalla campal a base del lanzamiento de tomates. Los asistentes, como llevan haciendo desde hace años, han tenido que adquirir una entrada para poder participar por el valor de doce euros.
'La Tomatina', declarada Festividad de Interés turístico Internacional en 2002, es una de las fiestas populares más famosas de la Península. Desde sus comienzos, allá por 1945, ha atraído a miles de turistas, tanto nacionales como internacionales y solo este año, se han acercado cerca de 14.000 personas. No obstante, desde hace años el evento ha sido tachado como una fiesta en la que a pesar de que se utilizan tomates no adecuados para la comercialización, el deshecho del fruto durante la “guerra roja” es un hecho.
130.000 kilos de tomate tipo pera utilizados en su 75 aniversario
La vuelta de 'La Tomatina' tenía que darse a lo grande y por tanto era necesaria una alta cantidad de tomates para hacer frente a la afluencia que se iba a desplazar hasta Buñol para disfrutar de la roja reyerta. La cifra asciende a 130.000 kilos. Aunque no solo queda ahí, ya que tras la batalla ha sido necesario el uso de una elevada dimensión de agua para la limpieza de los restos en la vía pública.

Tomates para el uso en "La Tomatina".
A pesar de ser una de las fiestas populares más esperadas, también ha creado debate en la opinión pública. El desabastecimiento de productos alimentarios, la crecida cuantía de frutos utilizada y las restricciones de agua a las que se ha sometido a la Comunidad Valenciana debido a la sequía que ha mantenido en alerta a la Península ha derivado en la idea de que 'La Tomatina' supone una celebración orientada al desperdicio alimentario.
La ley contra el desperdicio alimentario : un peligro para la fiesta buñolera
El pasado 7 de junio de 2022, el gobierno aprobaba una Ley precursora en cuanto al desperdicio alimentario, actualmente en tramitación en el Congreso de los Diputados. Uno de los objetivos principales de la regla es eludir el deshecho alimentario. Las empresas dedicadas a la comercialización o cosechas de productos relacionados con la alimentación deberán de contar con un plan de prevención en el que se pueda minimizar la pérdida de alimentos.
Luis Planas, ministro de Agricultura, pesca y alimentación.
Además, la regla propone que las empresas lleven a cabo prácticas positivas desde las fases primarias hasta su comercialización. A pesar de que los tomates utilizados para la fiesta corresponden a un excedente, no ha dejado de causar controversia. Así lo ha expresado la alcaldesa de Buñol, Juncal Carrascosa Alonso (PSOE) –es conocida por ser próxima al exministro Ábalos y su guerra contra el sanchismo–. En redes sociales, los opositores a esta celebración han manifestado su rechazo calificándola de “bochornosa” y “obscena”.
“ La Tomatina” : el origen una fiesta improvisada
“La culpa, al menos en esta ocasión, de esta batalla incruenta la tiene el tomate, el espléndido tomate valenciano”. Así se refería el periodista Javier Basilio al protagonista de la fiesta buñolera en un reportaje para el programa Informe Semanal en 1983.

Javier Basilio durante el programa de Informe Semanal.
El origen de la fiesta es curioso cuanto menos. En 1945, durante la celebración de los festejos patronales, unos jóvenes hartos de un desfile de gigantes y cabezudos decidieron asaltar una de las carrozas. Cerca del lugar de la celebración había un puesto de hortalizas, el cual fue saqueado y cuyas verduras lanzadas entre los presentes. El producto estrella fue el tomate.

Desfile de "La Tomatina".
La pacífica e improvisada reyerta gustó tanto que al año siguiente se volvió a repetir. No obstante, las fuerzas de orden público cansados de dispersar la lluvia de tomates, prohibieron la fiesta en 1950. No obstante, los buñoleros no cesaron en su afán por continuar la celebración y en 1957 en una acción para burlarse de la policía celebraron “El entierro de tomate”.

Celebración de "La Tomatina".
No fue hasta la década de los ochenta, cuando el consistorio, presionado por el pueblo, consideró que aquella guerra improvisada podía reportar beneficios económicos. En 1983, gracias al reportaje de Javier Basilio, “La Tomatina” adquirió fama tanto nacional como internacional e incluso se posicionó a la altura de otras fiestas como Los Sanfermínes, El Rocío o Las Fallas de Valencia.