25 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

La incertidumbre dificulta la salida a bolsa del grupo mientras que la caída del consumo puede frenar la débil recuperación de años anteriores

El Corte Inglés afronta 2019 lleno de problemas: menos ventas, un comercio online que no despega y centros deficitarios

Sin cerrar aún las heridas internas entre los grupos familiares que controlan la empresa y con un complejo proceso de salida a Bolsa, que tardaría muchos años en ser viable, El Corte Inglés afronta un año mucho más difícil de lo esperado con una ratio de endeudamiento que sigue multiplicando casi por once a sus ingresos.

Si en El Corte Inglés tenían claro que el año 2019 iba a ser un ejercicio clave, la realidad superará con creces las expectativas que tenían hace menos de tres meses, y también los problemas. La situación es delicada, aunque no tanto como se quiso transmitir en un medio económico digital hace algo más de una semana en el que se informaba sobre la intención de vender Viajes El Corte Inglés y Seguros El Corte Inglés.

Esta información tenía difícil sostén. La primera empresa sirvió de garantía para la última emisión de bonos del Grupo y, aunque tenga que luchar en un mercado cada vez más complicado por el auge de los viajes online, sigue siendo una empresa que genera ingresos y especialmente tiene un prestigio importante dentro del sector. La segunda firma proporciona algo que El Corte Inglés necesita, ingresos estables en el largo plazo. La venta de estas dos filiales significaría un deterioro casi irreversible para la empresa presidida por Nuño de la Rosa para conseguir unos ingresos exiguos. Aún así, es una situación posible, pero que desde El Corte Inglés quieren evitar. Para ello necesitan realizar decisiones valientes y un cambio de rumbo en algunas unidades de forma radical que muchos analistas tampoco terminan de ver tras años de tibieza.

El problema del endeudamiento

El principal problema de El Corte Inglés es el endeudamiento. Ni la entrada de Qatar en el capital, ni las continuas emisiones de bonos o acuerdos de refinanciación solventan una situación delicada. Aunque en los últimos resultados presentados para el ejercicio 2018 (cierra el año fiscal el 31 de agosto), que reflejaba que la deuda había descendido en 347 millones, suponía aún 3.652 millones de euros. Comparado con su EBITDA (ingresos antes de amortizaciones e impuestos) de 335 millones supone una proporción de casi once veces más.

Esta deuda tiene un rating por parte de Standard & Poor's y Fitch de BB y Moody's la calificó como Ba1. Aunque, a diferencia de lo publicado, no es considerado bono basura, es un bono de grado, una inversión de riesgo moderado y supone que el coste en intereses es más que significativo y una prioridad importante. El hándicap es como reducir la deuda cuando el resultado económico es insuficiente y además las perspectivas no son positivas.

Una mala Navidad y peores rebajas

Es un secreto a voces, aunque aún no tenemos cifras definitivas. La Navidad ha sido mala, o más bien mucho peor de lo esperado. No solo para El Corte Inglés, apenas hay excepciones, pero el rígido modelo del centro comercial y su escasa diversificación la hace más sensible. El consumo interno se está desinflando en el contexto actual de incertidumbre -política y económica- y lo peor es que se está trasladando a un periodo de rebajas en el que ni el frío ha ayudado a animar unas compras que van a quedar muy lejos de las ventas de años precedentes.

La mala temporada de Navidad y Rebajas acrecenta los problemas de El Corte Inglés y la necesidad de desinversión (Bernardo Paz)

Aunque se haya intentado reducir costes reestructurando los centros de Hipercor y fusionando su sociedad con El Corte Inglés o reduciendo duplicidades, si se quiere mejorar los resultados económicos cuando el consumo interno cae es con una drástica política de reducción de gastos y potenciación de otras vías de venta, como el comercio electrónico.

Comercio online: No solo es Amazon, es su propio servicio

El Corte Inglés partía hace dos décadas con una posición privilegiada si hubiera querido liderar el comercio electrónico en España. Pero Isidoro Álvarez no quiso apostar (como tampoco por su internacionalización) y cuando lo ha intentado lo ha hecho tarde y mal. Hasta hace unos pocos años, comprar online por El Corte Inglés era una aventura. Podías hacer un pedido y su sistema de control de stock era tan caótico que a las pocas horas o días podías recibir un mensaje informando de  que el producto que habías comprado no estaba disponible. Si tenías suerte y te enviaban el producto,  el tiempo de espera, raramente  podía ser inferior a dos semanas.

Las ventas online de El Corte Inglés siguen siendo marginales y a gran distancia de Amazon

Dimas Gimeno sí intentó hacer un claro esfuerzo de mejora, pero llegó tarde (con Amazon ya operando a pleno rendimiento en España) y de forma insuficiente. Los problemas logísticos, aunque han disminuido, no han desaparecido. También los tiempos de entrega se han reducido, han implementado un servicio de entrega en 2 horas para las ciudades principales (solo para algunos productos) y muchos se entregan en 48 horas. El problema es que en realidad, son 72 horas en muchos casos (si no hay un fin de semana entre medias) por el tiempo de preparación y envío y también queda muy lejos de los plazos de Amazon. En un momento en el que el comercio online se dispara, las ventas en El Corte Inglés siguen siendo marginales, tanto, que incluso bonifican a algunos clientes con cheques de compra de 10 euros para que puedan dejar comentarios sobre sus compras en la propia web.

Cierre de centros comerciales, una necesidad urgente

Arroyosur, en Fuenlabrada (Madrid), es sin duda uno de los símbolos de las pésimas decisiones anteriores de la crisis que han precipitado la situación delicada de El Corte Inglés en la actualidad. Se abrió en octubre de 2007, cuando los problemas económicos ya llamaban a nuestras puertas, supuso una inversión de 200 millones de euros y más de 1.500 puestos de trabajo. Era el centro más grande del grupo en España con una superficie construida de unos 170.000 metros cuadrados repartidos entre El Corte Inglés, Hipercor y Bricor. Hoy, especialmente en los días de diario, hay más personal que gente comprando.

El panorama de muchos de los Centros Comerciales de El Corte Inglés a diario es desolador (Bernardo Paz)

El Corte Inglés creyó que el crecimiento en España no iba a acabar, que seguía llenando sus centros, aunque fuera en zonas saturadas por su propia empresa (cerca de Arroyosur está Parquesur -Leganés-, San José de Valderas -Alcorcón- y el Bercial -Getafe-) y tampoco tuvo en cuenta la competencia. El resultado es que han creado un ecosistema dual de lo más peligroso y económicamente sin ningún sentido, unos centros con beneficios, en zonas consolidadas como ocurre con el del Paseo de la Castellana de Madrid, sostienen a otros con enormes pérdidas.

A estas alturas, solo le queda vender, la palabra maldita para El Corte Inglés porque da mala imagen y reconoce que la compañía tiene problemas. Unos problemas que no se pueden ocultar y que no queda más remedio que afrontar, aunque sea con decisiones muy drásticas.

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