24 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

La hija de Isabel Preylser acaba de lanzar un libro, es una figura reclamada por todo tipo de marcas y triunfa como colaboradora televisiva

Los 40 años de Tamara Falcó: Amores, fe y negocios de la actual marquesa de Griñón

Tamara Falcó.
Tamara Falcó.
Tamara Falcó llega a los 40 años convertida en todo un fenómeno mediático y en la verdadera heredera de su madre Isabel Preysler en el 'trono' de la prensa del corazón. En los últimos meses Tamara se ha convertido en Marquesa de Griñón con Grandeza de España, tras la muerte de su padre Carlos Falcó, ha lanzado un libro de cocina, es una figura reclamada por todo tipo de marcas y triunfa como colaboradora televisiva en 'El Hormiguero'. En el plano sentimental está unida a Iñigo Onieva.

Es la única hija del matrimonio entre Isabel Preysler y Carlos Falcó, Marqués de Griñón. Una niña que vino al mundo el 20 de noviembre de 1981. Le pusieron el nombre registral de Tamara Isabel, un hecho que no gustó en absoluto a Julio Iglesias que, enfadado, telefoneó a su exmujer para pedirle explicaciones sobre el motivo de elegir Isabel de segundo nombre cuando ya tenía una hija que se llamaba Isabel, más conocida como Chábeli.

Familiarmente, su madre la llama Tami, sus hermanastros Tamarik, aunque luego también la llamaron Maruca (algo que le daba mucha rabia) y el servicio doméstico del Marqués la definía como “la Preysler chica”. Desde pequeña se convirtió en el fiel retrato de su madre, la más parecida en casi todos los aspectos, con mucho carisma. El nacimiento de Tami sirvió para reforzar la relación de la pareja, cuya unión conyugal empezaba a dar señales de debilidad a comienzos de los ochenta. Su bautizo fue planificado por Isabel como si fuera una gran fiesta social de la aristocracia. Para amenizar el acto religioso contrató al grupo flamenco Los del Río, el grupo andaluz que ya había actuado en su boda con el Marqués de Griñón y del que, más tarde, la filipina fue madrina del lanzamiento de sus discos de sevillanas.

Isabel Preysler y el Marqués de Griñón con Tamara recién nacida (1981). 

Desde pequeñita, Tamara fue una niña mimada. Cuentan personas cercanas a ella en aquella época que “en muchos momentos era inaguantable, en parte porque su madre le había inculcado desde siempre que era una persona muy importante, lo que hacía que la niña se sintiera superior”. En sus estudios no fue una superdotada. Más bien al contrario, sus resultados no eran tan buenos como deseaban sus padres. Y las matemáticas eran su mayor tortura. Resultó tener un problema de TDA (trastorno por déficit de atención) del que fue tratada, mejorando bastante su rendimiento cuando se lo descubrieron. Estudió en el Saint Anne´s School, el mismo colegio al que iba su hermana Chábeli.

Cuando regresó a España no tenía claro qué hacer con su vida, así que se matriculó en la Universidad, aunque estuvo muy poco tiempo. Hizo un máster en el ISEM Fashion Business School, una escuela de negocios especializada en empresas de moda dependiente de la Universidad de Navarra. 

Tamara Falcó de niña.

Más tarde, gracias a las influencias de su madre, logró entrar por un periodo de prácticas en Inditex, el grupo textil que lidera el empresario Amancio Ortega. El multimillonario gallego la colocó como “dependienta” en las tiendas Bershka. Allí entabló una buena amistad con la tercera hija de Amancio Ortega, Marta, la gran heredera de este holding. Paralelamente, su padre, el Marqués de Griñón, le ofreció trabajar con él en sus negocios vinícolas y en la gestión de sus fincas familiares a las afueras de Madrid, pero al principio, dado su carácter independiente, no quiso.

Así que comenzó con un negocio de diseño de moda con otros dos socios que resultó todo un fiasco, a pesar del apoyo mediático de su madre. Tamara fundó la empresa Seconds Collection S.L. con un capital social de tres mil euros. Lo hizo en abril de 2006, con 24 años de edad, situando su domicilio social en el barrio de La Latina de Madrid y creando su propia marca “The 2nd Skin Co”. Esto le sirvió para introducirse de lleno en el mundo de la moda dándole posteriormente buenos resultados, pues en poco tiempo la llamaron para incorporar su imagen a la firma inglesa Barbour.

Alberto Comenge con Tamara Falcó. 

Por entonces, Tamara comprendió la necesidad de constituir otra sociedad, ésta unipersonal, con la que gestionar todos sus ingresos publicitarios y los procedentes de sus exclusivas en las revistas, sobre todo con Hola, donde su madre ya la había introducido de lleno. Así creó en el verano de 2009 la empresa Falcó Preysler S.L. Situó su sede social en el domicilio familiar de Puerta de Hierro, en la Avenida de Miraflores, figurando ella como administradora única y con un capital social mínimo de 3.000 euros.

También asumió la necesidad de contar con una o dos representantes artísticas que velaran por sus intereses y apariciones públicas en el colorín. Para ello, eligió a Susana Urribarri Mansberger, amiga de la familia e hija del ya fallecido presentador de Eurovisión en TVE José Luis Urribarri. Pero además, Tamara escogió a otra persona como representante de sus intereses, Luisa Mata Ruiz, una andaluza licenciada en filología francesa por la Universidad Complutense de Sevilla, que en su día fue encargada del departamento de Relaciones Publicas de la agencia de comunicación Equipo Singular y que hoy es directora de la empresa Be Up Managment S.A, situada en la madrileña calle de Claudio Coello, a escasos metros de la vivienda de Tamara, de la que además era amiga desde hacía varios años.

De la mano de ambas, Tami consiguió convertirse en una celebrity y emular a su madre y a su hermana Chábeli al tener su propio programa en televisión. Tras arduas negociaciones consiguieron que el canal Cosmopolitan TV decidiera llevar a la pequeña pantalla el día a día de la cuarta hija de Isabel. Se trataba de un personality show titulado We love Tamara, emitido en septiembre 2013. Una aventura que fracasó estrepitosamente. Habría de esperar a 2019 para que se produjera su gran éxito televisivo con su triunfo en Masterchef, tras lo que dió el salto a El Hormiguero. 

Sus múltiples novios

Sus relaciones amorosas, al igual que la de sus hermanos maternos, han sido muy sonadas. Una de las más destacadas fue la que mantuvo al inicio de este siglo con Alberto Comenge Barreiros, un chico de familia bien, con fama de conquistador, hijo del arquitecto Alberto Comenge y de Mari Luz Barreiros, la segunda exmujer del ya fallecido editor del diario El PaísJesús de Polanco. Alberto estudió Empresariales en una universidad privada y, posteriormente, realizó un máster en la universidad americana de Fiercher.

Él y su hermana pequeña Cristina han sido “algo muy especial” para el que fuera dueño del grupo Prisa, ya que cuando éste se unió a Mari Luz Barreiros tenían una corta edad y él los educó. Durante su relación con Tamara, de unos dos años, Alberto estuvo varias veces en Miami visitando a la familia Iglesias-Preysler que desde el principio le aceptaron. Y aunque de nuevo dos familias influyentes podían haberse unido en matrimonio, como quería y deseaba mamá Isabel, no fue así. El idilio se rompió en el verano de 2005.

Tamara Falcó con Marco Noyer. 

Pero sólo un año después, Tamara Falcó se unía a Marco Noyer, un joven estudiante, alto y rubio, nacido en Argentina, de padre francés y madre austriaca. Su relación se hizo pública a finales de noviembre de 2006 cuando Tamara acudió acompañada de él a la entrega de los premios de la revista Marie Claire. Ambos se conocieron en Madrid, donde Marco realizaba un máster en Administración de Empresas. Cuando terminó sus estudios, el chico decidió irse a París, donde residía, y Tamara no dudó en dejar todo y seguir a su amado. Abandonó sus labores y se trasladó con él a la capital de Francia donde permaneció durante una temporada. Esta decisión le costó un enfado con su madre que la dejó de hablar durante varias semanas. Pero la relación sentimental terminó a finales de 2009. Rompió con Marco pues sin habérselo consultado, le comunicó que se iba destinado a Londres, ella se sintió herida y volvió a su casa familiar de Puerta de Hierro.

Durante ese periodo se la relacionó con Bartolomé Fierro March, otro chico de familia bien, aunque ella siempre negó que fuera su compañero sentimental. Su siguiente novio formal fue el italiano Tommaso Musini. Se conocieron a través de amigos comunes cuando ella estaba buscando compañero de piso para el nuevo apartamento que alquiló en el Madrid de los Austrias una vez que se independizó de su madre. Dieron a conocer su noviazgo en el concierto que Lady Gaga ofreció en la capital de España a finales de 2010, pasando ya con él las navidades en Gstadd, Suiza. Era un chico con un cierto pedigrí. Su familia está relacionada con los Duques de Cornualles y con miembros de la alta sociedad italiana. Pero a Isabel Preysler este chico no le caía nada bien. No obstante, Tamara lo paseó cogida de su brazo por fiestas y eventos sociales de todo tipo. Fue al final del verano de 2011 cuando Tami decidió poner de nuevo punto y final a una relación amorosa. Su ruptura se hizo patente con la ausencia del italiano en la fiesta que dio en noviembre para celebrar su treinta cumpleaños.

Luego se la vinculó con Enrique Solís, músico e hijo de Carmen Tello, esposa de Curro Romero e íntima amiga de la recordada Cayetana de Alba. La pareja nunca confirmó su relación y parece ser que su amistad acabó porque la hija de Isabel Preysler no llevaba demasiado bien la fama de conquistador de Enrique, considerado uno de los más atractivos cachorros de la jet set, que acostumbra siempre a aparecer con buena compañía femenina. 

Desde hace unos meses vive un romance con Iñigo Onieva, un atractivo joven ocho años menor que Tamara, diseñador de coches. La relación sigue a pesar de los rumores de ruptura. 

Su vida mística y religiosa

Fue a mediados de 2011 cuando Tamara encontró la senda religiosa. Afirma que el destino hizo que entrara en la Casa del Libro a buscar algo que leer para pasar sus vacaciones en la playa y se topó con un ejemplar de La Biblia. Le encantó a primera vista porque tenía una portada muy bonita ("blanca y azulita, con una palmera"), según ella el único libro que le ha llamado la atención. A medida que iba leyendo la Biblia se fue incorporando paso a paso a la vida religiosa.

Empezó a rezar el rosario, a acudir a convivencias marianas, a retiros espirituales del padre Ghislain, e ir a misa a diario, lo que hacía en la parroquia de Santiago y San Juan situada muy cerca de su antiguo ático en los Austrias. Cuando por cuestiones laborales o de ocio estaba fuera de Madrid, recibía en su teléfono, a través de la red evangeli.net, el evangelio y la reflexión de la misa diaria. Su conversión culminó en agosto de 2012, cuando acudió a un encuentro de jóvenes católicos en Medjorgorje, en Bosnia-Herzegovina, una ciudad donde dicen que se aparece la Virgen.

Tamara Falcó con Tommasso. 

Tal fue su estado de convencimiento con la religión católica, apostólica y romana, que el 18 de mayo de 2013 se confirmó en la explanada de la catedral de La Almudena junto a otros mil cien jóvenes y ante la presencia del arzobispo de Madrid, el Cardenal Antonio Maria Rouco Varela.

Este aparente cambio radical en la vida de Tamara hizo que, en su familia, más que oposición, hubiera sorpresa, porque no compartían esta mutación, pues nunca había sido una niña religiosa. Tanto, que a los 12 años discutió con un sacerdote y se alejó completamente de la religión. Ya no acudía a la iglesia los domingos, se saltaba las misas de las bodas a las que la llevaba su madre, y llegó a cambiar la clase de Religión por la de Ética.

Tamara Falcó ha recuperado la fe en los últimos años. 

Toda su vida ha estado rodeada de famosos y de medios de comunicación. Eso se nota en la soltura que demuestra frente a las cámaras. Ella, como todos sus hermanos a los que a veces quita cierto protagonismo, cuida en cada aparición hasta el más mínimo detalle estético y sólo intenta hablar de temas domésticos, algo que no siempre consigue.

Su gran autoestima, heredada desde la cuna, le ha permitido siempre llevar con mucha naturalidad la atención pública sobre su persona, un lucrativo negocio que ha convertido en su principal guion de vida.

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