30 de noviembre de 2023
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FIN DE SEMANA

El último detenido ha sido en Almería quien filmó en varias ocasiones por debajo de la falda a la dueña de una copistería con un objetivo en un zapato

Así manejan los ‘voyeurs’ sus cámaras espía para grabar imágenes íntimas de mujeres

Imagen del detenido en Almería grabando a una mujer por debajo de la falda.
Imagen del detenido en Almería grabando a una mujer por debajo de la falda.
Un hombre ha sido detenido en El Ejido (Almería) por grabar repetidamente a la dueña de una copistería debajo de la falda. Para obtener las imágenes, utilizaba una pequeña cámara que escondía en su zapato. El caso de este voyerista no es el único que ha tenido lugar en España. El delito acarrea penas de prisión de uno a cuatro años. En países como Corea del Sur, estas prácticas se han convertido en un problema en auge.

Se les llama comúnmente ‘voyeurs’ o voyeristas. La Real Academia Española de la lengua los define como personas que disfrutan contemplando actitudes íntimas o eróticas de otras personas. Y ahora, con las nuevas tecnologías, los voyeristas han visto cómo las posibilidades para desarrollar estas prácticas se amplían. Basta con colocar una pequeña cámara disimulada en un baño público para obtener miles de imágenes de personas desnudas. El objetivo son principalmente mujeres.

El último caso ha tenido lugar en El Ejido (Almería), donde se ha detenido a un hombre por grabar repetidamente debajo de la falda a la dueña de una copistería de la localidad. Para ello, utilizaba una pequeña cámara que tenía oculta en el zapato y, cada vez que la trabajadora se quedaba sola, entraba en el local para pedirle un servicio específico. Este consistía en utilizar la máquina cortadora, ubicada fuera del mostrador y para la que necesario inclinarse para poder utilizarla. El detenido aprovechaba esta circunstancia para colar el pie entre las piernas de la trabajadora y grabarla debajo de la falda.

Al notar la misma actuación en repetidas ocasiones, la dueña de la copistería acudió a la Policía Nacional con las grabaciones de la cámara de seguridad de la tienda, donde se evidenciaba la extraña actitud del individuo. A pesar de ser detenido por un delito contra la intimidad, ya está en libertad, sin ningún tipo de orden de alejamiento sobre la víctima, según indica el diario El País.

‘Upskirting’, varios casos en España

Los anglosajones conocen esta técnica como ‘upskirting’, que consiste en grabar vídeos a mujeres por debajo de las faldas y vestidos sin que estas lo sepan. El caso del detenido el Almería no es uno aislado.

Ya en agosto de este mismo año era detenido un hombre de 45 años en Guardo (Palencia) por hacer lo mismo: colocaba su teléfono móvil debajo de las faldas y vestidos de las mujeres que acudían al mercadillo de la localidad y grababa. Al ser detenido por la Guardia Civil, comprobaron que era una actitud recurrente.

Misma situación, y también en un mercadillo, tuvo lugar en el barrio madrileño de Aluche en 2019. En este caso, el detenido utilizaba una caja de zapatos metida en una bolsa de plástico que acercaba a las piernas de las mujeres. En el interior de la caja había una cámara, que grababa a través de un orificio.

En la mayoría de estos casos, los hombres utilizaban las grabaciones para consumo propio, lo que implica un castigo inferior por el delito, tipificado como delito contra la intimidad. En otros, el objetivo es muy diferente. Los delincuentes venden las grabaciones a otros voyeristas, subiéndolas a webs especializadas o de pornografía.

Grabaciones en baños públicos

Otra técnica muy usada por los voyeristas es instalar cámaras en baños públicos. En España, han sido detenidos varios individuos por este delito, que han llegado a grabar imágenes de cientos de miles de usuarias. En algunos casos, han sido subidas a la red sin su consentimiento; en otros, las utilizaban para consumo propio.

Uno de los más recientes tuvo lugar en julio del pasado 2022. Se estimaba que al menos 38 mujeres habían sido grabadas por un hombre español, de 42 años por aquel entonces, en el bar de Palma que él mismo regentaba. Para las grabaciones utilizaba un sofisticado sistema que consistía en una botella de agua falsa. Tras la etiqueta se escondía una pequeña cámara, que quedaba oculta por el líquido del recipiente. La encargada de destapar el caso fue una mujer que, según afirmó, ya había localizado un dispositivo similar años atrás. Se deshizo de él.

Cámara escondida tras una botella falsa de agua.

Tras un falso ambientador también escondió 27 microcámaras en el año 2021 un hombre de Málaga, que fue detenido por grabar a al menos 100.000 mujeres, según informó el diario Sur. La encargada de colocar las cámaras era su sobrina, que dijo hacerlo para ayudar a su tío, quien estaba pasando una mala racha a nivel monetario. La intención del hombre antes de ser detenido era publicar las imágenes en su propia página web para obtener dinero por ellas.

Otro individuo de 34 años también fue detenido en 2020 por grabar a varias mujeres en la ducha del piso de una de sus amigas. Las mujeres que salían en las imágenes utilizaban el baño de esta casa debido al cierre de las duchas del gimnasio al que acudían.

Casos como los fotógrafos que escondían cámaras en los lugares que habilitaban para que sus modelos se cambiasen también fueron muy comentados.

Las sanciones por grabar sin consentimiento a mujeres

El Código Penal en su artículo 197 —perteneciente al título X, de delitos contra la intimidad, el derecho a la propia imagen y la inviolabilidad del domicilio—, establece las penas para este tipo de infracciones, consideradas como delitos de descubrimiento y revelación de secretos. La pena por el delito básico es de uno a cuatro años de cárcel y una multa de uno a dos años.

Según el Código Penal, este delito básico implicaría que una persona se apodere sin el consentimiento de otra de “sus papeles, cartas, mensajes de correo electrónico o cualesquiera otros documentos o efectos personales, intercepte sus comunicaciones o utilice artificios técnicos de escucha, transmisión, grabación o reproducción del sonido o de la imagen, o de cualquier otra señal de comunicación”. Así lo expresa el artículo 197.1.

En el artículo 197.2, no obstante, se establecen también penas de uno a cuatro años de prisión y multa de uno a dos años para el que, además, sin estar autorizado, “se apodere, utilice o modifique, en perjuicio de tercero, datos reservados de carácter personal o familiar de otro que se hallen registrados en ficheros o soportes informáticos, electrónicos o telemáticos, o en cualquier otro tipo de archivo o registro público o privado”.

Si además, “difunden, revelan o ceden a terceros los datos o hechos descubiertos o las imágenes captadas” mencionadas anteriormente, se enfrentarían a una pena de dos a cinco años de prisión, según el artículo 197.3.

A todas estas penas se podría añadir el agravante de delito continuado. No obstante, en la mayoría de los casos, en los que las víctimas no son demasiadas y las imágenes quedan solo en propiedad del delincuente, la pena de prisión suele ser inferior a dos años, por lo que no se suele cumplir. Una situación que deja desamparadas a las víctimas y genera intranquilidad en el resto de la población femenina, más propensa a ser víctimas de este tipo de delitos.

Un problema en Corea del Sur

Si bien es cierto que en nuestro país se da a conocer un caso de grabaciones ilegales a mujeres de tanto en tanto, en países como Corea del Sur se ha convertido en un problema. Según informaba CNN, desde el año 2011 hasta el 2017, este tipo de delito tuvo un aumento de 1.300 casos por año. En 2017, ya eran más de 6.000 las grabaciones ilegales. En muchos casos, las imágenes eran subidas a páginas web de pornografía.

Agentes de seguridad de Corea del Sur buscando cámaras en baños públicos.

Las cámaras se pueden encontrar en cualquier parte. Desde baños públicos, pasando por baños privados hasta habitaciones de hoteles. Es una práctica común entre las surcoreanas —y las extranjeras que acuden al país asiático— revisar los hoteles y baños públicos en busca de cámaras que pudieran captar imágenes no deseadas.

Tal es la magnitud del problema que se ha llegado a crear la figura del “enterrador digital”, es decir, una persona que localiza en internet contenido grabado sin consentimiento y, utilizando un software, lo elimina de la página web.

El ‘upskirting’ también es una técnica muy usada por los voyeristas en países como Corea del Sur, Japón o India. Tanto que los teléfonos móviles que suelen comercializarse en esos países tienen como obligatorio el sonido que hacen las cámaras al hacer fotos. Algo que, en las versiones europeas de estos smartphones, no existe. Una medida que sirve como alerta a las posibles víctimas de los voyeristas que atentan contra la intimidad de muchas mujeres alrededor del mundo.

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