El controvertido bajista del grupo, quien ha cumplido 73 años, nunca tomó drogas pero ha confesado ser adicto tanto al sexo como al dinero
La historia de Gene Simmons, líder de Kiss: De una infancia pobre al estrellato y una vida de excesos

El pasado viernes 25 de agosto cumplió 73 años Gene Simmons, mítico bajista y líder del grupo Kiss. El polémico y excéntrico músico celebra su cumpleaños más cerca del mundo empresarial que del musical, como él mismo confesó durante una entrevista con el medio BBC: “Yo vivo para ganar más dinero. Los que dicen que el dinero es la raíz de todos los males son unos imbéciles, la falta de dinero es la raíz de todos los males”, puntualizó Simmons, que cuenta con una fortuna cercana a los 300 millones de dólares.

Gene Simmons, líder de Kiss
Simmons nació como Chaim Witz en Haifa, Israel, en el seno de una familia muy pobre. Su madre, Flora Klein, era apenas una adolescente en Hungría cuando los nazis la llevaron junto con toda su familia al campo de concentración de Ravensbruck. Allí presenció un hecho traumático, el traslado de su madre, Ester Blau, a la cámara de gas.
Cuando el final de la guerra estaba próximo, en enero de 1945, la llevaron a los campos de Venusberg y luego a Mauthausen, donde fue liberada por las tropas aliadas. Con 19 años, Flora decidió viajar a Israel, donde conoció a un carpintero llamado Jechiel Witz. Se casaron y el 25 de agosto de 1949 llegó Chaim, su único hijo.

Gene Simmons junto a su madre
El padre de Simmons, Jachiel, los abandonó cuando él tenía solo seis años. El golpe le enseñó, desde muy temprana edad, que debía salir adelante por sí mismo. Con siete años comenzó a trabajar: recolectaba frutas silvestres y las vendía a la vera de una ruta. Su último recuerdo de Jechiel fue en lo alto de una escalera junto a una mujer rubia, de quién siempre pensó que era su amante. El músico jamás quiso volver a ver a su padre, que le dió cinco hermanastros (uno por cada nuevo matrimonio que tuvo) y falleció el 6 de mayo de 2002, a los 80 años. Su última esposa tenía 35 años. A manera de epitafio, Simmons dijo: “Fue quién era hasta el final”.
Un sueño que cumplir en América
Ya en el año 1958, Flora decidió emigrar y viajó con su hijo a los Estados Unidos, afincándose en Nueva York para estar cerca de unos parientes. Ninguno de los dos sabía hablar o escribir en inglés, y la mujer comenzó a trabajar en una especie de taller clandestino: “Por cada botón cosido ganaba medio centavo”, recordaba Simmons durante una entrevista.

Gene Simmons junto a su madre
Desde siempre, el músico señaló que su madre Flora era su heroína. Le tenía tanto respeto que, asegura, jamás probó drogas ni alcohol en su vida. “Ella fue la mayor inspiración de mi vida. Vivió hasta los 93 años. Y nunca me sentí con derecho a romperle el corazón fumando, bebiendo, drogándome o poniendome en riesgo de ir a la cárcel”, señalaba el artista. Por supuesto, nunca fue un santo, pero las únicas adicciones públicas que reconoce son el dinero y el sexo.
Una infancia entre cómics y música
El pequeño Gene era capaz de hablar húngaro, yiddish, alemán y hasta algunas palabras de japonés, pero a los 9 años, en una ciudad inmensa como Nueva York, no poder comunicarse en el inglés predominante era un verdadero problema. Hasta que un día, asombrado por un superhéroe con capa, empezó a leer cómics, hasta que ayudado por los dibujos y el texto básico de los mismos, aprendió el idioma.
Para alguien como Simmons, que cree que “La Biblia es una historia de superhéroes” y que a los 13 años le envió una carta al mítico ilustrador de Marvel, Stan Lee, es bastante lógico que haya sido su escuela. Muchos años después, cuando la fama de Kiss estaba en ascenso, al manager Bill Aucoin y al productor Sean Delaney se les ocurrió que los cuatro integrantes del grupo podían ser superhéroes de su propia historieta. Pero le agregaron un plus: volaron a Buffalo, Nueva York, donde estaba la imprenta de Marvel, y mezclaron su propia sangre con la tinta.

Formación de Kiss
Gene vería la luz en 1964, cuando en el Ed Sullivan Show se presentaron los Beatles. El joven Simmons quedó maravillado y tenía claro que quería ser como ellos, quizá no tanto por la música, pero sí por los aplausos. Y si los halagos provenían del sector femenino, mucho mejor. Gene convenció a su madre para que le comprara una guitarra y le prometió que continuaría estudiando. También trabajaba como repartidor de periódicos, lo que le reportaba tres dólares diarios y le brindó su primera alegría con las mujeres: el debut sexual.
Según declaró el propio Gene al medio Sidney Morning Herald, “Perdí mi virginidad a los 14 años, mientras entregaba periódicos en un día de invierno. Yo golpeaba a la puerta y luchaba contra la nieve cuando una ama de casa en sus veinte, atractiva y un poco borracha, me dijo que entrara. Se fue a cambiar y regresó en un negligé. Lo siguiente se lo pueden imaginar”, explicaba Simmons, que confesó en más de una ocasión ser adicto al sexo.
El fenómeno Kiss
Con quince años se colgó una guitarra y formó su primera banda, llamada Long Island Sound. Pero aún quedaban algunos años por delante para que la música se transformara en su medio de vida. Así que apeló a la alternativa que le prometió a su madre y no descuidó sus estudios. En 1970 se licenció en Educación en el Sullivan Community College, lo que le permitía ser maestro de primaria. Y mientras el rock lo despertaba por las noches, ganaba algunos dólares enseñando en una escuela del Harlem Español.
La experiencia en el campo de la educación no duró demasiado. Existen dos versiones sobre su salida de la escuela en Harlem, según contó Simmons, lo que deseaba realmente era recibir atención y aplausos. La otra, en el plano de la leyenda, dice que quiso replicar su propio método de aprendizaje y llevó un ejemplar de Spiderman para enseñar a sus alumnos. Al parecer, a los padres no les gustó y ahí se terminó Simmons como maestro de escuela.
No pasó mucho tiempo hasta que encontró a su media naranja artística. Paul Stanley, que luego fue el guitarrista principal de Kiss, aún era Stanley Eisen, un muchacho judío de Brooklyn tres años menor que él, que de niño había estado acomplejado por la falta del pabellón auditivo de su oreja derecha y se dejaba el pelo largo para taparla. Tocaba la guitarra, cantaba y estaba en busca de una banda. Según narra la historia, una tarde fue a la casa de un amigo en el barrio de Washington Heights. Allí, por casualidad, estaba también Gene. Los presentaron y aunque Paul no se deslumbró por la canción que le mostró, comenzó una de las asociaciones más exitosas de la historia del rock.
Gene Simmons y Paul Stanley
La primera banda que formó el dúo fue Wicked Lester. Allí, Simmons se colgó el bajo por primera vez. Consiguieron un contrato para grabar un disco en los famosos estudios Electric Lady, que habían pertenecido a Jimmy Hendrix. Pero antes de terminar el proyecto, Gene y Paul coincidieron en que no les gustaba la música que hacían. Echaron a los demás miembros de la banda y comenzaron a reclutar músicos.
Primero se fijaron en un aviso en la revista Melody Maker. Allí, un baterista decía estar dispuesto a hacer lo que fuera para triunfar. Peter Criscuola, más conocido como Peter Criss, fue el primero en llegar a la nueva formación. Tocaron en algunos bares como trío, pero algo faltaba. Y fue entonces que llegó el guitarrista Ace Frehley, que dibujó el famoso logo de Kiss.

Kiss
Lo que sucedió con Kiss es una historia conocida. Inspirados por el suceso que tenía New York Dolls, una banda “proto punk” que se travestía y maquillaba. Los integrantes de Kiss decidieron que cada uno encarnaría un personaje. Simmons, con su altura de 1,87 metros y su lengua de 13,5 centímetros (que generó el mito que se había injertado una lengua de vaca), no podía ser otro que el Demonio. El diseño de los maquillajes fue sugerido por Cinthia, la esposa del baterista Peter Criss.
En los primeros proyectos, a la banda le costó triunfar con sus discos. Aun así, con su rock’n’roll básico y furioso, en vivo eran una sensación que arrasaba entre la juventud. De entrada decidieron hacer realidad la fórmula con que aún hoy, cincuenta años después de su primer álbum, abren los shows: “Ustedes quienes lo mejor, ustedes tendrán lo mejor. La banda más caliente del mundo: ¡Kiss!”.

Kiss en directo
En sus shows se podía ver mucha pirotecnia, juegos de luces, una batería que trepaba seis metros, humo que salía de las guitarras y, para deleite del público, las performances más esperadas de Gene Simmons: la sangre saliendo de su boca en el tema God of Thunder y el fuego que escupía en Firehouse, un truco circense que le produjo alguna que otra quemadura en el pelo y en la cara.
Este año, después de medio siglo dando espectáculo y con más de 100 millones de copias vendidas de sus 44 discos, la banda encaró su última gira, que cerrará el 2 de diciembre en el Madison Square Garden de Nueva York. No será el fin de Kiss, sin embargo.