Tapón de arena que ocultó a Julen era del mismo material que el pozo de Totalán.
Informe del Seprona despeja incógnitas clave en caso.
Este nuevo dato se esperaba para reforzar de veracidad al relato de los padres, José y Victoria, sobre cómo ocurrieron los hechos y, de paso, seguir despejando dudas sobre el accidente. Este informe daría más fuerza aún a la hipótesis principal manejada por la Guardia Civil sobre cómo se originó uno de los principales impedimentos en el rescate de Julen, que ralentizó los trabajos durante tres días y provocó que se tuvieran que improvisar otros planes de rescate.
Julen se precipitó al pozo el pasado 13 de enero en la finca de David Serrano en la localidad madrileña de Totalan, mientras estaba con sus padres pasando el domingo. El agujero medía 25 centímetros de ancho y unos 70 metros de profundidad.
Según las nuevas investigaciones, el niño habría arrastrado tierras de las paredes irregulares del propio pozo hasta las profundidades, ya que no estaba encamisado con ningún tubo para asegurar las paredes. Este tapón era de algo más de un metro de largo y se especuló con la posibilidad de que pudiese ser rota con una gavilla para después succionar el material que se desprendiera. Durante estas tareas se encontró una bolsa de gusanitos y un vaso de plástico que el niño llevaba en las manos. El análisis de estos restos confirmaron que Julen se encontraba dentro del pozo.
Según el informe, los técnicos tuvieron miedo de profundizar con mayor violencia por hacer daño al niño, ya que el protocolo seguido era buscar a una persona viva. Los ingenieros decidieron entonces hacer un pozo paralelo y un túnel para evitar el tapón. Finalmente, el niño fue encontrado sin vida el 26 de enero, trece días después del accidente.
Todavía faltan por aportar al juzgado los informes definitivos de la autopsia y otros análisis sobre el material que había debajo de Julen. Estos últimos son importante para desvelar por qué el pozo sólo medía unos 72 metros, cuando la perforación inicial era de 109 metros de profundidad. Es una de las incógnitas que tiene que aclarar aún la investigación dirigida por la magistrada encargada del caso, que ha imputado, hasta el momento, al dueño de la finca por homicidio imprudente y ha llamado a declarar a una docena de testigos para esclarecer los hechos. Estas comparecencias comenzarán el 22 de febrero.
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