Sin pistas de Ana Belén Jiménez 29 años después de su desaparición en Villarrobledo
La joven de 18 años se fue de casa el 8 de julio de 1994 después de haber tenido una pequeña discusión con sus padres
El 8 de julio de 1994 Ana Belén Jiménez Armiñana abandonó su casa de madrugada. Su intención era volver pasados un par de días. Nunca lo hizo. Hoy, 29 años después de su desaparición, su madre y su hermana Mari Carmen siguen buscándola con la esperanza de encontrarla. Su padre falleció antes de poder abrazarla de nuevo a causa de un cáncer en el año 2006.
El día de su desaparición, Ana Belén tenía 18 años; ahora, tendría 47. En su día —tal y como figura en la ficha de la desaparición que aparece en varios portales de personas desaparecidas—, Ana Belén medía 1,60 metros, pesaba 55 kilos y tenía el pelo largo y liso de color castaño. Los ojos, verdes. Uno de sus rasgos más distintivos es una cicatriz que posee en el maxilar izquierdo a causa de una operación.
Cuando Ana Belén salió de casa aquel 8 de julio lo hizo con lo puesto, sin documentación, 1.100 pesetas en el bolsillo y medicación para la epilepsia —enfermedad que sufría— para tres días, según relató su hermana al periódico El digital de Albacete.
La desaparición de Ana Belén Jiménez
Natural de Villarrobledo (Albacete), Ana Belén vivía con sus padres. El 8 de julio de 1994, según relató su hermana a Caso Abierto, había tenido una riña con sus padres. El motivo es que Ana Belén quería ir a tomar café. A pesar de que su madre intentó que no fuera debido al calor, Ana Belén salió. Prometió volver pronto, pero lo hizo cerca de las 11 de la noche. Esto provocó una pequeña discusión con sus padres que se solucionó rápido, según su hermana.
No obstante, unas horas después, en plena madrugada, su hermana Mari Carmen recibió una llamada de Ana Belén en la que le confesaba que necesitaba irse de casa un par de días. Llevaba medicación para ese tiempo, 1.100 pesetas y lo puesto. Pasados esos días, Ana Belén todavía no había vuelto.
Por el protocolo de la época, había que esperar 48 horas antes de denunciar una desaparición. Además, la desaparición de Ana Belén, que comunicó su intencionalidad de marcharse, se consideraba como voluntaria. Sin embargo, para su familia siempre hubo un componente extraño. Nunca dejaron de buscarla.
Las pistas tampoco cesaron de aparecer. Muchas personas dijeron haber visto a Ana Belén formando parte de una secta, entre las paredes de un prostíbulo y en diversas ciudades. Una de las más recurrentes: Valencia. Una de las últimas pistas ubicaba a Ana Belén en esta ciudad en el año 2015. Fueron varias personas las que dijeron haberla encontrado en el supermercado Mercadona de Patraix, en la calle de Sagunto, en la calle Jativa y en el Mercado de Ruzafa.
Los padres de Ana Belén, que se volcaron en buscar a su hija, fueron a Valencia así como al resto de lugares en los que diferentes testigos habían indicado que habían visto a Ana Belén. Ni rastro. Su padre, incluso, llegó a crear la Asociación de Desaparecidos de Castilla-La Mancha (AFADECAM) y a conseguir que el caso se moviera en los diferentes medios de comunicación.
En la época de las niñas de Alcàsser
Cuando Ana Belén desapareció, se investigó en los medios de transporte de la zona para ver si la joven había podido comprar un billete. Ni rastro. Eso llevó a los padres a pensar que se subió al coche de alguien. En aquella época, en el año 1994, el crimen de las niñas de Alcàsser todavía estaba fresco en la memoria, y los progenitores de Ana Belén tenían miedo de que la joven hubiera sufrido el mismo destino.
La desaparición de las conocidas como niñas de Alcàsser (Miriam, Toñi y Desirée, de 14 y 15 años) tuvo lugar el 13 de noviembre de 1992. Sin embargo, durante unos meses España al completo mantenía la esperanza de encontrarlas con vida. Una que se perdió el 27 de enero de 1993, cuando aparecieron sus cadáveres en el paraje de La Romana.
La investigación indicaba que las niñas hicieron autostop al salir de la discoteca Coloor de Picassent (Valencia), con la mala fortuna de que acabaron subiéndose en el coche de Antonio Anglés y Miguel Ricart. Ambos las secuestraron, las llevaron a una caseta abandonada en el campo, las torturaron, violaron, asesinaron y luego las enterraron.
El terrible crimen marcó a la sociedad española de la época. Ana Belén desapareció poco más de año y medio después de hallar los cadáveres de las niñas. A diferencia de estas, no hay pistas sobre qué ocurrió con Ana Belén aquel día. Y 29 años después, su familia sigue luchando por encontrarlas y poder ver a la joven que desapareció con 18 años y que ya tendría 47.
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