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Una mujer con gafas de sol sostiene un papel mientras camina por una acera junto a una carretera.
SUCESOS

Noelia de Mingo ya había tenido un incidente similar en el mismo lugar.

Hace dos años, en el mismo supermercado de El Molar, Noelia de Mingo tuvo un incidente por no recibir un descuento.

Los familiares de Noelia de Mingo, la médica enferma de esquizofrenia que en 2003 asesinó a tres personas en el Hospital Jiménez Díaz de Madrid, aseguran que no entienden lo que pudo pasar para que el pasado 20 de septiembre de 2021 entrara, cuchillo en mano, en un supermercado de la localidad de El Molar e intentara asesinar a la cajera asestándole una puñalada en el tórax. Insisten los familiares en que no percibieron ningún signo de descompensación en la enferma antes del ataque.

Desde entonces, De Mingo permanece por orden judicial recluida en el psiquiátrico penitenciario de Foncalent (Alicante) y los médicos intentan examinarla sin éxito para determinar su estado mental y el motivo por el que se niega a hablar con ellos.

De Mingo se niega a comer y se muestra agresiva

Desde su ingreso en Foncalent, Noelia de Mingo está reproduciendo la misma actitud y los mismos comportamientos que presentó en su primer ingreso tras el juicio por los asesinatos del hospital Fundación Jiménez Díaz. No responde al tratamiento prescrito por los médicos, se niega a hablar con ellos, les responde con sonrisas sarcásticas cuando no se muestra directamente agresiva con los encargados de examinarla.

La protagonista de este último intento de asesinato, también se niega a ingerir alimentos y sólo bebe agua del grifo. Por todo esto, los médicos psiquiatras de Foncalent creen que en la actualidad persiste en la paciente una descompensación psicótica. De hecho, desde el centro penitenciario los psiquiatras se vieron obligados a solicitar el permiso del juez para alimentarla forzosamente, cosa que ocurre desde hace aproximadamente un mes.

“No representaba un peligro para nadie”

Noelia de Mingo saltó a las portadas de todos los periódicos en 2003 cuando atacó con un cuchillo jamonero a sus compañeros y a varios pacientes de la Fundación Jiménez Díaz. Pese a que los primeros alertaron una y otra vez de las tendencias paranoicas y peligrosas del médico residente, su familia siguió enviándola a trabajar al hospital y nadie del centro hizo nada para, al menos, destinarla a otro puesto donde no tratara con pacientes.

Noelia, meses antes diagnosticada de una esquizofrenia paranoide, pensaba que todos conspiraban contra ella y medió un plan para vengarse. Unos días antes de los crímenes compró un cuchillo jamonero que escondió en el forro de la bata, esperó a que el celador abandonara la sala y atacó por la espalda a sus compañeras.

Una persona con cabello rizado y gafas, vestida con un abrigo oscuro, está de pie al aire libre con un fondo borroso que incluye una chaqueta azul colgada.
Noelia de Mingo. | El Cierre Digital

De Mingo apuñaló a una de sus compañeras que escapó con un corte leve, a una segunda víctima la apuñaló en el cuello, aunque milagrosamente salvó la vida, la tercera, la doctora residente  Leila El Ouamari murió a causa de las puñaladas mortales de Noelia De Mingo. La agresora, fría, recorrió el pasillo y asesinó a una paciente y al marido de otra.

La Audiencia Provincial de Madrid la absolvió de los tres asesinatos y cuatro tentativas más, al estimar la eximente completa de enajenación mental de la acusada, pero la condenó a pasar los siguientes 25 años en un psiquiátrico penitenciario. La Fundación Jiménez Díaz sólo fue acusada como responsable civil subsidiaria a pesar de que durante el juicio los testigos contaron cómo los responsables médicos conocían los desvaríos de Noelia de Mingo, pero no hicieron nada para evitarlo.

En 2017 Noelia de Mingo volvió a las calles gracias a los  informes positivos de los médicos del psiquiátrico de Foncalent. “No constituye un peligro para los demás, ni para sí misma” rezaban los informes, y De Mingo quedó libre a pesar de la oposición de las víctimas y las familias de los asesinados en el año 2003.

La historia de De Mingo se repite sin que se depuren responsabilidades

Para acceder a la libertad en 2017, De Mingo debía cumplir una serie de garantías. Una era que su madre y su familia se hicieran responsables de la doctora y de su medicación. La otra condición era que asistiera a las continuas sesiones de tratamiento en su centro de salud y su hospital de referencia.

La decisión se tomó por encima de la oposición de las víctimas.  Fernando Alberca, novio de la asesinada Leila El Ouamari, denunciaba indignado que volvían a dejar el cuidado de Noelia en manos de los mismos familiares que ya demostraron que eran incapaces de garantizar sus cuidados. Además, Alberca puntualizaba que “el buen comportamiento de De Mingo en el psiquiátrico penitenciario no garantizaba que siguiera comportándose igual en la calle”. Cuatro años después, De Mingo volvió a agarrar un cuchillo con intenciones homicidas, dando la razón a los que alzaron la voz cuando la dejaron en libertad.

La investigación de la Guardia Civil y del juzgado está confirmando que De Mingo sí tuvo un control médico en esta última etapa y, de hecho, el 14 de septiembre, sólo cuatro días antes de protagonizar su último intento de asesinato, acudió al hospital a que le inyectaran su medicación.

El otro eslabón del caso, la familia de Noelia De Mingo, asegura que la doctora no les dio ninguna pista de que estuviera descompensada mentalmente. Sin embargo, en el pueblo de El Molar los vecinos hablan en voz baja de amenazas de muerte e incidentes protagonizados por De Mingo desde que salió del psiquiátrico en 2017.

Parece muy difícil que la familia de la doctora no estuviera al tanto de estos avisos, y sería una grave irresponsabilidad que en caso de conocerlos no lo hubieran puesto en conocimiento de los médicos ya que la situación ha estado a punto de cobrarse la vida de inocentes. ¿Se rompió la cadena en el eslabón familiar? La investigación judicial continúa y no parece que el incidente del supermercado fuera el único episodio que podría revelar el estado alterado de Noelia de Mingo.

La familia ha referido a los médicos del psiquiátrico penitenciario de Foncalent, donde permanece ingresada la agresora, que no habían percibido previamente señales de una descompensación.

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