El móvil de Alejandro Mencía podría reabrir la investigación.
El mecánico desapareció en mayo de 2020 en Campoo de Suso tras un cumpleaños con amigos.
Después de un año y medio de la desaparición del cántabro Alejandro Mencía cuando estaba con unos amigos en una cabaña en la localidad de Campoo de Suso, su caso –en estos momentos sobreseído provisionalmente– podría reabrirse. Según ha informado la familia del joven de 31 años a elcierredigital.com en exclusiva, la policía judicial encargada de la investigación ha analizado los últimos mensajes del móvil de Alejandro que "servirían como prueba para abrir nuevas vías de investigación".
El abogado de la familia ha transmitido a los allegados de Alejandro que las nuevas pruebas se apoyan en varios mensajes de SMS y Whatsapp, según ha podido saber elcierredigital.com. "Los once chicos que fueron con él a la cabaña crearon un grupo antes de ir a la fiesta de cumpleaños llamado 'Barbacoa'. Por los mensajes que hay, tenemos la posibilidad de conseguir que se reabra el caso", asegura cautelosa la familia, que no quiere dar más detalles para no entorpecer la investigación.
A través de una conversación telefónica con elcierredigital.com, la familia de Alejandro comenta que lleva "más de un año y medio buscando" al joven y que en todo este tiempo "no se ha tocado ni su coche ni su cuenta bancaria". Por eso, la familia afirma con certeza que "en aquella cabaña pasó algo, pues fueron doce amigos y solo volvieron once". Además insisten en que "Alejandro no se fue por voluntad propia".
Las nuevas pruebas aportadas por la policía judicial, que sigue buscando pistas que le lleven hasta Alejandro Mencía –con la ayuda de SOS Desaparecidos–, "nos da esperanza para que se esclarezcan de una vez por todas los hechos de esta desaparición", comenta la familia. En declaraciones a elcierredigital.com también se sinceran y explican que "no esperamos encontrar vivo a Alejandro, pero queremos saber qué pasó en esa cabaña".
Crónica de una desaparición
Es 23 de mayo de 2020. Una docena de jóvenes decide romper con la monotonía pandémica y escaparse a celebrar un cumpleaños en la cabaña de 'El Teju', a unos seis kilómetros del municipio de Campoo de Suso (1.600 habitantes y sito en Cantabria).
Es la una de la tarde y la cuadrilla entra en una modesta construcción hecha a base de piedra, vigas de madera y tejas de uralita en la que suelen descansar los ganaderos que suben al monte. El calimocho navega en favor del aire festivo, un vídeo grabado ejerce de testigo de la alegría vespertina y posteriormente dos jóvenes comienzan a practicar kick boxing, modo amateur.
Las caídas les manchan el cuerpo y, sobre las ocho de la tarde, ambos amigos bajan al río para limpiarse. Pero solo uno de ellos vuelve a la cabaña. ¿Dónde está Alejandro? El otro 'luchador' responde que se lavó junto a él, pero que lo dejó "atrás".
Ha pasado más de un año desde que Alejandro Mencía fue visto por última vez y fuentes de la investigación aseguran que los once amigos y/o familiares que le acompañaron en la jornada festiva llevan meses sin subir al monte a buscarle a pesar de que muchísimos familiares y vecinos de localidades de la comarca se han volcado.
"Seguramente están cansados de ser objeto de dimes y diretes", señala una de las fuentes de la investigación consultadas por elcierredigital.com. La familia de Mencía, por su parte, continúa con la búsqueda de Alejandro en las innumerables simas que agujerean la zona del monte en el que se esfumó por arte de birlibirloque.
Algunos amigos deslizaron que tardaron en llamar a emergencias porque Alejandro, en verbenas o discotecas, ya se había evaporado sin dejar rastro tras algún pique o a causa de una repentina decisión. Pero aun así, el caso tiene demasiadas preguntas sin responder.
Alejandro Mencía (31 años, 1,75 de altura y pelo castaño) se esfumó sin dejar rastro hace más de un año en la que iba a ser una jornada de relax. Y es que, tras dejar atrás las fases más duras del confinamiento, el joven mecánico se escapó al monte rodeado de familiares y amigos.
Su intención, aseguraron fuentes cercanas la investigación a Elcierredigital.com, "era desconectar, relajarse y tomar unas copas junto a una decena de caras conocidas". Pero algo se torció.
Enfado
Mencía, que en el momento de su desaparición solo llevaba puesto encima un pantalón (ni camiseta, ni calcetines), se esfumó por arte de magia. Y su amigo, que ni siquiera acabó la jornada buscándolo porque aseguró que tenía que trabajar al día siguiente, sostiene que ambos se enfadaron junto al río y que subieron por separado porque el desaparecido se quedó atrás.
En la cabaña, llena de amigos e incluso de algunos primos del desaparecido, se pusieron alerta y llamaron al 112 sobre la una y media de la mañana. Fue entonces cuando se activó un operativo que conllevó la salida de unos drones térmicos que no encontraron señales de vida.
Posteriormente, un dispositivo formado por técnicos de la Dirección de Interior autonómica, agentes de la Guardia Civil y del Grupo de Rescate e Intervención en Montaña tampoco tuvieron éxito. Y finalmente, tal y como relataron desde SOS Desaparecidos Cantabria a Elcierredigital.com, casi mil personas rastrearon la zona y solo encontraron las botas de Alejandro a un kilómetro de la cabaña.
"Días después trajeron desde Madrid unos perros que participaron en el dispositivo de búsqueda de Diana Quer y también varios helicópteros rastrearon la zona. Pero no hubo suerte", aseguran.
Unos chicos de pueblo
El 23 de mayo de 2020 fue un día de niebla en la zona. Pero fuentes de la investigación no creen que este fenómeno atmosférico sea clave en la desaparición de Alejandro Mencía. En el caso, son protagonistas secundarios un grupo de jóvenes de pequeños pueblos ganaderos que rodean la localidad cántabra de Reinosa.
Fuentes de la investigación aseguraron que los chicos "se conocen el valle como la palma de su mano". "Ellos conocen el campo, conocen el monte y van a caballo. La zona es una reserva natural: no entran coches excepto los que han buscado a Alejandro".
El hecho de que los medios oficiales se retiraran de la búsqueda no impide que la familia siga volcada en el caso. Y es que siguen sin creer en la desaparición voluntaria de Alejandro, que ahora podría tener otra oportunidad para que se retome la investigación.
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