Ladrones de tumbas: Asaltan cementerios para llevarse crucifijos que luego venden
Los ladrones de cementerios “trabajan” a destajo desvalijando camposantos. Y lo hacen sin escrúpulos para vender al peso
No hay cementerio de España que escape a las incursiones de los ladrones, saben que en los camposantos no hay vigilancia y si la hay siempre es insuficiente. El acceso al recinto no reviste especial dificultad y en las zonas más antiguas del cementerio encuentran un botín codiciado en forma de cruces, imágenes o candelabros de bronce.
Y no se trata de bandas de delincuentes especializados, precisamente en el caso de los últimos detenidos por la Guardia Civil se trataba de una pareja de ladrones de medio pelo aunque el arrestado ya contaba con 21 detenciones a su espalda. Como en otras ocasiones, los ladrones ni siquiera vienen desde muy lejos para ejecutar los robos. La pareja de detenidos por los guardias son vecinos de la localidad toledana de Guadamur cuyo camposanto asaltaron en dos ocasiones para robar. Lo mismo hicieron en los cementerios de otros 20 municipios de la provincia, siempre con un “modus operandi” muy simple.
Los ladrones solían hacer en primer lugar una visita de cortesía al cementerio en la que aprovechaban para señalar sus objetivos y planificar el acceso al lugar y el transporte del botín. La siguiente visita al cementerio era por la noche, saltando la valla del camposanto por la zona en la que ya sabían que nadie podría verles. Una vez dentro se dirigían a la zona más antigua, donde las tumbas lucen más adornos y más costosos y arrancaban todo lo que podían de las cruces, lápidas y enterramientos. Sólo en una noche fueron capaces de llevarse del cementerio de Mora ochenta figuras, la mayoría de Cristos crucificados, su especialidad.
En otra localidad cercana los ladrones no dudaron en llevarse una monumental imagen de bronce del Sagrado Corazón de Jesús arrancándola de la tumba de un niño. Uno tras otro los asaltos se repetían desde el pasado verano, casi siempre por las noches, sólo variaron su patrón de actuación y comenzaron a robar por las mañanas cuando se estableció el “toque de queda” por la pandemia de Covid, adaptando sus horarios a la nueva "normalidad". Pero este puntual cambio en sus horarios de robo casi les sale caro porque una vecina de un pueblo de Toledo pudo observar una mañana a uno de los ladrones pegado a la tapia del cementerio con varios crucifijos a sus pies, la testigo no le dio mucha importancia pensando que se trataba de algún operario del camposanto hasta que se descubrió que esa misma mañana los ladrones había saltado la valla y robado de nuevo en varias tumbas del lugar.
Las denuncias fueron creciendo al mismo tiempo que la indignación de los vecinos ante la falta de escrúpulos de los ladrones, y la Guardia Civil de Mora con el apoyo de la Unidad de Policía Judicial de la Comandancia de Toledo puso en marcha la operación Crucix. Una por una fueron inspeccionando chatarrerías y centros de reciclaje mientas instalaban vigilancias en los cementerios que aún no había sido asaltados.
Poco tardó la Guardia Civil en dar con la pareja de presuntos autores de los robos y con su vivienda en Guadamur. En el patio de la casa los guardias encontraron un centenar de imágenes de bronce robadas, la mayoría ya cortadas en piezas para su transporte con un peso que superaba los 1.500 kilos. El rastro de los objetos robados llevaba directamente hasta un centro de reciclaje de la localidad madrileña de Humanes donde fueron detenidas las tres mujeres que lo regentan tras encontrar escondidas bajo chatarra numerosas piezas, esculturas y cristos de bronce que sumaban más de 700 kilogramos entre todos.
Los guardias han puesto a los ladrones a disposición judicial acusados de robar más de 861 cruces y crucifijos, además de otras figuras y ornamentos religiosos , todo valorado en más de 450.000 mil euros.
Ese es el valor de los objetos en el mercado de compra venta, sin embargo el problema es que la única salida al por mayor que tienen esos objetos robados es vendiendo las imágenes y crucifijos al peso en chatarrerías o centros de reciclaje a dos euros de media el kilo de bronce para refundir. Entre todas las piezas recuperadas sobresale especialmente una que los ladrones ya no podrán vender para refundir, una pesada estatua de bronce de más de 30 kilos de peso, la figura del Sagrado Corazón que presidía la tumba saqueada de un niño y los guardias han recuperado. Esa pieza hubiera reportado algún beneficio a los ladrones, pero la mayoría eran cruces y crucifijos. Los ladrones vendían los crucifijos de 15 kilos de bronce por una media de 30 euros cuando en realidad habían costado cerca de mil euros a sus propietarios, de ahí la indignación de las víctimas que han visto dañadas y saqueadas las tumbas de sus allegados por un botín miserable. Por esa misma razón, y por su falta de escrúpulos, los ladrones robaban por cientos las piezas de los cementerios trabajando a destajo sin importarles el daño económico y moral que causaban a cientos de familias.
La última banda importante de ladrones de cementerios que actuó en Castilla-La Mancha fue desarticulada por Guardia Civil en 2016. Entonces las víctimas también se contaron por decenas, pero ha sido ahora en 2020 cuando algunos de los Ayuntamientos afectados se han planteado instalar cámaras de vigilancia en los cementerios para acabar con este nuevo tipo de delincuencia.
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