Javier Anastasio, el que sabe la verdad del asesinato de los Urquijo.
En la madrugada del 1 de agosto de 1980, acompañó a Rafi Escobedo, condenado por el crimen de los Urquijo, a su mansión.
Rafi Escobedo fue el único condenado por el crimen de los Marqueses de Urquijo. Sin embargo, su amigo, Javier Anastasio de Espona, huyó antes de ser juzgado. El 17 de octubre de 1983, tres meses después de la sentencia que condenó a Escobedo a 53 años de cárcel, Anastasio era detenido. En el segundo juicio del mediático caso se le acusaba de cómplice.
Según un amigo en común que acudió como testigo al juicio, Anastasio había acompañado a Rafi a la casa de los Marqueses en Somosaguas y, tres días más tarde, se había deshecho de una pistola que el exmarido de Myriam de la Sierra le había entregado lanzándola al pantano de San Juan en Madrid.
Javier Anastasio siempre aseguró que su único error fue colaborar haciendo desaparecer el arma del delito. Según contó en su libro El hombre que no fui (2017), coescrito por Melchor Millares, estaba convencido de que iba a ser condenado, ya que intuía que detrás había toda una trama y él y Escobedo eran los cabezas de turco.
Después de tres años y medio de prisión preventiva a la espera del juicio que le condenaría a 60 años de cárcel, Anastasio fue puesto en libertad a la espera de celebrarse el juicio. El contencioso llego a aplazarse cuatro veces.
El 21 de diciembre de 1987, después de hablarlo con su familia, Anastasio cogió el dinero que había ganado de la venta de un apartamento, se subió con uno de sus hermanos a un coche y condujeron hasta Portugal. Y del país vecino a Brasil, donde no había tratado de extradición. Allí vivió tres años y se sentía como un turista más. Sin embargo, en el citado libro contó como tuvo que sobrevivir a la soledad a pesar, de que recibía, las visitas de sus padres y de su novia, Patricia.
De Brasil pasaría más tarde a Argentina donde formaría su propia familia. Toda su peripecia vital queda retratada en el citado libro. Sin embargo, hay una serie de dudas sobre cómo consiguió evadir la acción de la justicia durante tantos años. Afirma que nunca recurrió al chantaje de autoridades en América para librarse, algo que no deja de ser sorprendente y poco creíble. Más surrealista es su relato de cómo entraba en España para visitar a su familia disfrazado. Todo ellos siendo uno de los prófugos más buscados en nuestro país.
En 2010, cuando el crimen de los Urquijo ya estaba prescrito, concedió desde Buenos Aires una entrevista para la revista Vanity Fair en la que nuevamente mantenía su versión sobre el crimen. Además, afirmaba que tampoco se creía la versión oficial de la muerte de su amigo Rafi Escobedo, negando que fuera un suicidio. “Mi gran pesar ha sido no poder despedirme de mis padres. Murieron en Madrid sin ver cómo me convertía en un hombre libre. No pude decirles adiós”, afirmaba.
Siete años después publicó el citado libro junto a Millares. Ya había prescrito también su fuga. Se especuló en esos momentos sobre la posibilidad de concediese alguna entrevista a una cadena televisiva previo pago de su importe y que estaría colaborando con la producción de una serie sobre el caso Urquijo. Ninguna de estas ofertas llegó a buen término. Sí ha asegurado estar dispuesto a colaborar con el abogado Marcos García Montes que busca limpiar el nombre de Rafi Escobedo mediante un recurso de revisión en el Tribunal Supremo para demostrar que Escobedo no fue el autor material del crimen. Son muchos los que piensan. y algunos los que temen, que Anastasio es el único que puede resolver lo que pasó aquel 1 de agosto de 1980.
Más noticias: