Hombre de 59 años desfigura a puñetazos a madre de 81 en Ventanielles, Oviedo.
Los vecinos no se lo explican porque aseguran que era habitual ver al agresor paseando con su madre a diario
El barrio de Ventanielles, en la capital de Asturias, Oviedo, se mantiene conmocionado tras el suceso que acaeció el pasado lunes en el número 7 de la calle Lago Enol, un hombre le propinó una brutal paliza a su madre, sin que haya trascendido aún el móvil de la agresión. Según informa elcomercio.es, A. G. R., de 59 años y de origen argentino, le acabó desfigurando la cara a puñetazos a su madre, M. C. R. F., de 81, además de propinarle varios golpes en el tórax.
La víctima fue ingresada en el Hospital Universitario Central de Asturias, mientras que el agresor fue detenido y llevado a los calabozos de la Jefatura Superior de Policía del Principado a la espera de pasar a disposición judicial. Este hombre había vuelto hace un año y medio a Oviedo desde Argentina para cuidar de su madre y era habitual verlos pasear juntos por el barrio, por lo que nadie se esperaba que ocurriera este suceso, que ha causado incredulidad entre los vecinos del barrio.
Sobre las 23:45 del pasado lunes, Álvaro García, presidente de la comunidad de vecinos, se dispuso a fregar el portal y fue entonces cuando se percató de lo que estaba ocurriendo en uno de los inmuebles debido a los gritos que salían de su interior.
‘’Yo me encargo de la limpieza y lo hago siempre de noche porque la mañana hay mucho trajín de gente. Escuché que una mujer estaba dando voces, gritando "que me mata, que me mata, auxilio, ayúdenme". Subí corriendo al tercer piso, creyendo que los gritos venían de ahí, pero no, eran del cuarto izquierda B. Cuando llegué, la mujer seguía gritando, piqué a la puerta, pero nadie me abrió así que llamé inmediatamente a la Policía Local", relataba este vecino a elcomercio.es, que lleva residiendo en este bloque desde hace diez años.
Cuando la Policía acudió al edificio, llamó a la puerta de la casa, pero el agresor no quería abrir. ‘’Llegó la Policía y todavía seguía pegándola, no abría’’, detalló Álvaro García. ‘’Él no dijo nada, se quedó apoyado en el quicio, con los brazos colgando, las manos llenas de sangre y con una sudada tremenda’’, explicaba el presidente. Después de abrir, los agentes procedieron a su detención.
El interior de la vivienda ofrecía un panorama desolador. La mujer estaba tendida con un charco de sangre a su alrededor y con el rostro completamente desfigurado tras haber recibido una serie de golpes por parte de su hijo. "Nunca tuve problemas con él, no sé qué le pudo pasar por la cabeza. De hecho, antes de que pasara esto estuvo tomando algo en un bar del barrio, tan tranquilo. Nadie podía presagiar esto", concretaba García, ya que este vecino era calificado como un vecino tranquilo.
Más noticias: