Familia del asesinado en Estepona: Que el agresor de Paco lo pague.
El abogado de la víctima pide revocar la libertad del investigado y citarlo para interrogatorio.
Francisco murió en diciembre de 2017 tras sufrir una agresión a manos de un examigo, el padre de la joven que lo denunció por acoso en junio del mismo año. La denuncia quedó en nada, “la policía jamás vio delito de acoso en la forma de actuar de Paco”, ha explicado a elcierredigital.com el letrado de la familia, Marcos García Montes.
La noticia se extendió como la pólvora y en ese momento empezó el particular linchamiento contra una familia cuyo único delito es ser la familia de un hombre al que supuestamente ha matado los golpes un padre que quiso tomarse la “justicia” por su mano y le dio igual lo que dijera un juez. Críticas e insultos en redes sociales y miradas acusadoras al caminar por la calle, incluso de vecinos a los que conocen de toda la vida. “La gente nos mira a la familia como si fuéramos lo peor del mundo. Como si hubiera habido algo malo y nosotros lo hubiéramos consentido. Esa es la pena que tenemos”, denunció la viuda, Ana, visiblemente afectada ante el diariosur.
Precisamente Ana, este lunes, declaraba ante el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Estepona en relación al procedimiento que investiga el fallecimiento de su marido. La viuda, junto a sus familiares, han insistido en que lo que desean es que se haga justicia, “limpiar el nombre” del fallecido y que el presunto agresor rinda cuentas ante la Ley y “pague lo que tenga que pagar”.
Ana ha hecho hincapié en lo injustificado de lo sucedido y en la inocencia de su marido respecto a la denuncia de 2017. “Han tirado su nombre por el suelo y lo han puesto de lo peor que hay para justificar la agresión, cuando él no ha sido condenado nunca por nada sexual”, ha lamentado.
Además, ha explicado que desde lo ocurrido entre su marido y la menor, la familia de Miguel ha querido herir en muchas ocasiones a Paco y a su círculo más íntimo, llegando a llamar por teléfono al trabajo del fallecido para contar lo que había ocurrido y hacerles daño.
Según ha explicado García Montes a este medio, la acusación particular pide que se revoque el auto de libertad del investigado. Asimismo, la acusación particular ha solicitado la citación del investigado para tener la oportunidad de interrogarlo, ya que no ha comparecido como se había indicado en un principio al entender el juzgado que no era necesario por haber prestado declaración con anterioridad.
Según ha contado el propio letrado a elcierredigital.com, el Juzgado de Instrucción número 2 de Estepona, en funciones de guardia, acordó en su momento la libertad provisional del investigado “al no haber solicitado el Ministerio Fiscal medida cautelar alguna”.
También se han solicitado diligencias de investigación para el esclarecimiento de los hechos y la declaración tanto de familiares como de varios supuestos testigos de lo sucedido el pasado 6 de diciembre. Además, la viuda alega en su declaración que el incidente que le costó la vida a su marido no fue casualidad y que el supuesto agresor lo estaba buscando.
Historia de la muerte
Paco, de 57 años, se encontraba en la terraza de un bar de Estepona el sábado 4 de diciembre, apurando un café antes de irse al trabajo. Sobre las diez pasó por allí Miguel, que al reconocer a Paco soltó la bicicleta y se fue hacia él. Según varios testigos, Miguel gritó: “¡Pederasta! Te tengo que matar por lo que has hecho a mi hija”.
Según la declaración de los testigos, Miguel agarró por la espalda a Paco, lo arrastró con fuerza hasta tirarlo al suelo y comenzó a propinarle patadas en el torso. Tras esto dos hombres intervinieron para frenar a Miguel.
La pelea apenas duró 30 segundos. Después, Paco recuperó la verticalidad y aprovechó para huir hacia el interior del establecimiento. Las cámaras de seguridad lo grabaron marchándose por su propio pie. Salió por la puerta trasera del local, que da otra calle del centro de Estepona.
Miguel también se marchó. Avergonzado, volvió al cabo de unos minutos. “Disculpadme, vosotros también tenéis hijos”, le dijo a los dos clientes que trataron de impedir la agresión, aunque, al marcharse, uno de ellos le escuchó decir: “Esto no va a quedar así”.
Tras la trifulca, Paco se marchó a trabajar pero como no se encontraba bien decidió ir al centro de salud. Allí lo derivaron al Hospital Costa del Sol. En urgencias sólo apreciaron contusiones y le dieron el alta tras recetarle unos analgésicos. Al día siguiente, cuando estaba en casa con su mujer, Paco sintió un mareo y empezó a encontrarse peor. Ella llamó a emergencias y pidió una ambulancia. En el traslado al hospital, sufrió dos paradas cardiorrespiratorias según detalló en la denuncia la esposa.
Paco llegó en estado crítico a urgencias del Costa del Sol la tarde del 5 de diciembre. Lo metieron directamente en el quirófano y allí comprobaron que tenía el bazo roto. Murió en la UCI a las 6.30 horas del día 6. La causa, según el informe hospitalario, fue una “parada cardiorrespiratoria tras daño neurológico severo, secundario a hemorragia masiva por rotura esplénica (del bazo) postraumática con pcr secundaria prolongada”.
La policía detuvo horas más tarde a Miguel, que ya estaba plenamente identificado, por un supuesto delito de homicidio por imprudencia. Cuando los agentes se dirigían a comisaría con el arrestado, recibieron una llamada del jefe de la investigación. La mujer de Paco había manifestado que Miguel pateó a su marido con unas botas con la punta reforzada con acero.
“Botas criminales”
El inspector jefe al mando ordenó a los policías que regresaran al domicilio de Miguel en busca de esas botas. Él accedió a entregarlas voluntariamente. Ante el juez, insistió en que no se las puso para cometer una agresión, sino que formaban parte de su uniforme de trabajo.
Miguel nunca negó lo sucedido. El investigado manifestó espontáneamente a los agentes que tiró a Paco al suelo y que le propinó varias patadas, aunque matizó que se las había dado “en las piernas y la pantorrilla”, no en el torso.
En esa conversación, que los policías plasmaron en el atestado entregado al juzgado, el sospechoso desveló el trasfondo del caso. Paco y él fueron grandes amigos hasta que el primero -según dijo- se “enamoró” de su hija cuando ella tenía 15 años, lo que ocasionó un cuadro de ansiedad a la adolescente del que aún sigue en tratamiento.
El sumario también contiene la denuncia con la que comenzó todo y la nueva declaración de la joven, que aporta el que, a juicio de los investigadores, fue el detonante del caso.
En 2017, la menor acudió acompañada de sus padres a comisaría y contó lo que le estaba pasando con Paco, un vecino y amigo íntimo de la familia. La cría confesó a los policías que el hombre empezó a comportarse “de forma más cariñosa de lo habitual”; al parecer, la cogía por la cintura y se hacía fotos con ella, excusa que habría usado para pedirle su número de móvil: para enviarle unas imágenes de una celebración en la que ambos habían estado.
Uno de los días en que Miguel invitó a Paco a ver el fútbol en su casa, cuando las familias eran íntimas, el hombre empezó a escribir por WhatsApp a la menor. Las conversaciones, que resultan muy ambiguas, también han sido aportadas a la causa. En alguno de los mensajes hablaba de “estar enamorado" o de que era "su secreto”, aunque a continuación le decía que no le diera más vueltas porque todo era “una broma”.
Aunque al principio ella no se lo tomó en serio, la situación terminó por incomodarle y dejó de responderle. Paco, contrariado, fue perdiendo el contacto con la familia, lo que hizo que Miguel y su mujer se dieran cuenta de que estaba pasando algo. Su hija terminó por contarles lo sucedido y juntos fueron a comisaría a denunciar.
El atestado se envió al juzgado y las diligencias acabaron archivadas, por lo que no hay condena que indique que Paco acosó a la joven, recalca el letrado Marcos García Montes junto a la viuda, los hijos y hermanos del finado, que denuncian el linchamiento que sufren ahora en redes y también los comentarios y miradas de algunos vecinos.
Aunque no tuvo recorrido penal, la denuncia de acoso sexual arrasó por completo la relación entre las familias. Miguel se dirigió entonces (2017) a Paco y le exigió que no volviera acercarse a su hija ni al resto de la familia.
Episodio desencadenante
No fue así, al menos a tenor de la declaración de la joven. Según ha contado ella en comisaría a raíz de la muerte, en estos años se cruzaba a menudo con Paco, puesto que vivían en el mismo edificio.
El episodio que actuó como desencadenante de la agresión habría ocurrido la madrugada del 23 de noviembre. Esa noche, cuando salió de trabajar, alguien se le acercó por detrás, la rodeó con el brazo, “pegando todo su cuerpo” al de ella, y le preguntó cómo estaba.
Según su declaración, ella se apartó rápidamente y, al reconocer a Paco, se alejó sin dirigirle la palabra y corrió hasta el coche de su novio. La joven tuvo un ataque de ansiedad, lo que motivó que su pareja se lo contara a la madre de ella. Y la mujer decidió decírselo a su marido para evitar que pudiera enterarse por terceros.
Por este último hecho fue por el que Miguel se fue a por Paco. En la conversación que tuvo con los policías que lo detuvieron, manifestó de forma espontánea que su intención nunca fue provocarle “un gran perjuicio físico”, sino “darle un escarmiento” para que no volviera a acercarse a su hija.
Ahora, el juez deberá determinar el encuadre penal de la agresión, en el que, como ya adelantó, tendrá un papel esencial el informe definitivo de la autopsia. Entre tanto, Miguel sigue en libertad provisional, mientras que la viuda y los familiares de Paco han pedido, a través de su abogado, que se revoque esa medida e ingrese en prisión.
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