Fallece a los 89 años Manuel Charlín, histórico capo de la droga en Galicia.
El patriarca del clan Charlín, gran contrabandista de Galicia, figuró en la Operación Nécora.
Manuel Charlín Gama falleció en la tarde del viernes, 31 de diciembre, en su casa de Vilanova de Arousa tras sufrir un percance. Según parece, tuvo una caída que desencadenó la muerte. El histórico narcotraficante, de 89 años, residía en la casa familiar y por la noche, pasadas las 21.00 horas, se procedía al levantamiento del cadáver para darle traslado y realizarle la autopsia. Manuel Charlín, desde su última salida de prisión, ocupaba esta casa unifamiliar muy próxima a la playa de As Sinas.
El patriarca del clan de los Charlines fue uno de los grandes contrabandistas de tabaco que, a finales de los años ochenta, no dudó en cimentar el negocio del narcotráfico desde las costas de Galicia y figuró como uno de los principales encausados de la operación Nécora. Ya fuera importando hachís desde Marruecos o cocaína desde Colombia o Sudamérica con la ayuda de hijos y otros allegados.
Lo cierto es que el 'clan de los Charlines' nunca dejó de estar vinculado al tráfico. El pasado mes de julio Guardia Civil y Policía Nacional también han desarticulado una de las organizaciones de narcotraficantes más activa del norte de España. Al frente, presuntamente, estaba un histórico narco burgalés que mantenía estrechos contactos los 'Charlines', encargándose de la distribución de cocaína en Castilla y León, Madrid, País Vasco y Navarra.
En total, en el marco de esta operación, fuero detenidas ocho personas, que supuestamente controlaban desde Madrid uno de los mayores puntos de distribución de cocaína a nivel nacional. Además, se intervinieron 20 kilos de speed, cinco de MDMA, 300 de hachís, 57 de cocaína y 50 kilos de marihuana.
En 2019, estrenaron una película basada en Charlín titulada Quien a hierro mata. En el cine se llama Manuel Padín, alcalde de Cambados.
Otro de los grandes capos de la droga, Sito Miñanco
Sito Miñanco comenzó a delinquir desde niño cuando, junto con su padre, se dedicaba al marisqueo furtivo. Sus habilidades como marinero lo empujaron a hacerse con una planeadora en la década de los 80 para hacerle recados a los contrabandistas de tabaco. De ahí salió su primera compañía, ROS. En 1983 fue detenido por una operación de tabaco rubio y, al salir de la cárcel, Miñanco comenzó a traficar con otras drogas, como la cocaína, a través de una red que operaba desde Panamá.
En 1986 se hizo con el puesto de presidente al frente del Juventud Cambados, que en ese tiempo militaba en Preferente gallega. Tras una fuerte inversión económica, el club ascendió a Segunda División B, y el equipo de esta localidad de 13.000 habitantes se convirtió en el tercero Galicia, solo por detrás de Celta y Deportivo.
En 1991, un año después de la Operación Nécora, la primera actuación de envergadura de la justicia española contra el crimen organizado, Sito Miñanco fue detenido. Había caído por un teléfono pinchado, pero el Tribunal Europeo de los Derechos Humanos condenó años más tarde al Estado Español a indemnizar al capo con 7.000 euros por "violación del derecho a la vida privada garantizado en el Convenio europeo". El juicio, sin embargo, no se repitió.
Ya en la cárcel, Miñanco fue de nuevo acusado por dirigir operaciones de narcotráfico desde su celda. Así, y después de años acumulando detenciones y hasta cuatro sentencias, y con previsión de ser juzgado por la operación Mito en el 2022, José Ramón Prado Bugallo continúa a día de hoy afirmando que jamás ha vendido un gramo de cocaína.
Para Elcierredigital.com Ricardo Portabales jr., sin pelos en la lengua, recordó esos años en los que el narco imperaba en Galicia. Ha vivido junto a su padre, el arrepentido RIcardo Portabales, la vida de un testigo protegido. Creció rodeado de escoltas hasta 2010 cuando su padre dejó a su madre y el Ministerio de Interior decidió retirarle la casa, la paga y la protección policial con la que vivían. Desde entonces el hijo de Portabales lucha porque a su madre se le reconozca, como figura ante la Audiencia Nacional, la condición de testigo protegido.
No es el único nombre de esos años que se confesó en Elcierregital.com. También lo hizo Manuel Fernández Padín que fue junto a Ricardo Portabales uno de los testimonios más importantes para poner en marcha la operación Nécora y desmantelar varias organizaciones dedicadas al narcotráfico en la década de los ochenta y los noventa. Estuvieron custodiados por el Estado hasta el año 2010 cuando el Gobierno de Rodríguez Zapatero les retiro el estatus de testigos protegidos. Ahora, a los 59 años, Fernández Padín reclamará al Estado el pago de veinte años de Seguridad Social.
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