23 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

En abril de 2019, Ángel Hernández Pardo ayudó a su esposa, previa petición de ella, a suicidarse, para acabar con su irreparable dolor

El viudo de María José Carrasco pide una Ley de Eutanasia al nuevo Gobierno socialista

María José y su marido Ángel.
María José y su marido Ángel.
María José Carrasco era una mujer con esclerosis múltiple en fase terminal. Según su marido, estuvo ocho largos años esperando para ingresar en una residencia. Luego, su esposo Ángel Hernández ayudó a fallecer a su esposa a petición de la propia enferma. Ahora reclama una ley de eutanasia para tener derecho a una muerte digna.

“María José quiso morir con dignidad, pero no pudo hacerlo porque nuestras leyes no lo permiten” dice Ángel, marido de María José. “Hoy se está constituyendo el nuevo Congreso de los Diputados y he iniciado esta petición para pedirle a nuestros representantes que la primera Ley que aprueben sea la Ley de Eutanasia y Muerte Digna”. Miles de familias padecen este tipo de situaciones y están a la espera de que se reconozca este derecho, sus familiares que sufren innecesariamente soportan dolor y agonía incansable a la espera de que algún ser querido pueda poner fin a su vida de forma totalmente legal.

En abril de este año, el esposo de María José terminó con su vida previa petición de la fallecida. Su día a día era soportar un dolor permanente causado por una enfermedad como es la esclerosis que le hacia vivir una angustia terrible. Esta enfermedad es degenerativa e incurable por lo que la situación en la que se encontraba la esposa de Ángel no remitiría nunca, salvo con la muerte. Ella padecía esta enfermedad desde hacía treinta años.

Ángel dedicaba su vida a cuidar de ella y se prestaba a todas las peticiones que necesitara, fue un apoyo incondicional día a día para que ella pudiera tener una vida medianamente normal. Pero en los últimos meses del año 2018 se agravó su estado de salud con tal magnitud que ni los opiáceos que tomaba le hacían efecto, no había manera de parar la tortura diaria que sufría María José. Tras esto, ella es la que pide de nuevo a su marido que por favor acabara con el dolor que sentía en su cuerpo maltratado por esta enfermedad de forma rápida, como ella deseaba. El pedirle a su marido esta difícil decisión era por el simple hecho de que ella por sus propios medios no podía acabar con su vida por lo que Ángel cumplió su última voluntad.

Ángel acompañando a su esposa.

El reconocer públicamente que él ayudó a morir a María José fue algo muy meditado, con el propósito de demostrar a los negacionistas que este problema existe, y, con ello, que nuestros representantes tuvieran en cuenta la necesidad de aprobar la Ley Orgánica de regulación de la eutanasia. Ángel comenta “nadie nos puede obligar a vivir en las mismas condiciones por las que pasó María José, ni a los que esperan en silencio que se les ayude a terminar con su dolor y sufrimiento dejarlos sin que puedan decidir libremente la opción de la eutanasia”.

Ley de eutanasia

Más de un millón de personas se sumaron a diversas peticiones a través de Change.org este año para intentar conseguir que se aprobara una Ley de Eutanasia. Lo pidió José Antonio Arrabal, también Luis de Marcos y su familia, y la familia de Maribel Tellaetxe. Ninguno de ellos hoy está con nosotros, pero sus historias no deberían repetirse: Hay que despenalizar la eutanasia y el suicidio medicamente asistido.

Si hubiera estado vigente el derecho a acogerse de María José a esa buena muerte como es “La Eutanasia” su marido no habría sido acusado de cometer el delito reflejado en el articulo 143.4 del Código Penal y con la posibilidad de ser condenado a una prisión de entre 6 meses y un año. También ha sido procesado por el juzgado de Violencia sobre la Mujer. Ángel lanza una petición de recogida de firmas para requerir a los 350 diputados que acaban de ser elegidos tras las elecciones un compromiso para lograr que la “Ley de Eutanasia” sea la primera que aprueben tras dar comienzo la legislatura.

El apoyo social a la eutanasia en España sigue creciendo: según la última encuesta de IPSOS en 2018, el 85% de la población se mostraba a favor de la eutanasia. Además, hay que recordar que la eutanasia activa y/o el suicidio médico asistido es legal en países de nuestro entorno como Bélgica, Holanda, Suiza o Luxemburgo.

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