19 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

Las sospechas apuntan a que se esconde en su país de origen

El militar venezolano presunto asesino del triple crimen de Usera sigue sin ser encontrado por la Policía, dos años después del asesinato

El abogado peruano Victor Joel Salas Cobeñas.
El abogado peruano Victor Joel Salas Cobeñas.
La Policía todavía no ha dado con el paradero de Dahud Hanid-Ortiz, ex primer teniente del ejército norteamericano, presunto autor de la muerte de tres personas en el bufete del abogado peruano Víctor Joel Salas Cobeñas en Usera. El militar, que al parecer se esconde en su país de origen Venezuela, quería asesinar al abogado por mantener relaciones con su mujer, la médico Irina Trippel

El Cierre Digital ha podido constatar de fuentes de toda solvencia que la Policía no ha logrado todavía encontrar al presunto asesino del triple Crimen de Usera, el ex primer teniente del ejército norteamericano Dahud Hanid-Ortiz, nacido en Venezuela. A pesar de que el juzgado de instrucción número 41 de Madrid ordenó en su día mediante un oficio a la INTERPOL la búsqueda y captura del señalado judicialmente como asesino, todavía a día de hoy no se ha dado con su paradero, aunque se cree que se esconde en su país natal de Venezuela, donde se cree que está refugiado y protegido. Según la investigación policial, el triple crimen de Usera, cometido el 22 de junio de 2016 a plena luz del día en el barrio madrileño de Usera y en el que se pretendía asesinar al abogado peruano Víctor Joel Salas Cobeñas, se debió a un motivo pasional.

Este militar venezolano estaba unido sentimentalmente a la médico alemana Irina Trippel, que, presuntamente, mantenía relaciones sentimentales con el abogado peruano. Irina Trippel había acudido a España a realizar unos cursos de aprendizaje en medicina. Durante ese período de tiempo, había mantenido relaciones sexuales y sentimentales con Víctor Joel Salas, en cuyo bufete aparecieron muertas tres personas. Dos empleadas y un cliente ecuatoriano aparecieron muertos en el despacho de Joel Salas. Este triple crimen de Usera causó una gran conmoción hace ahora dos años en la capital de España.

Así fue el crimen

El ex primer teniente del ejército americano, Hanid-Ortiz, quien tenía como objetivo real al abogado peruano, al tener conocimiento de la relación sentimental que mantenía su compañera con el abogado se desplazó a España desde Alemania en un coche Volkswagen Polo. La Policía no descarta que antes de llegar a la frontera francesa cambiara este vehículo por otro alquilado.

Una vez en la capital de España, Dahud Hanid-Ortiz se desplazó inmediatamente hasta el despacho del abogado peruano, sito en la calle Marcelo Usera, vía principal del distrito del sur de Madrid. Dahud llegó en torno a las 14:00 de la tarde. Lo primero que hizo fue preguntar por el abogado Victor Joel Salas a las dos chicas que compartían el despacho con él, su secretaria Maritza Osorio (46) y la abogada Elisa Consuegra (31). Maritza, inmediatamente, llamó al abogado por teléfono para indicarle que había una persona muy nerviosa que le buscaba en su lugar de trabajo.

La investigación policial asegura que el abogado, intuyendo de inmediato la gravedad del caso, no apareció por allí. Según fuentes judiciales, el militar se introdujo en el baño de la oficina. Allí sacó un machete que llevaba consigo. Nada más salir del servicio, degolló a Elisa y le clavó el machete cerca del tórax. Al darse cuenta del asesinato de su compañera, Maritza cogió una palanqueta que había en el despacho del abogado peruano para defenderse. Salas la tenía allí guardada ante posibles amenazas. No era la primera vez que las sufría. Sin embargo, a Maritza todo se le volvió en contra. La fortaleza del militar americano era muy superior a la suya. Hanid-Ortiz le arrebató la palanqueta y con ella le destrozó la cabeza.

Con los dos cadáveres en el suelo y durante varias horas, Dahud esperó pacientemente a que llegara el abogado peruano, al que buscaba para matar. En torno a las 5 de la tarde, apareció en el despacho alguien a quien no esperaba. Era el ciudadano ecuatoriano John Pepe Castillo Vega, un cliente que iba a buscar al bufete unos papeles de su hijo. Al encontrarse la puerta entreabierta se introdujo en el despacho y el ex militar, creyendo que se trataba de su objetivo, le golpeó varias veces en la cabeza con la palanqueta que el letrado tenía escondida para protegerse. Le destrozó el cráneo, provocándole la muerte inmediata.

Detalle clave: el tapón de la botella

Una vez que el militar había acabado con su objetivo, según creía, intentó quemar los cadáveres que estaban dispersos por las diferentes habitaciones del despacho. Para ello prendió hojas y hojas de los diferentes expedientes que tenía el abogado, lo que produjo que los cadáveres de Elisa y Maritza se quemaran parcialmente. El asesino desapareció y al lugar se aproximaron otros clientes, que fueron quienes, al ver las llamas, dieron el aviso a los bomberos, que acudieron rápidamente.

La actuación de los bomberos, con espuma ignífuga, borró todas las huellas habidas y la posibilidad de encontrar ADN. Las pruebas halladas eran muy escasas. Una de las pocas cosas que apareció ha resultado, a la postre, ser un detalle clave: un tapón de una botella de agua, un tipo de agua que sólo se vende en Alemania. Los investigadores interrogaron durante varias horas al objetivo del crimen, el abogado peruano Víctor Joel Salas. Hasta las 18:15 no apareció en el lugar del crimen, cuatro horas después de lo ocurrido. A esa hora el ex militar ya se había ido de allí, creyendo que había dado caza a su presa.

Así, tras el interrogatorio, se dieron cuenta que este abogado mantenía una relación extramatrimonial con la médico alemana Irina Trippel que a su vez estaba casada con Dahud Hanid, el señalado como asesino y está en busca y captura internacional. Paralelamente, la noche posterior al crimen el ex militar huía de nuevo en su vehículo hacia Alemania durmiendo tan solo 15 minutos. Los investigadores le sitúan al día siguiente en la localidad de Wüzburg, donde residía junto a su familia. Allí se refugió durante varios días hasta que las primeras pesquisas policiales lo empezaron a señalar. Ello provocó que huyese a Estados Unidos, para así cobrar su pensión del Ejército norteamericano y posteriormente huir a su pais Venezuela donde se cree que está escondido hoy en día.

Dahud Hanid-Ortiz un militar condecorado en Irak

Dahud Hanid-Ortiz (55 años) es natural de Venezuela. Se formó en el Estado de Arizona y pasó 19 años de su vida en el Ejército de los Estados Unidos. Durante su carrera militar recibió una distinción corazón púrpura por heridas en Irak. De hecho, durante su servicio en el Ejército sufrió diferentes lesiones físicas y mentales.

En su decimocuarto año en el Ejército recibió su primer castigo, que no llegó a los tribunales militares. Incluyó una reprimenda por haber usado de forma no autorizada una insignia del arma aerotransportada del Ejército. El querer aparentar más de lo que era siempre le trajo muchos problemas. No se le expulsó de las fuerzas armadas en ese momento, pero sí se le envió a Corea del Sur. El traslado no le sirvió de mucho. Para escalar a un puesto superior, no dudó en presentar documentación falsa entre la que se incluían datos de sus habilidades físicas simulados, información médica no veraz, así como entrevistas y recomendaciones inventadas.

Gracias a esto, en un principio cumplió con su objetivo. Incluso se inventó que vivía en la ciudad de Nueva York para que le pagaran a él y su familia los gastos de vivienda en su nuevo destino, Fort Lee, Virginia. Allí completo el curso básico de oficial de intendencia y fue asignado como destino a Alemania, donde se mudó con su esposa y familia. A pesar de esto, siguió utilizando la dirección fraudulenta de Nueva York, y gracias a ello recibió ayudas valoradas en 87.000 dólares durante dos años a las que no tenía ningún derecho. Cuando se descubrió el engaño fue llevado a un Tribunal Militar, en el que fue decretado su despido. Apeló en junio de 2015, pero el resultado fue el mismo, se confirmó la sentencia que le expulsaba del Ejército.

Hoy este militar americano sigue huido de la justicia española transcurridos ya más de dos años después de cometerse el crimen, en uno de los asesinatos que ha conmocionado a la opinión pública en los últimos tiempos. Hacía más de una década que Madrid no era escenario de un triple homicidio y todavía no hay nada definitivo.

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