18 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

El anterior caso databa de finales de abril, cuando fue encontrado el cuerpo sin vida de Amanda Jospe, quien había fallecido hacía cinco años

La soledad vuelve a matar: hallan otro cadáver momificado de un anciano en Madrid que llevaba muerto un año en su domicilio

El anciano momificado fue encontrado en su domicilio de Vallecas
El anciano momificado fue encontrado en su domicilio de Vallecas
La Policía Nacional encontró el pasado miércoles el cuerpo sin vida de un hombre momificado en su vivienda en Puente de Vallecas. El hallazgo fue posible porque los vecinos alertaron a los agentes de que varias personas estaban intentando okupar la vivienda del fallecido. Cuando los efectivos policiales entraron a la casa, encontraron el cadáver del hombre momificado.

Ha vuelto a ocurrir. La Policía ha encontrado el cuerpo sin vida de un anciano en su propio domicilio donde había fallecido un año atrás. Efectivos del Samur-Protección Civil y Bomberos del Ayuntamiento accedieron a la vivienda del fallecido situada en el Puente de Vallecas (Madrid) tras el aviso de los vecinos del inmueble que habían alertado de que varias personas intentaban okupar la vivienda del anciano encontrado muerto.  

La Policía encontró el cuerpo momificado de Carlos, el anciano de 70 años, en su domicilio del Puente de Vallecas (Madrid).

El fallecido tenía 70 años y sufría síndrome de Diógenes. La única familiar que tenía conocida era una prima, quien confirmó que el anciano tenía problemas mentales. La vivienda estaba llena de basura mientras que el hombre fue encontrado sentado en una silla y no presentaba signos de muerte homicida.  

Se trataba de un ingeniero de caminos que había trabajado en Telefónica. Un hombre que vivía solo, no tenía pareja ni hijos, y probablemente, pocos amigos. De hecho, nadie le había echado en falta. Los vecinos, tras un año sin verle, pensaron que estaría viviendo en su segunda residencia en la sierra.

La segunda víctima de la soledad

Se trata de la segunda víctima de la soledad en apenas dos meses. Personas, normalmente, ancianos, que viven solos y que fallecen por causas naturales en la intimidad de su hogar sin que nadie les eche de menos. Hace solo unas semanas, provocaba conmoción el hallazgo del cadáver momificado de una anciana de 83 años. Amanda Jospe, fallecida de forma natural a principios de 2014 en su casa de Madrid. Sus vecinos de la calle de Alonso Heredia, en el barrio de La Guindalera del distrito madrileño de Salamanca, no la echaron tampoco de menos en estos cinco años. Aunque la fallecida había acumulado 3.000 euros de deuda con la Comunidad, tardaron cinco años en derribar su puerta y descubrir su cadáver momificado.

El portal del domicilio de Amanda Jospe, hallada en su piso donde había fallecido  cinco años atrás.

Fue una sobrina de la anciana fallecida la que alertó a la Policía desde Israel. Amada Jospe, de 83 años, vivía sola en su piso y pasaba temporadas fuera de España, los vecinos sabían que tenía una propiedad en otro país, pensaron que estaría en su otro piso. La mujer tenía otra hermana pero también falleció años atrás.

La autopsia realizada reveló que pudo morir de un ictus y descartó cualquier signo de violencia, situando la fecha de la muerte a primeros de 2014. Ventanas cerradas, pocos amigos, dos sobrinos que vivían lejos y con los que, quizá, tenía poco contacto. Amanda vivía en la soledad. Uno de sus vecinos lamentaba después precisamente eso, que personas de una cierta edad viven ya solas y si les pasa algo, nadie se entera.

La soledad es uno de los males que se ceba en los ancianos de las sociedades actuales.

Según un estudio realizado por la Universidad Brigham Young en Utah (EEUU), hay dos amenazas más grandes para la salud que la temible obesidad: la soledad y el aislamiento social. Dos investigaciones revelaron que una y otra pueden aumentar el riesgo de muerte prematura hasta en un 50%.

Las relaciones personales, clave para la salud de los mayores

Por aislamiento social se entiende la falta de contacto con otros individuos, mientras que la soledad es la sensación de uno mismo de sentirse emocionalmente desconectado de los demás. En el estudio mencionado, los investigadores buscaban determinar de qué forma la soledad y el aislamiento social influían en el riesgo de muerte prematura. Por ello, llevaron a cabo dos  análisis, el primero incluyó a más de 300.000 adultos en 148 estudios, mientras que el segundo incluyó 70 estudios con más de 3,4 millones de adultos. Los datos del primer análisis revelaron que el riesgo de muerte prematura era un 50% menor para los adultos con una mayor conexión con otras personas, en comparación con los que estaban socialmente aislados. El segundo  análisis  demostró que la soledad, el aislamiento social y el hecho de vivir solo estaban asociados con un mayor riesgo de muerte prematura.

Las personas mayores que van reduciendo sus relaciones con amigos y familiares se van aislando y empeora su salud.

Aunque según los expertos en antropología y geriatría, los países mediterráneos son más familiares y sociables que los del norte de Europa, también se avanza hacia un modelo de vida en la que las personas se mantienen activas y autónomas hasta edades más avanzada, por lo que en la actualidad hay cada vez más ancianos viviendo solos. Para los especialistas, el problema llega cuando los mayores que viven en sus casas se van aislando por la dificultad para salir y relacionarse. Si les ocurre algo, puede que nadie se entere y suceda como a la anciana recién encontrada. 

2018, año fatal 

Durante 2018, el Samur confirmó que  junto con los bomberos acudieron a domicilios de 17 personas mayores de 65 años que murieron en soledad. Cuando se abre la puerta y el morador ha fallecido, se realiza un estudio social para determinar si estaba en soledad. Para ello, es necesario un mínimo de 48 horas entre el fallecimiento y el descubrimiento y que no haya ningún familiar que la llame o se interese por ella de forma regular.

La soledad es un problema que las diferentes administraciones públicas están tratando pero de manera insuficiente. Hay poco medios en el estado del bienestar y en muchas ocasiones, la ley de dependencia llega tarde, tal y como denuncian afectados y organizaciones y asociaciones que se ocupan de los más mayores. Hay países como Reino Unido que son muy conscientes de la gravedad de este mal y han creado hasta un Ministerio de la Soledad, específico para abordar el problema.  Es un vacío que los Gobiernos están dejando y que las empresas privadas han detectado. En los últimos años han proliferado todo tipo de negocios  asociados a los ancianos, empezando por las residencias.  Pero con la pirámide de natalidad invertida, con menos nacimientos que muertes y  la población envejeciendo progresivamente, las administraciones deben empezar a atajar el problema y atender a sus ciudadanos.

Los Gobiernos no se ocupan de las personas mayores, así lo denuncian numerosas asociaciones de ancianos.

En el caso reciente de Amanda Jospe, durante varias reuniones de la Comunidad de vecinos, estos pensaron en llamar a la Policía. Les extrañaba que la mujer acumulara 3.000 euros en deudas a la Comunidad de propietarios. Pero siempre desistían. Finalmente, hace unos días, la Policía derribaba la puerta del piso de Amanda Jospe, en la segunda planta del edificio tras preguntar a los vecinos si la habían visto recientemente. El portero de la finca tenía en su poder decenas de cartas que se iban acumulando en su buzón. Al abrir la puerta con un cerrajero, allí estaba su cuerpo, momificado. De la casa no salía ningún mal olor, como si no hubiera nadie. La soledad no huele, mata.

 

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