16 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

Juan Manuel Medina, abogado de las víctimas, explica que "podría ser condenado a una pena de entre 24 y 26 años de prisión” por su posible pederastia

El fotógrafo de Usera "podría ser acusado de siete delitos de abuso sexual" tras declarar

El fotógrafo de Usera, acusado de siete delitos sexuales contra menores.
El fotógrafo de Usera, acusado de siete delitos sexuales contra menores.
En el día de ayer declaró el fotógrafo Pablo J.A., detenido el pasado septiembre acusado de abusos sexuales contra al menos siete menores, quien ha reconocido ante el juez de Instrucción número 39 de Madrid dos de los casos investigados a instancias de las denuncias de los padres. Tras sus declaraciones, Juan Manuel Medina, abogado de las víctimas, explica que "hay suficientes indicios para poderle acusar de, al menos, siete delitos de abuso sexual".

En la mañana del lunes el fotógrafo Pablo J.A. declaró ante la justicia por las acusaciones de abuso sexual contra siete menores. En sus declaraciones, se limitó a reconocer que abusó de dos de las niñas, negando el resto de los casos denunciados por los progenitores.

Elcierredigital.com ha hablado con el abogado de las víctimas, Juan Manuel Medina, que nos ha explicado que el acusado "ha negado los hechos. Solamente los ha reconocido respecto a las dos primeras menores que denunciaron, pero del resto de acusaciones no ha reconocido nada”.

Sin embargo, a pesar de las declaraciones del presunto pederasta, Medina ha manifestado que “Lo que decida la justicia es impredecible, pero creo que hay suficientes indicios para poderle acusar por al menos siete delitos de abuso sexual”.

Sobre la pena que podría caerle al fotógrafo, a pesar de que insiste en ser “muy pronto para hablar de penalidades”, ha aclarado a este medio que entre las acusaciones probablemente haya “una agresión sexual y lo demás sean abusos, por lo que podríamos estar hablando de una pena de entre 24 y 26 años de prisión”.

El presunto pederasta es un fotógrafo infantil que llevaba más de diez años practicando su profesión en el barrio madrileño de Usera. Por su estudio de fotografía pasaban decenas de niños con la ilusión de triunfar en el mundo del modelaje. Según los denunciantes, Pablo J.A aprovechaba la buena disponibilidad de los menores a hacerse fotografías para cometer sus abusos. Durante la sesión tomaba imágenes de desnudos que posteriormente no entregaba a los padres.

Las primeras denuncias al fotógrafo

La primera denuncia llegó en el mes de marzo de 2021. Unos padres relataron que, durante una sesión, mientras ellos esperaban fuera, el fotógrafo había entrado en el vestidor cuando dos niñas estaban desnudas aprovechando para fotografiarlas sin ropa y realizarles tocamientos. La madre de una de estas niñas se enteró y advirtió al hombre que iba a denunciarle a la Guardia Civil de Colmenar Viejo. El fotógrafo, tras admitirlo por WhatsApp a la mujer y amenazar con quitarse la vida, se entregó a la Policía.

Tras la denuncia de marzo que provocó su detención, se dieron a conocer otras historias de abusos relacionados con este fotógrafo infantil. Hasta once menores habrían sido sus víctimas, todas ellas de entre 9 y 11 años. Llegaron denuncias de Leganés, San Lorenzo de El Escorial, Velilla de San Antonio, El Boalo, Getafe, Parla o Colmenar. Uno de los sucesos denunciados habría ocurrido hace ocho años, por lo que se piensa que el fotógrafo infantil podría llevar todos estos años cometiendo este tipo de abusos a menores.

El modus operandi del presunto pederasta, que desarrollaba la actividad de fotografía de manera ilícita, consistía en engañar a las jóvenes para que se acercaran al lugar, bien con anuncios en redes sociales, en las que publicitaba sesiones fotográficas que se plasmarían en 'books' gratuitos, bien inventándose que podrían ser modelos de reconocidas marcas.

Una vez llegaban al estudio con la aspiración de ser modelos o 'influencers', el arrestado convencía a las niñas de que posaran con poca ropa o ropa íntima. Cuando se cambiaban insistía a los menores que se cambiaran solos, sin sus padres. Una vez conseguida la ausencia de los progenitores, se ofrecía a ayudar, haciéndose el despistado y entrando en los cambiadores cuando las víctimas estaban desnudas. En otras ocasiones, las animaba a cambiarse delante de él. Los padres permanecían fuera del estudio mientras tenía lugar la sesión fotográfica. 

Las imágenes que obtenía sin el permiso de los padres no eran entregadas posteriormente con el resto del material. También se sabe que en ocasiones interrogaba a las menores sobre asuntos sexuales, si habían practicado sexo, si las habían tocado o masturbado o si les había bajado la regla. Y además, proponía la utilización de una cámara oculta para comprobar el comportamiento en el vestuario. Tenía ficheros con las medidas e inventaba campañas falsas para sacar fotos a las menores.

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