25 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

Los cuatro acusados por la salvaje violación grupal que tuvo lugar el 1 de enero de 2019 en un pueblo de Alicante se enfrentaban a penas de 40 años

'La manada de Callosa' se conforma con condenas de 18 años de cárcel para evitar que se celebre el mediático juicio

Exclusiva 'La manada de Callosa'
'La manada de Callosa'
Los cuatro integrantes de la llamada “manada de Callosa” se declararán culpables y aceptarán cumplir entre 18 y 14 años de cárcel cada uno a cambio de evitar el juicio previsto para el próximo lunes 5 de julio. Los presuntos violadores, que han negado los hechos durante la investigación, se hubieran enfrentado a penas de hasta 40 años de cárcel.

El vértigo que debe producir la sensación de sentarse en el banquillo bajo una acusación que te pide más de 40 años de cárcel por cabeza ha doblegado a los cuatro integrantes de la llamada 'manada de Callosa'. Los acusados han cerrado un pacto en el último minuto para evitar un proceso duro en el que les pedían hasta 40 años de cárcel por cabeza. Se declararán culpables a cambio de penas de cárcel de entre 18 y 14 años para cada uno de los cuatro agresores sexuales.

La fiscalía y la acusación particular que lleva el letrado Francisco González pedían dos siglos de cárcel, 201 años, para los cuatro acusados por la salvaje violación grupal que tuvo lugar el 1 de enero de 2019 en Callosa d’en Sarriá (Alicante). Los hechos arrancaron horas antes, durante la nochevieja, cuando el grupo de presuntos violadores se encontró en un bar de copas con la víctima a la que, tras aislarla de sus amigas, fueron suministrando alcohol y drogas durante las horas siguientes.

La juerga terminó al llegar a la vivienda de uno de los acusados en Callosa, allí los agresores pusieron fin a la diversión y comenzaron con una terrible violación que se prolongó durante minutos y llegaron a grabar en varios vídeos. La agresión finalmente terminó cuando la hermana de uno de los agresores bajó a la planta inferior del inmueble y les sorprendió en plena violación. Fue ella misma la que avisó a su madre y ambas a la Guardia Civil.

La Policía Local y los guardias sorprendieron allí mismo a los violadores y se hicieron cargo de la víctima que apenas podía pronunciar su nombre por el lamentable estado en que se encontraba debido a la ingesta de alcohol, drogas y se sospecha que escopolamina o “burundanga”. Ellos negaban todas las acusaciones, pero los guardias les requisaron varios teléfonos que contenían la prueba más aberrante de lo que presuntamente habían cometido.

Uno de los acusados de la 'manada de Callosa'

Días después, tras finalizar el atestado y pasar los detenidos ante la jueza, los guardias le entregaron un informe que trascribía los vídeos grabados por los violadores y que ponía los pelos de punta a cualquiera que los visionara.

“Lo primero que se escucha en el vídeo es un sonido gutural de la víctima que en ningún momento se puede considerar agradable…da la impresión de que tiene la boca tapada…la víctima mientras la manosean y está desnuda…se escucha claramente como protesta mientras la manipulan y grita desesperadamente “nooooo” como protesta…se lamenta…” Las siguientes imágenes mostraban como se iban pasando a la víctima de uno a otro mientras la agredían y sujetaban para que la joven se mantuviera en pie. Durante esos minutos de agonía, las protestas de la víctima quedaron registradas en los vídeos, así como su alto grado de embriaguez o intoxicación, ella no paró de quejarse y lamentarse, gritando “nooo” mientras se desarrolla la terrible escena.

Hasta aquí los pasajes menos terribles de la trascripción que hicieron los guardias. La jueza que llevó la investigación del caso lo explicó mejor en uno de sus autos: “Ella no tiene ningún control sobre sí misma, no es capaz de moverse, se oyen quejas ahogadas, se supone que le están tapando la boca, ya que en la propia grabación se escucha a uno de los investigados decir que la víctima le había mordido los dedos”. En resumen, y siempre según la jueza instructora, la chica de 19 años terminó siendo violada de forma “humillante y denigrante”.

Durante el juicio previsto para el próximo lunes la manada tendría que haber escuchado desde el banquillo el terrible relato de los hechos. Y a los guardias explicar cómo, aunque en los vídeos no se aprecian sus caras, la ropa de los agresores coincidía con la suyas en el momento de la detención justo al finalizar la agresión sexual. Los presuntos violadores, que han negado los hechos durante la investigación, también tenían que haber aclarado por qué algunos en el momento de la detención se auto inculparon.

Los cuatro habrán meditado desde sus celdas -están en prisión provisional desde el día de los hechos-, que no les convenía pasar por ese trago y llegar al final del juicio con una petición de cárcel eterna. Se arriesgaban a ser condenados cada uno como autor de presunta violación y como cooperador en cada una de las tres agresiones de sus compinches. En total, se trataba de sumar la pena propia a las otras tres penas por colaborar en las demás violaciones. Y sumarle, además, un delito de revelación de secretos por grabar a la víctima sin su consentimiento y en circunstancias humillantes.

Por otra parte, también se arriesgaban a que, tras visionar las pruebas, el tribunal no creyera en absoluto sus declaraciones, en las que contaban que no recordaban nada por encontrarse bajo los efectos del alcohol, ya que fueron perfectamente capaces de accionar sus dispositivos móviles y balbucear unas disculpas cuando llegó la Guardia Civil al escenario de la violación.

Sus defensas habían pedido que el juicio se celebrara a puerta cerrada sin la presencia de los periodistas como testigos. Sin embargo, todo esto parece que no hará falta ya. Los cuatro llegarán a un acuerdo con las acusaciones pública y particular a cambio de condenas de entre 14 y 18 años para cada uno, beneficiándose de los atenuantes de confesión y reparación del daño por haber ingresado las indemnizaciones que se les reclamaban. Atenuantes que podrían haber hecho valer durante el juicio, pero que han preferido cobrárselos ahora sin arriesgarse a recibir una condena histórica. La víctima tampoco se verá obligada a declarar de nuevo y revivir el horror de aquel día. Su letrado, Francisco González, se muestra moderadamente satisfecho con el acuerdo que llevará 18 años a la cárcel al cabecilla de “la manada de Callosa”.

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