19 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

Esperaron a un día y hora concreta para reconstruir los hechos con las mismas condiciones lumínicas de la noche del asesinato

La viuda negra de Alicante reconstruyó el asesinato de su marido

Reconstrucción del crimen de la viuda negra.
Reconstrucción del crimen de la viuda negra.
Durante la noche del miércoles Conchi M. V., de 45 años, conocida como "la viuda negra de Alicante" salió de prisión para volver al escenario del crimen. La reconstrucción del asesinato de su marido se produjo bajo las mismas condiciones lumínicas que había aquel 20 de agosto de 2018, noche del suceso. La diligencia duró poco más de 30 minutos y en todo momento la acusada se mostró colaboradora.

Conchi está en la cárcel desde el pasado mes de agosto, al igual que Paco P. O., de 58 años,  su cuidador con quien presuntamente tenía una relación sentimental al margen de su matrimonio. Se sospecha que pudo ser este hombre quien acabó con la vida de José Luis, el marido de Conchi el 20 de agosto de 2018 usando como arma un destornillador. Bajo las mismas condiciones de luz y climatología y a la misma hora del suceso, las 22.41 horas, se han reproducido los hechos con minuciosidad. Incluso ha participado la policía fuera de servicio que presenció el asesinato.

Conchi llevaba solo dos semanas casada con la víctima, José Luis Alonso de 69 años con quien vivía en Guardamar del Segura. Aunque siempre ha asegurado que el año pasado no podía andar los testigos aseguran que "estaba de pie en todo momento". Ambos, Paco y Conchi, acompañados por sus abogados, y sin moverse del mismo lugar, han presenciado la reconstrucción señalando algunos de los movimientos.

 Bajo las órdenes del juez, la Policía representó el asesinato en el mismo lugar y a la misma hora. Esta prueba servirá conocer la luz y condiciones de visibilidad, y comprobar si es fiable el testimonio del único testigo, una policía fuera de servicio que les sorprendió mientras corría por la zona.

Conchi, la viuda negra de Alicante, fue trasladada en volandas al Juzgado.

Durante la reconstrucción la detenida no necesitó la silla de ruedas que anteriormente ocupaba. Permaneció de pie, esposada, con escolta policial y aparentemente tranquila. Varias decenas de agentes participaron en esta reconstrucción ordenada por el juez instructor del Juzgado número 5 de Alicante, Manrique Tejada, en un solar frente al mar usado de estacionamiento del barrio de la Albufereta y en torno al cual se desplegó un aparatoso cordón de la Policía Nacional.

Éste último había contraído matrimonio con la arrestada 15 días antes, aunque no convivían, y quedaron esa noche en la Albufereta donde mantuvieron una acalorada discusión que concluyó con los gritos de la víctima -reproducidos anoche- y los impactos con el destornillador, que resultaron mortales.

Pero una agente de la Policía Nacional de paisano que hacía "running" con un amigo y que acababa de parar en un mirador cercano para atarse la zapatilla, oyó las voces y agudizó la vista para descubrir lo que ocurría. Esta policía no dudó en descender a la carrera mientras su amigo mantenía la vista en el suceso, y logró retener a Conchi y su supuesto cuidador hasta que llegaron sus compañeros uniformados. Esta escena ha sido recreada ante decenas de cámaras y periodistasde televisión  en una noche algo nublada y ventosa durante 35 minutos.

En la reconstrucción de ayer, la detenida parecía haber dejado atrás sus problemas físicos y caminó sin aparente problema junto a su supuesto cooperador en el crimen, siempre vigilada por los policías. La investigación apunta a que el móvil del crimen pudo ser un matrimonio de conveniencia entre Conchi y la víctima para tratar de encubrir su supuesta invalidez de cuello hacia abajo por un hipotético accidente.

Durante las pesquisas, personas del entorno del malogrado matrimonio desvelaron que ella les había confesado que estaba pendiente de recibir una indemnización de unos 200.000 euros por ese siniestro y que aspiraba a una pensión vitalicia por ese tipo de invalidez. A esto se suma que varios testigos, incluida la policía fuera de servicio, la vieron sujetando con fuerza a la víctima mortal mientras su cuidador propinaba las puñaladas en la cabeza, cuello y pecho en el aparcamiento del barrio de la Albufereta. 

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