El TSJC ratifica la condena del parricida de Alcaravaneras, condenado a 20 años por matar a hachazos a su padre

La Sala de lo Penal del Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC) ha confirmado la condena de 20 años de prisión que la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Las Palmas impuso el 30 de abril de 2021 a Marcos José Hernández  Sánchez por el asesinato con alevosía y ensañamiento de su padre, de 78 años, en su domicilio de Las Palmas de Gran Canaria en octubre de 2018, horas después de que muriera su madre de 79 años por causas naturales

La sentencia consideró probado entonces que el hombre, nacido en 1975, vivía con su madre enferma y dependiente en la segunda planta de una vivienda, mientras que el padre hacía su vida en el primer piso de la misma, prácticamente desligado de los otros dos residentes, ya que existía un pasado de maltrato hacia su hijo.

Dicho inmueble se encontraba en un evidente estado de abandono, con todo desordenado, objetos apilados y abundante suciedad debido a que el acusado había dejado de hacer las labores esenciales de limpieza.

Asimismo, el hombre era el encargado de cuidar a su madre desde 2009, quien sufría diferentes patologías, entre ellas la enfermedad de párkinson, secundaria a parálisis supra nuclear agresiva o hipertensión arterial, entre otras, pesando tan solo 31 kilos y siendo totalmente dependiente cuando falleció a los 79 años por causas naturales el 14 de octubre de 2018, en patente estado de abandono pese a que los servicios sociales habían ofrecido a la familia ingresarla en un centro asistencial.

Horas después de la muerte, llegó el hijo a la casa y se encontró el cuerpo de su madre sin vida, quedando profundamente afectado, pero no se lo comunicó a su padre, con quien más tarde se cruzaría por el pasillo e hizo un comentario desagradable acerca del mal olor existente en la casa.

Marcos José Hernández, parricida de Alcaravaneras.

Al poco tiempo, tras meditar más de media hora, el acusado cogió un hacha y a primera hora del 15 de octubre, entró en el dormitorio donde estaba su padre acostado boca arriba y de manera sorpresiva, violenta y reiterada, procedió, con el fin de acabar con su vida y siendo consciente de ello, a propinarle con el citado instrumento reiterados golpes que impactaron en diferentes partes de su cuerpo (piernas, manos, cabeza, rostro, cuello y tórax), causándole entre 19 y 22 heridas cortantes que finalmente le provocaron la muerte, sin que la víctima pudiera defenderse.

La Sala también ha considerado probado que la relación entre ambos estuvo marcada desde la infancia por el maltrato y los abusos del progenitor pero sin embargo, según la sentencia, no consta que el acusado tuviera disminuidas sus facultades volitivas e intelectivas ni que haya sufrido una enfermedad psicótica en algún momento de su vida.

Finalmente, fue el propio agresor el que llamó horas más tarde al 112 explicando que su madre había muerto, motivo por el cual él se había vuelto “loco” y había acabado con la vida de su padre.