18 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

Eugenio Delgado ha comparecido en el juzgado de Zafra para conocer la imputación que pesa sobre él y que será juzgado por un jurado popular

La familia de Manuela Chavero pide que se juzgue al acusado por detención ilegal, agresión sexual y asesinato

Última hora Manuela Chavero.
Manuela Chavero. / La joven desapareció en Zafra en julio de 2016.
Eugenio Delgado, acusado de matar a Manuela Chavero en la localidad pacense de Monesterio, ha comparecido en el juzgado de Zafra para conocer que le juzgará un jurado popular y la imputación que pesa sobre él. El acusado insiste en que Manuela murió de forma accidental por una caída fortuita en su domicilio, de madrugada, mientras que la acusación particular ha insistido en que Eugenio atrajo a Manuela hasta su casa y allí la forzó antes de matarla a golpes y asfixiarla.

Eugenio Delgado no ha querido hablar durante la vista, y ha permanecido serio y en silencio durante los cincuenta minutos que ha durado el acto para comunicarle que un tribunal de jurado le juzgará por homicidio en grado consumado, sin perjuicio de que la calificación cambie de aquí a la celebración del juicio.

Manuela Chavero, una atractiva mujer de 42 años, desapareció la madrugada del 5 de julio de 2016 sin dejar rastro. Los que fueron a buscarla a su vivienda se encontraron la televisión y las luces encendidas, su teléfono móvil y todas sus pertenencias. Los expertos de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil nunca abandonaron este caso complicado, con un sospechoso que fue tomando forma a lo largo de los años.

Cuatro años después, en septiembre de 2020, Eugenio Delgado picó el anzuelo que le ofrecieron los guardias y fue detenido acusado de la muerte de Manuela. El arrestado pronto señaló el lugar de su finca donde había enterrado el cadáver de la víctima, pero se aferró con uñas y dientes a la versión de que Manuela había muerto de forma accidental.

Según el relato de Eugenio, esa madrugada vio luz en la casa de Manuela y decidió llamarla para que le ayudara a sacar de su casa una cuna que la mujer supuestamente le había dejado durante la visita anterior de unos amigos. Fue, según Eugenio, cuando cargaban con la cuna dentro de la casa cuando Manuela tropezó y se golpeó en la cabeza al caer, muriendo en el acto. Él insiste en que trasladó el cuerpo a una finca de su propiedad y lo enterró por miedo a que lo acusaran de su muerte, y desde entonces no paró de mentir a los investigadores que finalmente consiguieron los indicios suficientes para detenerlo.

Hace unas horas, ante la jueza de instrucción de Zafra, solo la fiscalía estaba de acuerdo con el acto procesal. La defensa de Eugenio ha rechazado que le juzgue un jurado popular porque insiste en que Manuela falleció por accidente, y ha solicitado que se ordene un nuevo informe sobre la causa de la muerte de Manuela al Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses en Madrid.

Casa de Manuela Chavero. 

La acusación de Emilia, la hermana de Manuela, que dirige la letrada Verónica Guerrero, sí está de acuerdo con que un jurado popular juzgue al asesino, pero no sólo por homicidio. La familia de Manuela, apoyándose en los indicios y pruebas del caso, cree que desde hace tiempo Eugenio tenía un interés sexual en Manuela, que esperó el momento en que los hijos de la mujer no estuvieran en la vivienda para atraerla con la trampa de la cuna (una cuna que no era la de Manuela) y una vez dentro de la vivienda la agredió sexualmente, matándola poco después.

Por todas estas razones, la acusación particular recurre para que ya conste en el proceso que Eugenio debe ser juzgado no sólo por homicidio, sino por detención ilegal, por un delito contra la libertad sexual, asesinato, y por las lesiones psíquicas que sufrieron los familiares de la víctima a causa de la ocultación del cadáver de Manuela durante cuatro años.

¿Accidente o paliza?

Y es que en todo este proceso hay dos asuntos de fondo. El primero reside en la pelea legal por demostrar que Eugenio mató a Manuela y no fue un accidente. Pocas dudas quedan al respecto cuando tanto el Instituto de Medicina Legal de Badajoz como el de Madrid coinciden en que las lesiones que presentaba el cadáver de Manuela no coinciden con el relato de Eugenio. “No existe compatibilidad entre las declaraciones del investigado y los hallazgos traumáticos descritos en el informe antropológico… no es posible que una caída hacia atrás ocasione fracturas nasales y dentales múltiples (…) las condiciones y manera del transporte del cadáver tampoco permiten explicar las diversas lesiones de los huesos (…) valoradas conjuntamente las lesiones óseas del esqueleto de Manuela nos permite pensar racionalmente que la muerte pudo deberse a un mecanismo de asfixia más que a otros mecanismos potencialmente letales”.

En resumen, los expertos forenses creen que Manuela no murió al caer de espaldas por accidente y golpearse la nuca. Tampoco creen que los golpes que presenta en su cabeza y pecho pudieran deberse a las maniobras de Eugenio para transportar y enterrar el cadáver de Manuela. Fue el propio Eugenio, cuando vio que el caso se complicaba para él, quien anunció su teoría de los golpes que habría sufrido el cadáver durante el enterramiento.

Los expertos creen que Manuela sufrió una paliza por la que perdió varios dientes y se le rompió la nariz y varias costillas, causa que le pudo producir la muerte. Otro informe, ya por encargo de la acusación, ahonda en esas conclusiones, explicando que la paliza que Eugenio pudo darle a Manuela llegó a fracturar las órbitas oculares de la mujer, y el peso de Eugenio sobre Manuela durante los cuatro episodios diferentes de golpes que recibió la mujer (algo que descarta la teoría de una sola caída), le aplastó las costillas asfixiando lentamente a la víctima.

¿El asesinato de Manuela tuvo un móvil sexual?

Esa es la segunda cuestión en liza y la que puede costarle a Eugenio una condena de prisión permanente revisable, al preceder un delito sexual al asesinato, tal y como especifica la Ley.

Foto de Eugenio en su perfil de Badoo. 

Eugenio siempre lo ha negado pero los testigos sí hablan de un interés del acusado en Manuela que rozaba la obsesión. El perfil que elaboró la Unidad de Análisis del Comportamiento de la Guardia Civil sobre el presunto asesino de Manuela Chavero ya avanzaba, antes de su detención, que el homicida debía ser “español, conocido de Manuela, que usa su fuerza como arma y tiene una motivación criminal de tipo sexual”. “¿Por qué Eugenio iba a encerrar y matar a Manuela si no era por un motivo sexual?”, se pregunta Verónica Guerrero, abogada de la acusación. Lo cierto es que cuando los guardias desenterraron el cuerpo de Manuela descubrieron que estaba desnudo.

En el momento del levantamiento del cadáver de Manuela, los guardias de la UCO cuentan cómo Eugenio les dijo “si encontráis mi semen en los restos, es porque esa noche mantuvimos relaciones sexuales consentidas”. Desde entonces, Eugenio niega haber pronunciado esas palabras y haber mantenido relaciones con Manuela la noche del crimen.

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