20 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

La casa "maldita" de la localidad gallega de Teo ha bajado su precio a más de la mitad pero nadie se interesa por el lugar donde asesinaron a la menor

Seis años después del crimen de la pequeña Asunta nadie quiere comprar las propiedades de su madre Rosario Porto

Rosario Porto no tiene compradores para sus propiedades.
Rosario Porto no tiene compradores para sus propiedades.
Nadie quiere comprar el chalé donde fue asesinada Asunta hace ahora seis años. La propiedada ubicada en Teo (Santiago), invadida por una agresiva vegetación que avanza por todos sus rincones, está en venta desde hace años. Pero Rosario Porto, madre de la víctima y condena por su asesinato a 18 años de cárcel, no logra deshacerse de este inmueble rústico. Tan sólo algún ladrón se atreve a entrar allí en busca de algún botín.

Tampoco ha tenido suerte Rosario Porto con el apartamento de veraneo que tiene en Vilanova de Arousa. La conocida abogada compostelana , que cumple condena de 18 años, al igual que su exmarido, Alfonso Basterra, por el crimen de la hija de 12 años que tenían en común, no logra desprenderse de sus propiedades inmobiliarias a pesar de haberlas puesto en venta hace años. Este sábado se cumplió el sexto aniversario del  crimen que sacudió a la localidad gallega donde vivía la familia. Por ese crimen, hoy, Porto está entre rejas en  A Lama (Pontevedra) y Basterra en Teixeiro (A Coruña).

La finca ha bajado su precio a más de la mitad del precio original de venta. 

Ambos fueron declarados culpables de la muerte de la menor, de haber planeado un estudiado plan conjunto que desembocó en la muerte por asfixia de su hija.  Durante varios meses, según la investigación,  estuvieron drogando a la menor con ansiolíticos. El día de su muerte, en el 21 de septiembre de 2013, Asunta, traída por sus padres de China siendo bebé, había ingerido una elevada dosis de somníferos. El  fallecimiento se produjo por el taponamiento de sus vías respiratorias, asfixia, acción que según dejo claro la sentencia, fue realizada por su madre en el chalé familiar situado en Montouto (Teo).  El cadáver de la víctima fue encontrado esa misa noche en una zona cercana a la casa.

Esa propiedad fue heredada por Rosario Porto cuando murieron sus padres. Pero a pesar de que su precio ha sido rebajado en varias ocasiones, nadie está interesado en adquirir un inmueble escenario de tan macabro crimen.  La propiedad ya estuvo incluso en venta antes de  de la muerte de Asunta  por un precio cercano algo superior a los 900.000 euros. Pero el asesinato de la pequeña colocó a la casa en la categoría de inmuebles malditos y su precio descendió a menos de la mitad, a unos 400.000 euros.  Y ni con esa gran rebaja la casa ha podido venderse

Rosario Porto, Asunta y Alfonso Basterra. 

La vivienda rústica y muy clásica, tiene 400 metros de superficie útil mientras que la finca en total es de diez mil metros cuadrados. Tiene piscina y cancha de tenis, aunque actualmente está completamente abandona y descuidada, invadida por la vegetación y sucia.   

Pero no se trata solo del caserón del crimen. Rosario Porto tampoco ha logrado vender la casa que heredó en Vilanova de Arousa. Un alojamiento en el que la niña asesinada solía pasar varias semanas en vacaciones. Tampoco nadie ha querido comprar la casa en la que Asunta pasó su último verano  a pesar de su excelente ubicación y de su terraza con vistas al mar.

Rosario Porto procedía de una familia adinerada y su carrera profesional  también le procuró grandes beneficios. La condenada por la muerte de su hija era también  propietaria  de otros dos bienes inmobiliarios de gran valor debido a su céntrica ubicación en la capital gallega. El primero es un enorme piso con garaje en la cotizada calle del Xeneral Pardiñas, que fue la residencia habitual de sus padres. En segundo lugar, la vivienda que durante muchos años fue el hogar de Porto, Basterra y su hija. Este piso, situado en otra de las calles más caras de A Coruña, tiene  150 metros cuadrados y Rosario y está decorada con gran lujo de detalles.   

Lo único que ha logrado vender Rosario Porto, quien todavía conserva un gran patrimonio, en parte heredado, ha sido el piso de Montero Ríos, en Santiago, donde estuvo la sede del consulado de Francia durante el período en el que ella misma ostentó el cargo de cónsul, y también se utilizó como despacho de abogados durante algún tiempo. Esta es la única propiedad que le ha reportado ingresos en metálico para hacer frente a los gastos ordinarios e impuestos que generan las propiedades heredadas de sus padres. Para el resto de los bienes, los dos pisos en Santiago y las  propiedades en Vilanova de Arousa, tendrá que seguir rebajando el precio si quiere encontrar un comprador al que le compense alojarse en un lugar tan tétrico.

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