19 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

Impugna los recursos de los vecinos de este pueblo madrileño que se concentrarán el 14 de noviembre contra la pederastia tras su puesta en libertad

La defensa del frutero de Valdeavero impugna los recursos de las víctimas, que piden prisión

Detención del frutero de Valdeavero.
Detención del frutero de Valdeavero.
Los vecinos de Valdeavero viven con preocupación la puesta en libertad de Cristóbal, un frutero de 47 años detenido hace casi un año acusado de abusos sexuales a catorce menores y puesto en libertad el pasado octubre. El abogado de algunas de las víctimas, Juan Manuel Medina, considera la decisión de la Justicia "equivocada" y por ello presentó un recurso que ha impugnado la defensa del presunto pederasta, que cree que la resolución "es ajustada a derecho".

Los vecinos de Valdeavero han impulsado una concentración el próximo 14 de noviembre contra la pederastia y a favor de medidas cautelares que protejan a las víctimas de abusos tras la puesta en libertad de Cristóbal L.C., un frutero de 47 años de la localidad, detenido hace casi un año acusado de abusos sexuales a catorce menores.

El acusado quedó en libertad el pasado mes de octubre al considerar la jueza que instruye el caso que no hay riesgo de fuga -al contar con arraigo en España y carecer de medios para huir del país- ni de destrucción de pruebas. 

Una decisión que Juan Manuel Medina, abogado de varias de las víctimas, cree que es “equivocada” y que ha sentado como “un jarro de agua fría” a las familias de los menores afectados. Por ello, presentó un recurso de apelación contra el auto dictado por el Juzgado de Instrucción nº 5 de Alcalá de Henares, en el que destaca la "palpable y notoria alta probabilidad" de que el investigado vuelva a cometer abusos sobre menores si se encuentra en libertad.

En su escrito, el letrado incide en el hecho de que se trata de once denuncias de menores diferentes "que relatan hechos que se han producido a lo largo de los años, totalmente creíbles y persistentes en el tiempo". Por ello, "hay que evitar que el investigado cometa otros hechos delictivos similares en el futuro inmediato, ya que nada ni nadie le impide volver a hacerlo". Según el documento, no debe "dejarse la posible reiteración delictiva al azar o a la voluntad de que el investigado decida o no respetar la ley o las resoluciones judiciales dictadas, debiendo de impedirse eficazmente que cause un nuevo fatídico desenlace mediante su ingreso nuevamente en prisión".

La defensa de Cristóbal, no obstante, ha impugnado dicho recurso, al considerar que "la resolución del juzgado es ajustada a derecho". Además de alegar que no existe riesgo de fuga ni de destrucción de pruebas, en el escrito, al que ha tenido acceso elcierredigital.com, la representación legal del acusado señala que, "por parte de algunos denunciantes se ha publicado y filtrado a los medios de comunicación la dirección del padre" del conocido como frutero de Valdeavero, "por lo que la presencia de cámaras de televisión y micrófonos es permanente, resultando así imposible que Cristóbal de un paso sin que quede grabado, registrado y seguido por los medios".

Asimismo, "en las diferentes redes sociales se han enviado numerosas informaciones relativas a la identidad, imagen, localización y demás datos de Cristóbal lo que supone que, efectivamente, a mi defendido le resulte imposible, no ya que salga del país, sino que simplemente salga de su casa a dar un paseo".

¿Quién es el frutero de Valdeavero?

Cristóbal López, natural de Alcalá de Henares, vivía desde hacía un tiempo en Valdeavero, un pequeño pueblo cerca de Madrid, donde tenía su propio negocio: la frutería Keai, donde conocía a sus víctimas, niños de entre 11 y 15 años.

El presunto pederasta era conocido como "el amigo de los niños" por las habilidades que parecía tener con los más pequeños. No obstante, en el mes de agosto salió toda la verdad a la luz y se descubrió no era "el amigo de los niños" sino todo lo contrario, un pedófilo que, presuntamente, se aprovechaba de los menores del pueblo.

Frutero de Valdeavero.

Todo empezó cuando una de sus víctimas confesó a su madre que Toba (alias de Cristóbal López), a quien todo el mundo definía como una persona carismática y amable, había abusado sexualmente de él. Lo hizo en su casa, cuando, presuntamente, le metía la mano por el pantalón y le tocaba los genitales al niño.

Su modus operandi era siempre el mismo: se ganaba la confianza de los padres de sus víctimas para que no sospechasen de él y captaba a los menores ofreciéndoles golosinas en la frutería. Una vez había abusado de los niños, los amenazaba de muerte para que no lo denunciaran.

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