19 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

Conchi alegaba tener una tetraplejia y necesitar una silla de ruedas para moverse, aunque en realidad pretendía cobrar una pensión vitalicia

Juicio contra la viuda negra de Alicante, acusada de matar a su marido con la ayuda de su cuidador

La viuda negra de Alicante, caminando.
La viuda negra de Alicante, caminando.
El 20 de agosto de 2018 Conchi M. V., de 45 años, conocida como "la viuda negra de Alicante" y Paco P. O. de 58 años, asesinaron al marido de la primera, José Luis Alonso, de 69 años, tras una discusión en un aparcamiento de Alicante. El fiscal cree que mientras Paco usaba un destornillador para apuñalarlo Conchi ayudó sujetando a su marido. Una policía fuera de servicio presenció el crimen y ayudó a la detención de los dos presuntos homicidas.

Este lunes arranca el juicio contra Conchi M. V., de 46 años, conocida como "la viuda negra de Alicante", acusada de matar a su marido el 20 de agosto de 2018. Conchi está en la cárcel desde el suceso, al igual que Paco P. O., de 59 años,  su cuidador con quien presuntamente tenía una relación sentimental al margen de su matrimonio. Se sospecha que pudo ser este hombre quien acabó con la vida de José Luis, el marido de Conchi el 20 de agosto de 2018 usando como arma un destornillador. Una policía fuera de servicio presenció el crimen y se pudo detener a la mujer gracias a su testimonio.

Era el cuarto matrimonio de Conchi. Sus dos primeros esposos, de los que se divorció, están vivos, pero el tercero falleció de forma violenta. Ocurrió en febrero de 2016 y murió degollado a manos de su propio hermano que fue condenado por el crimen. Nadie sospechó entonces que ella pudiese estar implicada ya que no tenía ningún tipo de relación con su cuñado. Su primer marido ha declarado en la televisión que llegó a hacer un testamento para beneficiarla, puso su piso al nombre de la mujer y se hizo un seguro de vida.

Conchi llevaba solo dos semanas casada con la víctima, José Luis Alonso, de 69 años, era su cuarto marido, con quien vivía en Guardamar del Segura. Aunque siempre ha asegurado que el año pasado no podía andar y por eso iba en silla de ruedas los testigos aseguran que "estaba de pie en todo momento".

Conchi, la viuda negra de Alicante, fue trasladada en volandas al Juzgado.

 

Un año después del asesinato, en agosto de 2019, la detenida asistió a la reconstrucción de los hechos y entonces no necesitó la silla de ruedas que anteriormente ocupaba. Permaneció de pie, esposada, con escolta policial y aparentemente tranquila. Varias decenas de agentes participaron en esta reconstrucción ordenada por el juez instructor del Juzgado número 5 de Alicante, Manrique Tejada, en un solar frente al mar usado de estacionamiento del barrio de la Albufereta.

La víctima había contraído matrimonio con la arrestada 15 días antes, aunque no convivían, y quedaron esa noche en la Albufereta donde mantuvieron una acalorada discusión que concluyó con los gritos de la víctima y los impactos con el destornillador, que resultaron mortales. Pero una agente de la Policía Nacional de paisano que hacía "running" con un amigo y que acababa de parar en un mirador cercano para atarse la zapatilla, oyó las voces y agudizó la vista para descubrir lo que ocurría. Esta policía no dudó en descender a la carrera mientras su amigo mantenía la vista en el suceso, y logró retener a Conchi y su supuesto cuidador hasta que llegaron sus compañeros uniformados.

 

Durante la reconstrucción de los hechos, la detenida parecía haber dejado atrás sus problemas físicos y caminó sin aparente problema junto a su supuesto cooperador en el crimen, siempre vigilada por los policías. Conchi simulaba una tetraplejia para obtener una renta vitalicia. La investigación apunta a que el móvil del crimen pudo ser un matrimonio de conveniencia entre Conchi y la víctima para tratar de encubrir su supuesta invalidez de cuello hacia abajo por un hipotético accidente.

Durante las pesquisas, personas del entorno del malogrado matrimonio desvelaron que ella les había confesado que estaba pendiente de recibir una indemnización de unos 200.000 euros por ese siniestro y que aspiraba a una pensión vitalicia por ese tipo de invalidez. A esto se suma que varios testigos, incluida la policía fuera de servicio, la vieron sujetando con fuerza a la víctima mortal mientras su cuidador propinaba las puñaladas en la cabeza, cuello y pecho en el aparcamiento del barrio de la Albufereta. 

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