20 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

La autopsia confirma, según los investigadores, que Alberto remató al grafitero cuando ya estaba en el suelo

La triste historia de Iván Vaquero, un enfermo mental asesinado de una paliza en Velilla de San Antonio por pintar un grafiti

Exclusiva Iván, el hombre asesinado de una brutal paliza.
Iván, el hombre asesinado de una brutal paliza.
Los especialistas de la Guardia Civil del puesto madrileño de Rivas creen que la autopsia del cadáver de Iván Vaquero, de 39 años, muerto a golpes en Velilla de San Antonio confirma el relato de los testigos del crimen y coincide con la hipótesis de que a la víctima lo remataron en el suelo pisándole la cabeza. Elcierredigital.com ha tenido acceso en exclusiva a la investigación del caso.

En una investigación minuciosa los agentes de la Guardia Civil han reconstruido paso a paso los hechos que desembocaron en la muerte del vecino de Velilla, Iván Vaquero, el pasado 13 de diciembre. Todo arrancó a las 20:40 cuando la policía local recibe aviso del 112. En la calle Frascuelo, tras una agresión, se encuentra un hombre tendido entre dos coches que sangra abundantemente por la cabeza. Una testigo mayor de edad habla con la víctima que todavía está consciente y le confirma que le han pegado. La ambulancia le traslada a toda velocidad hacía el Hospital del Henares y de allí, por la gravedad de las heridas con afectación neurológica, le llevan a otro centro hospitalario más especializado.

          Iván, el hombre fallecido.

Los primeros testigos mayores de edad señalan que la víctima tuvo una fuerte discusión en la calle con un grupo de menores e identifican a uno de ellos. Los chicos son los primeros sospechosos del crimen pero es una suposición errónea. Súbitamente, el menor identificado por los testigos reaparece en la escena del crimen para hablar con la policía. Ha escuchado que le están señalando y quiere aclararle el asunto a los agentes. Poco después lo haría ante la Guardia Civil y en menos de tres días los investigadores localizaron a 14 testigos del crimen clarificando gran parte de las circunstancias que rodearon a la muerte de Iván.

Menores acusados sin razón

El primero en declarar ante la Guardia Civil fue este menor. El chico cuenta que Iván, la víctima de 39 años, hacía grafitis en las paredes del pueblo y el día anterior lo hizo en la puerta de una joyería. La dueña y un hombre mayor le recriminaron a Iván su actitud y el chico les apoyó, al cabo de un rato la policía local localizó a Iván y le propuso para multa por las pintadas. Parecía otro de los incidentes sin importancia que solía protagonizar Iván, diagnosticado de un trastorno de personalidad bipolar, ya que en otras ocasiones la policía local había intervenido porque el hombre se negaba a tomar su medicación.

Iván, el fallecido, en una foto cedida por la familia.

Sin embargo, al día siguiente Iván se reencontró con el menor y sus amigos en la calle Frascuelo. El hombre se dirigió chillando al menor recriminándole que “no era nadie para decirle que no pintara en las paredes”, Iván llegó a forcejear con el menor agarrándole de la pechera y otros dos chicos que acompañaban al primero le dieron dos patadas a Iván en el muslo (sin contundencia, para alejarle de ellos según los investigadores). La cosa podría haber quedado ahí, pero justo en ese momento Alberto C., un joven de 25 años con antecedentes violentos salía del portal contiguo con su novia. Alberto, enfadado porque alguien había realizado pintadas en su portal, creyó que habían sido los menores y se dirigió hacia ellos a la carrera preguntándoles si eran los responsables de las pintadas. Los menores le dijeron que el responsable era Iván. Iván respondió “sí, soy yo, ¿qué pasa?”, pero no pudo acabar la frase pues Alberto C. se abalanzó contra él y le propinó en las costillas “una patada voladora” en boca de los testigos, luego le agarró del cuello y le dio varios puñetazos brutales en la cara. La víctima cayó al suelo entre dos coches.

Alberto C., el presunto homicida.

Hasta aquí, las declaraciones de todos los menores y testigos que estaban viendo la escena coinciden, pero difieren en lo que ocurrió a continuación. Según uno de los chicos testigos, Alberto le pisó la cabeza a la víctima cuando estaba inconsciente en el suelo. Otro menor cuenta que le remató a puñetazos en el suelo. Otro dice que Iván al caer se golpeó la cabeza contra un coche. El resto no pudo ver o no observó que Alberto rematara a la víctima. Los menores sí vuelven a coincidir en algo más. Nueve testigos identifican sin dudas a Alberto C. como la persona que golpeó brutalmente a la víctima.

La autopsia confirma que el asesino remató a la víctima

La Guardia Civil ya había resuelto el primer enigma. Había descartado la participación de los menores en el crimen y había reconstruido lo que ocurrió. Además los guardias elaboraron un informe comparando las lesiones de la víctima según la autopsia con el relato de los testigos. La conclusión es que los golpes que recibió Iván coinciden con el relato de los testigos, incluido el que Alberto le pisara la cabeza en el suelo una vez que ya estaba inconsciente.

La Guardia Civil ya conocía a Alberto porque el día siguiente al crimen se presentó ante los guardias diciendo que se había enterado de que le culpaban del asesinato. Alberto C., que trabajaba de reponedor en un supermercado, les dijo que era inocente y dejó sus datos por si querían hablar con él. Le acompañaba su novia. Los guardias le detuvieron al día siguiente, después de que nueve testigos le reconocieran en las fotos que les mostró la Guardia Civil.

La novia del presunto homicida, pieza clave

Sin embargo, entre tantos testigos faltaba una pieza clave: La novia de Alberto. Ella misma se presentó voluntaria a declarar tras la detención de su pareja. Maite confirmó a los guardias todas sus hipótesis. En su declaración, que coincidía con la de los menores, Maite explicó que salieron de casa, que Alberto estaba enfadado por las pintadas, que creía que los responsables eran los menores y que la emprendió a golpes con Iván cuando éste confesó que había hecho las pintadas. “Yo intenté pararle, le decía déjalos que son niños, y cuando golpeó al señor mayor intenté agarrarle”. Los dos se refugiaron en casa de Alberto. Maite bajó poco después para interesarse por Iván, le vio consciente subiendo a la ambulancia y suspiró aliviada.

Pintadas que hacía el fallecido en la casa de su exnovia.

Al día siguiente vieron como la Policía Científica de la Guardia Civil tomaba muestras en el lugar del crimen. Entonces Maite, novia del presunto homicida, y Alberto se dieron cuenta de que el asunto era mucho más grave. Maite asegura que le animó a ir a la Guardia Civil a contarlo pero Alberto le dijo “no quiero ir a la cárcel, me echarían 20 años, tenemos que decir que estábamos jugando al pádel y si rastrean el teléfono no pasa nada porque mi casa está al lado (del lugar del crimen)".

A criterio de la Guardia Civil, la declaración de Maite culminaba la investigación policial ya que la propia pareja del presunto homicida declaraba sin dudas que Alberto era el autor de los golpes. Faltaba la declaración de Alberto, pero no quiso hablar con los guardias. Unos días después sí declaró ante el juez del caso. En una declaración escueta, sólo a preguntas de su abogado Alberto se definió como español, trabajador, deportista y adicto a la cocaína. “He estado en un centro de deshabituación pero lo dejé a los dos meses…” y antes de callar de nuevo añadió “la semana anterior estuve consumiendo cocaína”. La investigación judicial sigue su curso para aclarar los últimos flecos del caso.

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