28 de marzo de 2024
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FIN DE SEMANA

El acusado guardaba en su casa, cuatro años después, parte de las sábanas que utilizó para envolver el cadáver y enterrarlo en una finca

Descubrimos los seis errores de Eugenio Delgado, el presunto asesino de Manuela Chavero

Exclusiva El acusado por el asesinato de Manuela Chavero.
El acusado por el asesinato de Manuela Chavero.
Cuatro años después de la desaparición de Manuela Chavero, Eugenio Delgado, acusado de su asesinato, todavía guardaba en su casa parte de las sábanas que utilizó para envolver el cadáver de la mujer y enterrarlo en una finca. En El Cierre Digital hemos confirmado que los exámenes científicos de la Guardia Civil demuestran que la tela en descomposición que envolvía parte del cuerpo es idéntica en morfología y composición química que la sábana requisada en casa del detenido.

La muerte y desaparición de Manuela Chavero en la localidad pacense de Monesterio en 2016 dista mucho de ser un crimen perfecto. Tras la detención de Eugenio Delgado, vecino de la víctima, y su confesión interesada de que Manuela murió por accidente al golpearse en la cabeza durante una discusión, la Guardia Civil avanza paso a paso para echar abajo sus argumentos. En su trabajo los guardias cuentan con el rastro de errores que ha ido dejando el presunto asesino y pueden constatar de manera científica.

Precisamente el primer y más grande error de Eugenio ha sido guardar durante más de cuatro años en un armario de su casa, la sábana pareja de otra sábana en que los guardias hallaron envuelta a Manuela Chavero. Junto al cadáver de la víctima enterrado en una finca de Eugenio, en una zona dividida en cuadrantes, los guardias hallaron varias evidencias que cuidadosamente recogieron: Trozos de sábana blanca con motivos florales y de un tejido similar a toalla en la que habían envuelto el cuerpo, trozos de cuerda de color blanco y cintas elásticas que supuestamente se utilizaron también para envolver y transportar el cadáver. En los registros posteriores en la casa del acusado, los guardias se sorprendieron al comprobar que en el armario del dormitorio se hallaba una sábana bajera del mismo color y motivos florales que los restos de sábana que habían rescatado del enterramiento de Manuela. Aún más, al abrir el último cajón de un mueble se toparon con restos de cinta elástica y de cuerdas blancas.

Manuela Chavero, asesinada en Monesterio.

Ahora, tras los análisis del servicio de criminalística de la Guardia Civil, las conclusiones son determinantes: Las fibras de los trozos de sábana recogidos en el enterramiento de la víctima coinciden estéticamente (colores y motivos florales), morfológicamente y en su composición química con la sábana que Eugenio guardaba en el armario de su casa. También son coincidentes en sus características físicas y químicas las fibras de las tiras elásticas  halladas junto al cadáver enterrado en la finca con las encontradas en la casa que se presume es el escenario del crimen. El examen de la comparativa de las cuerdas finalmente ha resultado negativo. Eugenio olvidó deshacerse de todos estos efectos tras enterrar el cuerpo de Manuela en la finca “Doña Marina” de su propiedad en Monesterio, pero ese no fue su único error.

El segundo fallo de Eugenio fue no prestar atención a su teléfono móvil la madrugada de la desaparición de Manuela Chavero en julio de 2016. Pese a que, según ha podido saber elcierredigital.com, los investigadores creen que Eugenio planeó el asalto a Manuela, el presunto asesino se olvidó de su móvil y éste le situó a las 3:53 en la escena del crimen. La casa del abuelo del acusado se encuentra a solo a unos metros de la casa de la víctima.  El teléfono aún no ha aparecido y su búsqueda fue uno de los motivos del último registro de la Guardia Civil en casa de Eugenio el mes de noviembre.

Eugenio no sólo se olvidó de apagar el móvil. Su tercer fallo fue no calcular que la compañía eléctrica le delataría. La casa donde tuvo lugar “el accidente” según Eugenio y el crimen según la Guardia Civil, pertenece a la familia del acusado pero no es su vivienda habitual. Esa casa, casi puerta con puerta con la de Manuela, no estaba frecuentada y por tanto no tenía ningún gasto de luz salvo el mismo día del crimen. Entonces, después de días a oscuras,  la compañía eléctrica registró en esa casa gasto de luz justo en las horas de la madrugada en que se produjo el presunto homicidio.

                     El perfil de Eugenio en Badoo.

El cuarto error del presunto asesino fue el de no resistir la presión los años posteriores a la desaparición de Manuela. Eugenio llegó a confiar en un conocido que en realidad recababa datos con los que alimentar la investigación policial, que le tenía desde el principio como uno de los principales sospechosos de la desaparición de Manuela. Ese hombre cuya identidad figura en una pieza separada del sumario con el nombre “testigo protegido” se ganó la confianza de Eugenio hasta el punto de llegar a relatarle que Manuela había muerto en su casa de forma accidental y se había deshecho del cuerpo. El testigo corrió a contarle la conversación a la Guardia Civil y esa es la versión que todavía mantiene Eugenio de la desaparición de Manuela frente a la de los investigadores empeñados en demostrar que fue un homicidio en el marco de una agresión sexual.

Falsa carta anónima

El quinto error del presunto asesino fue caer en la trampa de la falsa carta anónima,  que le tendió la Guardia Civil con ayuda de la familia de la víctima y el testigo protegido. Sucedió a finales de agosto de 2020 cuando la familia de Manuela recibió un sobre y en su interior una estampilla con la imagen de una virgen. En el reverso de la estampilla unos renglones manuscritos hacían referencia a Manuela sin interés alguno para la investigación. La familia entregó la estampilla a la Guardia Civil y estos aprovecharon la filtración de la noticia a los medios para escenificar un nuevo registro en la casa de Manuela aumentando la presión sobre el sospechoso. Eugenio desconocía que su teléfono estaba pinchado y mordió el cebo con fuerza llamando de inmediato a varias personas de su entorno mostrándose molesto y sumamente nervioso con el nuevo registro. Por si fuera poco su “amigo”, en realidad el testigo protegido, le contaba la llegada de esa carta anónima a la familia que supuestamente le delataba.

                    Eugenio de fiesta.

Devorado por la ansiedad Eugenio volvió a echar  mano del teléfono y llamó a un abogado para consultarle con qué penas se castiga el homicidio y otros aspectos legales, también consultó el listado de países que en la actualidad no tienen convenio de extradición con España. La Guardia Civil no quiso esperar más y le detuvo días después ante el riesgo de huida.

En su rápida confesión, siempre centrado en que fue un accidente, Eugenio cometió su sexto y último fallo hasta el momento. A la Guardia Civil y al juez les contó que aquella noche de julio de 2016 llamó a la puerta de Manuela para que fuera a recoger una cuna que la mujer le había prestado y tras discutir en el pasillo por el mal estado de la cuna Manuela se golpeó la cabeza al caer al suelo. Ahora, la Guardia Civil ha descubierto este nuevo fallo en la coartada de Eugenio ya que, esa cuna no estaba en casa de Eugenio, estaba en el trastero de casa de Manuela bajo una montaña de trastos. Según la Guardia Civil ése no pudo ser el motivo por el que Eugenio llevara a Manuela a su casa. Tras esa confesión, Eugenio Delgado fue acusado de homicidio y enviado a prisión. Desde entonces permanece encerrado, quien sabe si contando los errores que le han llevado a esta situación o los que la investigación irá revelando en los próximos meses.

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