28 de marzo de 2024
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FIN DE SEMANA

El 15 de septiembre de 2019 un joven de origen chino chocó contra el coche de Víctor López que iba a trabajar a Carrefour, acabando con su vida

El “Kamikaze” de la M-50 en Madrid será juzgado por homicidio doloso y no por una imprudencia temeraria

Exclusiva Victor a la izquierda, víctima de Kevin, a la derecha.
Victor a la izquierda, víctima de Kevin, a la derecha.
El futuro de Kevin Cui se torna difícil. Al revés que sucede en la mayoría de los accidentes mortales provocados por conductores kamikaces, el conocido como “kamikaze de Rivas” se sentará en el banquillo acusado del delito más grave, en vez de responder tan sólo por un homicidio imprudente. El juicio está previsto para el próximo mes de septiembre.

Tras escuchar a la fiscalía, defensa y la acusación de la familia de la víctima representada por la abogada Bárbara Royo, el juez del caso se ha inclinado por la última opción y sentará en el banquillo al joven Kevin Cui acusado de un homicidio doloso como pedía la familia de la víctima.

Los hechos se remontan al 15 de septiembre de 2019 sobre las 6:00 AM cuando el acusado volvía de una noche de fiesta y segó la vida de Víctor López, vecino de Rivas de 20 años de edad que esa madrugada se dirigía a su trabajo en unn Carrefour. Sólo unos minutos antes, varios conductores consiguieron esquivar milagrosamente el vehículo que conducía Kevin Cui, de 24 años. Víctor no lo consiguió y el presunto kamikaze chocó de frente con él a 139km/h en un tramo limitado a 100km/h. Sólo dos segundos antes el acusado conducía a 146 km/h.

Kevin Cui en una imagen de sus redes sociales.

Según el fiscal, Kevin Cui decidió coger el coche esa madrugada a pesar de haber tomado varias copas y siendo consciente de que con ello ponía en grave peligro a otros conductores. Pese a todo, Kevin Cui se subió a su Volkswagen Golf y condujo por la autopista madrileña M50 en dirección a Arganda del Rey superando ampliamente la velocidad permitida. Todavía circulando en la dirección correcta, Kevin adelantó a toda velocidad a la primera de sus víctimas potenciales que circulaba por el carril central de la vía en el punto kilométrico 46, acercándose tanto al costado izquierdo del conductor que le hizo perder el control de su coche durante unos segundos hasta que consiguió estabilizarlo.  Kevin siguió su peligrosa carrera en zigzag de un carril a otro, asustando a más conductores que intentaban esquivarle frenando o refugiándose en el arcén.

La última conductora que adelantó circulando aún en dirección correcta tuvo que frenar y cruzar tres carriles para evitar el coche que se le venía encima. Esa madre que circulaba en el coche junto a su hija pudo ver cómo Kevin frenaba tras adelantarla y se detenía en el arcén encendiendo las luces de emergencia de su Golf. La testigo tuvo por un momento la impresión de que todo había acabado pero se trataba justo de lo  contrario. Kevin maniobró marcha atrás para coger suficiente espacio y giró su coche hasta situarlo en dirección contraria a la marcha acelerando de inmediato y convirtiéndose en el acto en un conductor de los llamados “kamikaze”. Según el fiscal, lo hizo asumiendo que podía matar a otros conductores y después de haber desaprovechado la oportunidad de evitarlo tras haber detenido el coche.

La acusación particular puntualiza los hechos

El relato de la acusación particular, hasta aquí muy similar al de la acusación pública de la fiscalía, es más minucioso en su descripción, señalando que durante esa primera parte del trayecto en el que Kevin Cui circulaba en sentido correcto superó los 200km/h según cálculos de los testigos que le iban esquivando.

También recuerda que mientras Kevin Cui maniobraba en la M50 dando marcha atrás, era plenamente consciente de lo que hacía ya que lo realizó mientras seguían pasando coches en la dirección correcta. Imposible no percatarse de cuál era la dirección adecuada, y a pesar de todo, eligió dar la vuelta y comenzar a circular en dirección contraria acelerando de nuevo. Y así, según la acusación particular, Kevin circuló en  dirección contraria dos kilómetros, con total desprecio por la vida de los demás. Ni la noche nublada, ni el alcohol pudieron confundirlo, asegura la acusación, ya que el acusado tenía luz de sobra para ver las señales al revés de la vía. Igual que los otros conductores le veían a tiempo de intentar esquivarle, incluida la víctima que llegó a girar antes del impacto, había luz suficiente para que Kevin viera que los demás venían de frente. De hecho, como relata también el fiscal, el primer conductor que se lo encontró de frente declaró que Kevin le hizo señales con las luces largas repetidas veces para que se apartara de su camino suicida. Otro conductor tuvo que esquivarle refugiándose detrás de un camión que también se vio obligado a hacer una maniobra evasiva.

Kevin no sólo era consciente y veía que circulaba en dirección contraria, sino que incluso deslumbraba con ráfagas de luces largas a los conductores que se encontraba de frente, mantiene la abogada de la familia de la víctima. La letrada también explica que las copas de alcohol que el conductor había tomado (Kevin dio 0’9 en la primera prueba de alcoholemia que le practicó la Guardia Civil en el lugar del siniestro) no le impidieron ser consciente de su peligrosa conducción y de hacerlo voluntariamente.

La prueba es que en el primer tramo donde conducía en sentido correcto, Kevin era capaz de ir sorteando los coches que adelantaba a toda velocidad, así como fue capaz de detener el coche en el arcén, encender las luces de emergencia, y hacer una maniobra marcha atrás de 180 grados para dar la vuelta en medio de la autopista y arrancar su trayecto en dirección contraria durante dos kilómetros hasta el accidente fatal.

El presunto “kamikaze” pudo ver a la víctima 120 metros antes

Así, relata el fiscal, Kevin circulaba en dirección contraria a 146km/h segundos antes del accidente por el carril central de los tres de la autopista y no se apartó cuando vio llegar el coche de la víctima que circulaba en dirección correcta. El kamikaze no se apartó, según fiscalía,  pese a que 120 metros antes del impacto ya podía apreciar que llegaba Víctor conduciendo su Citroën C4. El impacto fue tan brutal que el Golf de Kevin  Cui levantó por el aire el Citroën de Víctor y éste murió por el coche.

Así quedó el coche de Kevin Cui.

La defensa de Kevin Cui alega en sus escritos que, cuando esa madrugada Kevin abandonó el local de copas, tenía una intoxicación etílica grave, aunque fue capaz de conducir camino de su casa por puro automatismo ya que era el camino que seguía cada día, sin darse cuenta del riesgo de su conducción.

Durante la conducción, Kevin contestaba las llamadas telefónicas de su novia, lo que hizo que se pasara la salida de la autopista que le llevaba a su casa llegando a un lugar de la carretera que ya no conocía. Debido a su estado etílico y al agobio de “sentirse perdido” Kevin, según su abogado, decidió de forma automática detener su coche en la M50 y dar la vuelta para regresar a su casa. Este argumento, el abogado lo respalda con un informe pericial psiquiátrico que incide en el empuje inconsciente de regresar a casa por parte del acusado.

En el accidente también tuvo que ver, según la defensa de Kevin, la lluvia que esa noche caía y que le deslumbró al entrar en el túnel, justo cuando colisionó de frente con la víctima que circulaba correctamente. El abogado menciona el parte de la Guardia Civil donde se explica que el presunto “kamikaze” tenía un habla pastosa, estaba adormilado y no sabía explicar con coherencia como habían sido las cosas. Por todo esto, la defensa de Kevin Cui pedía que se le juzgara por homicidio imprudente, lo que aparejaría una pena muy inferior a los 20 años de cárcel que pide la fiscalía por homicidio.

Sin embargo, el juez se ha inclinado por la petición más dura de la familia de Víctor, la víctima. Y finalmente sentará en el banquillo a Kevin Cui acusado de un homicidio doloso, es decir, considerando que Kevin cometió ese homicidio plenamente consciente de que sus acciones podrían acabar matando a otro conductor. Será durante el juicio, previsto para el próximo mes de septiembre, cuando se dilucidará si Kevin fue un kamikaze que mató a Victor López conociendo el riesgo de sus acciones o si se equivocó por culpa del alcohol y otros factores cometiendo una imprudencia que se cobró una vida. La de Víctor.

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