El mal uso y la calidad de las mascarillas un factor clave del rebrote del coronavirus
El uso excesivo y las especificaciones inapropiadas hacen ineficaz la mascarilla ante la pandemia.
Combinar la actividad diaria profesional, académica e incluso de ocio con la situación actual de pandemia sólo se puede hacer a través del cumplimiento de estrictas normas de seguridad en las que las mascarillas son fundamentales.
En este momento, en el que incluso son obligatorias incluso en espacios abiertos, el problema no está tanto en que no se utilicen, sino que se utilicen mal. No estamos hablando de dejar la nariz fuera o llevarlas debajo de la barbilla, gestos que cada día son más minoritarios, sino de utilizar productos que no cumplen la calidad suficiente para que sean efectivas, no tener en cuenta circunstancias que hacen que pierdan eficacia como es la humedad o directamente no cumplir especificaciones como ocurre con muchas de las mascarillas de tela.
Tiempo de uso de mascarilla: un aspecto clave
Uno de los grandes fallos está en el exceso de uso de la mascarilla. Una mascarilla no reutilizable no debe exceder su uso en más de cuatro horas seguidas (media jornada de trabajo) pudiéndose prolongarse ligeramente si el uso ha sido discontinuo, aunque lo recomendable es no excederse de estas 4 horas.
Pero además hay factores que hacen que sus prestaciones disminuyan, como es la humedad. No se trata solo de la lluvia, uno de los hándicaps de los que nos enfrentaremos especialmente en las próximas semanas cuando entre el otoño, sino del propio sudor. En estos casos hay que tener especial cuidado con mascarillas higiénicas de menor calidad en sus tejidos, como las que se adquieren en algunas grandes cadenas de hipermercados, en la que es más rápida la alteración de su material filtrante.
Tejidos de calidad
Y es que, aunque estas mascarillas cumplan la normativa UNE (0064 y 0065 concretamente en las higiénicas) la calidad en el tejido las expone más al exterior, las hace más frágiles y a la larga, aunque parezcan más económicas, siempre que se quieran cumplir sus especificaciones de seguridad, salen mucho más caras.
Un ejemplo claro lo vemos en el tejido NAN300 que ha lanzado Mascarillas Béjar en una nueva línea de mascarillas quirúrgicas lavables y que además de imposibilitar la penetración de microorganismos en ambas direcciones con una eficacia del 99,8%, permiten hasta cinco lavados.
Manipulación y lavado
Otro de los grandes errores está en la manipulación, tocando el tejido sin las manos lavadas, por ejemplo, y en su lavado a la hora de las reutilizables con tejidos homologados.
En el primer punto, y para todos los casos, es importante la higiene de manos (agua y jabón o gel desinfectante) antes de colocarse la mascarilla y tocar únicamente las gomas o las cintas. También es importante a la hora del cambio tanto dejar la que desechemos en un compartimento con cierre hermético y si nos la quitamos momentáneamente dejarla sobre un papel (un sobre es un depósito temporal muy recomendado).
Con respecto a la desinfección de las mascarillas, pulverizándolas con lejía o alcohol para reutilizarlas no vale para nada. Si han cumplido sus horas hay que desecharlas. Si son las que permiten el lavado debe hacerse según las especificaciones que realice el fabricante que suele ser a una temperatura elevada -más de 60 grados- para su correcta desinfección.
En todo caso, elegir mascarillas de calidad y durante el tiempo recomendado para ser eficaz es fundamental. No hacerlo o llevar mascarillas no homologadas es prácticamente lo mismo que no llevar mascarilla.
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