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SALUD

Aumenta el consumo de pornografía en menores: 'Hipersexualización de la infancia'

La temprana iniciación a la pornografía y la desinformación sobre la sexualidad pueden acarrear graves problemas.

El consumo de pornografía por parte de menores de edad es un escenario cada vez más común. El problema que se genera a raíz de la normalización de conductas ficticias y, en muchas ocasiones, reprobables comienza a acarrear consecuencias graves: un total de 501 menores en España fueron condenados en 2022 por delitos sexuales, un 14,1 % más que el año anterior, como indica la Estadística de Condenados que ha hecho pública este lunes el Instituto Nacional de Estadística (INE). La tendencia sigue al alza con un total de 636 delitos, de los que 389 fueron agresiones y abusos sexuales a menores de 16 años.

Como ha explicado el médico y psicólogo clínico de Darío Fernández Delgado a elcierredigital.com, el incremento de los casos en los que los menores cometen esta clase de delitos “arranca porque la infancia y la adolescencia están hipersexualizadas. Esto consiste en centrar toda la atención y el valor del cuerpo en lo sexual”. 

"Una iniciación sexual muy temprana"

“Lo que hay detrás es toda una mercadotecnia”, afirma a elcierredigital.com el psicólogo clínico Darío Fernández Delgado. De esta manera, se está privando a la infancia y a la adolescencia “de un periodo de desarrollo muy importante”. Como explica el experto en psicología, los niños “están viviendo una iniciación sexual muy temprana.

Dos niños usando un teléfono móvil en una mesa con libros y cuadernos.
Existe una iniciación a la pornografía cada vez más temprana | El Cierre Digital

En estas etapas los placeres están muy lejos de la sexualidad y el erotismo. Es un periodo en el que tienen que descubrir y disfrutar de los valores del grupo y de la amistad”. Sin embargo, la temprana presión social y sexual lleva a los menores al “consumo de pornografía, que es la expresión más explícita de la sexualidad”. Así mismo, esta clase de contenidos producen una “distorsión del acto sexual”, dejando este de concebirse como una comunicación de afecto y amor, donde dos personas se “transmiten respeto y placer” a solamente percibirse bajo el concepto de “genitalismo”.

Consecuencias a corto y largo plazo

La exposición a contenidos pornográficos provoca en los menores una gran incertidumbre en relación a su identidad sexual. Además, “termina por provocarles una baja autoestima”, afirma el psicólogo Darío Fernández Delgado. A consecuencia de la falta de seguridad, se acaban estableciendo como modelo un tipo de relaciones sexuales artificiales.

Con ello, se normalizan también comportamientos como “las violaciones, las agresiones sexuales, la promiscuidad, el ver a la mujer como un objeto sexual  o al hombre solamente en el rol dominante”. Aumenta así “la probabilidad de que esos menores que consumen pornografía acaben llevando a cabo los actos que conciben como norma.

Además, “el consumir pornografía a estas edades produce unos cambios de costumbres en su mente”. Los hábitos de entretenimiento habituales y típicos de la infancia dejan paso a este nuevo estímulo cotidiano, que acaba por "desensibilizarlos ante escenas muy duras”. Así mismo, “como con toda adicción, necesitarán cada vez más estímulos y más fuertes”, lo que puede derivar en diversas filias sexuales o en la adicción al sexo”.

“La pornografía va configurando a los jóvenes con un machismo y una sexualidad de género donde existen unos roles marcados para el hombre y para la mujer”. El riesgo es acentuado en el caso de la mujer, ya que se la representa bajo una “posición de sumisión y mujer objeto”. Así mismo, en esas edades les dirige hacia la vulnerabilidad. La desinformación sobre las relaciones seguras y el ejemplo de la pornografía aumenta los riesgos de “contraer una enfermedad de transmisión sexual o de tener un embarazo no deseado”.

Tres niños sentados al aire libre mirando una computadora portátil juntos.
Los hábitos de entretenimiento infantil pueden cambiar | El Cierre Digital

El consumir pornografía también puede ocasionar problemas a más largo plazo, en la edad adulta. “Llegan a la consulta personas que han sufrido el efecto demoledor de ver experiencias tan fuertes en una mente que se está desarrollando todavía”, explica el profesional.

Esto puede  condicionar sus relaciones de pareja futuras. Como explica el doctor Darío Fernández, ha podido tratar a hombres adultos con problemas de excitación sexual, de atracción y de desempeño en la relación sexual relacionados con el consumo de contenido pornográfico.

Un acceso sin barreras

El acceso a la pornografía es extremadamente sencillo. La potente mercadotecnia que rodea el ámbito erótico y el auge de los dispositivos móviles constituyen una realidad en la que las barreras son difusas. La figura de los padre es, por tanto, fundamental.

Como explica el psicólogo Darío Fernández, son modelos de aprendizaje y desarrollo, “queramos o no”. Ya sea “por omisión o por hiperactuación, los hijos los imitan”. En el primer caso, los padres no ofrecen la información necesaria sobre el desarrollo sexual a sus hijos, por lo que “se convierte en un tabú y la información, que deberían encontrar dosificada y adecuada en la familia, se acaba buscando en la pornografía o en las redes”.

Es importante que los padres “hablen de sexo con el vocabulario apropiado y a una edad adecuada”, para evitar la hipersexualización. Lo principal es controlar el acceso a las redes de los hijos en las edades más tempranas y, por ejemplo, “cuando aparece una escena de un beso en una película, hablar con naturalidad”. Así mismo, el doctor incide en que es muy importante explicar a los menores que lo que se ve en las películas es cine, no la realidad. Al igual que el contenido pornográfico”.

Una familia sentada en un sofá comiendo palomitas de maíz.
Los padres deben mantener una conversación controlada y natural sobre sexualidad con sus hijos | El Cierre Digital

Del mismo modo, se deben aprovechen las conversaciones del día a día para introducir a los menores una “conversación controlada” y una educación sexual en la que se aborden, también, “las consecuencias que conllevan ciertos actos”. En el caso de que los padres no sean capaces de generar este diálogo, Darío Fernández recomienda acudir a los tutores del colegio. “Es un tema del que hay que hablar, porque si no se le informa, el niño se desinforma” por diferentes vías. Otro factor importante en la iniciación del adolescente en la pornografía es la presión de grupo. “Todos los jóvenes que no tengan una autoestima adecuada, van a verse sometidos a la presión de los líderes negativos del grupo”. Las dinámicas de castigo y de ridiculización son fuertes métodos de manipulación que comienzan por generalizar expresiones como “eres un gallina”.

Por ello es fundamental educar a los menores en la posibilidad de “decir no” ante conductas que no quieran llevar a cabo. Los límites y las “habilidades conversacionales” son imprescindibles para que los mecanismos sociales no coaccionen la libre expresión del individuo, sobre todo sexual. También es importante que si los padres descubren que su hijo consume esta clase de contenido, “no lo castiguen, ni reprendan”, adoptando una posición muy severa. Lo adecuado es acudir cuando antes a un especialista que pueda estudiar el caso y tratar al menor de acuerdo a su problema. Los menores no son capaces de interpretar las escenas de contenido pornográfico, por lo que las concebirán desde la literalidad, con una visión distorsionada y sin el conocimiento contextual que encienda las alertas sobre ciertos comportamientos, tratos personales o prácticas.

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