Alarma ante la posible retirada de citologías ginecológicas a partir de 65 años
Se trata de una prueba esencial para la prevención de cualquier enfermedad que afecte a la salud íntima femenina.
La salud ginecológica es una condición que genera preocupación entre las mujeres adultas españolas. Una de las piezas clave para comprobar y garantizar el buen estado de la salud femenina son las citologías periódicas. Aunque es una prueba fundamental para la detección de trastornos ginecológicos que afectan a la salud ginecológica, su aplicación ha generado discusión pues hay quienes defienden que las citologías deberían desaparecer como prueba rutinaria en mujeres a partir de los 65 años.
Y es que, a partir de esa edad los cribados ginecológicos dejan de tener relevancia en mujeres cuya salud ginecológica esté controlada por padecer un riesgo reducido de sufrir cualquier enfermedad de carácter obstétrico, aunque pueden llegar a ser diagnosticadas de patologías como el cáncer de cuello de útero. Según un estudio publicado en PLoS Medicine, mantener las citologías ginecológicas después de los 50 años reduce el riesgo de que una mujer sea diagnosticada de cáncer cervical. En España, un 0,5% de mujeres diagnosticadas de cáncer de cuello de útero fallecen, es decir, 700 al año.
La citología ginecológica: Una prueba con grandes beneficios
La citología ginecológica o prueba de Papanicolaou es un examen con grandes beneficios para las mujeres. Su fin es detectar y prevenir enfermedades que pueden llegar a afectar a la salud ginecológica. La prueba diagnostica lesiones iniciadoras de cualquier enfermedad o el mismo cáncer del cuello de útero (CCU). Al igual que enfermedades, también descubre infecciones originadas por hongos, bacterias e incluso el virus del papiloma humano (VPH).
La citología es indolora y forma parte de las revisiones ginecológicas que se deben de realizar cada año. Para la realización del examen, se lleva a cabo la extracción, mediante un cepillo y una espátula, tanto de las células vaginales como del cuello del útero. La muestra se analiza posteriormente con un microscopio que determinará un diagnóstico. Si los datos evidencian un resultado anormal se llevará a cabo un tratamiento de carácter precoz.
Según la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), la edad recomendable para la realización de citologías ginecológicas es a partir de los 25 años de edad y se deben repetir cada tres años entre las edades de entre 25-30 años y cada cinco entre las mujeres cuyas edades estén comprendidas entre los 30-65 años. Desde SEGO sostienen que ante el repunte de casos de las infecciones por el VPH en mujeres de 45 años es primordial el mantenimiento de las citologías hasta esa edad e incluso más adelante.
El VPH, el objetivo de la citología
El Virus del papiloma humano (VPH) es una de las enfermedades que se pueden diagnosticar mediante la realización de una citología ginecológica. Este agente patógeno es el factor de mayor riesgo para el desarrollo de cáncer de cuello uterino. Además del cáncer de cuello uterino, el VPH puede desarrollar cáncer de pene, vagina, vulva, orofaringe y ano. Para la prevención precoz en España, se incluyó la vacuna contra el VPH en el calendario de las comunidades autónomas en niñas y desde el pasado mes de octubre, también en niños.
El virus de papiloma humano se incluye en el grupo de las enfermedades de transmisión sexual. Entre las vías de transmisión del VPH figura el contacto de piel a piel y las relaciones sexuales sin protección. Tras la realización del examen, el resultado pueden ser negativo -el paciente no tiene VPH-, positivo -el paciente tiene algún tipo de VPH que podría estar relacionado con alguna patología- e incierto -las células de la muestra podrían ser anormales y es necesario realizar una revisión-.
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