Durante los últimos años firmas exclusivas como Armani, Versace o Gucci han dejado de comercializar productos de peletería
La cría de animales para producir pieles: La industria peletera en jaque por la Unión Europea

La industria peletera se cobran anualmente la vida de 20 millones de animales salvajes cazados en trampas y de 40 millones de animales criados en granjas, según las estimaciones de AnimaNaturalis. Las pieles, plumas y otros subproductos animales han acompañado al abrigo del hombre desde la Prehistoria. Sin embargo, la moda actual ha provocado que los animales sean cruelmente despellejados antes, durante o después de su muerte, como afirma la organización sin ánimo de lucro, orientada a promover cambios sociales y legislativos por la defensa de los derechos de los animales.
La mayoría de los animales que son utilizados para proporcionar pieles son criados en granjas industriales de pieles. Estas se encuentran sobre todo en Europa, unas 6.000 en total. Así, Europa produce el 70% de la piel mundial de visón y un 63% de la piel de zorro, como indica la organización.
Por su parte, América del Norte y los estados del Báltico acaparan respectivamente un 13% y 11% de la producción de visón global, mientras que Rusia y China aportan respectivamente el 11% y 27% de la producción de zorro. Dinamarca y Finlandia son los mayores productores y exportadores mundiales de pieles de visón y zorro, aunque otros grandes productores de esta piel son Holanda, Rusia, Finlandia, Suecia y Canadá.

Los visones son una de las especies más demandadas dentro de la industria peletera.
Así pues, para elaborar un abrigo de piel se necesitarían entre 150-300 chinchillas, 200-250 ardillas, 50-60 visones o 15-40 zorros, dependiendo de la subespecie de los animales, como explica la organización Ética Animal. Es por ello que, con el objetivo de que la producción de pieles sea más económica, los animales se mantienen en condiciones pésimas durante toda su vida, pues son concebidos como un producto más.
Hacinados en pequeñas jaulas en las que apenas tienen espacio para moverse, nunca pueden desarrollar actividades propias de su naturaleza como correr o nadar. Esto es especialmente peligroso para los animales semiacuáticos, como los visones, puesto que el único agua al que tienen acceso es el que se les ofrecen en los bebederos
Graves consecuencias para los animales
Desde Ética Animal explican que el tener tan poco espacio para vivir provoca en los animales un estrés muy alto que los conduce a la automutilación y al canibalismo. Algunas veces se producen, incluso, conductas infanticidas, siendo varios los casos en los que las madres se comen a sus crías. Estos son comportamientos altamente anormales, por ejemplo, para los visones.
Debido a la reclusión y la falta de actividad, los animales se sienten frustrados y con frecuencia exhiben comportamientos estereotipados, como moverse repetidamente de una determinada manera, sin razón aparente. La organización menciona que en una de las muchas granjas de visones que existen pudieron observar como un visón hembra confinado en una jaula de 75 x 37,5 x 30 cm se ponía de pie para alcanzar el techo de la jaula y luego caer de espaldas de manera repetida.
Además, a esto se une la poca higiene que existe en las jaulas de los animales, pues en muchos casos sus suelos están fabricados con alambres para que los excrementos de los animales pasen a través de ellos y se acumulen debajo de las jaulas. Esto también significa que los suelos de las jaulas son incómodos de por sí, pues los animales tienen que caminar, sentarse y acostarse en esa rejilla durante toda su vida.

Los animales viven hacinados en pequeñas jaulas de alambre.
El excremento acumulado es una fuente de posibles enfermedades y parásitos, además de una causa más de sufrimiento para estos animales. Como afirma Ética Animal, el fuerte hedor de los excrementos es muy molesto, por ejemplo, para los visones debido a su agudo sentido del olfato.
Los animales también sufren las inclemencias del clima. Durante el invierno, es posible que tengan que soportar mucho frío, pues a pesar de que las granjas habitualmente se cubren, cuando hay fuertes lluvias el agua fría o nieve puede llegar a ellos. Del mismo modo, sufren un calor abrasador en el verano, pudiendo llegar a morir debido al estrés por calor.
Las granjas suponen, por tanto, un impedimento para el bienestar animal ya que es imposible mantener en ellas a los animales salvajes en unas condiciones mínimamente dignas. Además, como explica la Asociación Nacional para la Defensa de los Animales (ANDA), las granjas peleteras también implican un riesgo medioambiental al mantener en cautividad especies invasoras (como el visón americano) y potencian los riesgos sanitarios de transmisión de enfermedades.
Rechazo entre la población
La cría de animales para la producción de pieles es una actividad cruel por su propia naturaleza que despierta, cada vez más, un amplio rechazo por parte de la ciudadanía de la Unión Europea. La pasada semana, un grupo de eurodiputados pidieron una prohibición paneuropea de las granjas peleteras y la venta de pieles, tras no haber “razones económicas ni tampoco éticas” para seguir permitiendo el uso de las pieles de animales en la UE.
Durante un debate en el pleno de la Eurocámara sobre la iniciativa ciudadana "Europa sin pieles", que busca prohibir las granjas de peletería y los productos peleteros de cría del mercado europeo, los eurodiputados afirmaron que 1,5 millones de ciudadanos habían mostrado su rechazo a dicha práctica tras firmar la iniciativa.
Los eurodiputados explicaron que la cría y sacrificio de animales para conseguir sus pieles es una práctica “obsoleta y cruel” y que no tiene “justificación moral, medio ambiental o económica”. La eurodiputada socialista Isabel Carvalhais añadió que “no se puede convertir a los animales en objetos en una economía de la vanidad” y el eurodiputado de Renew, Michal Wiezik, indicó que con la industria peletera “se incurre en un riesgo de epidemias y enfermedades”.
Además, otra de las peticiones del debate fue prohibir la importación, algo que ya planteó la presidenta de la Comisión de Mercado Interior y Protección del Consumidor, Ana Cavazzini, en una audiencia pública sobre esta iniciativa la semana pasada. De este modo, son 12 los países de la UE que ya han pedido a la CE que presente una propuesta legislativa que planteen opciones para prohibir de manera permanente el cultivo de pieles en la UE.
De manera más concreta, un 60% de españoles considera que la cría de animales para el mercado de la peletería debería prohibirse en la Unión Europea, una cifra ligeramente superior a la media europea del 57%, según revela la encuesta especial del Eurobarómetro sobre actitudes de los europeos ante el bienestar animal. Frente a ese dato, otro 30% cree que la cría de animales de peletería debe mantenerse, aunque en condiciones de bienestar para esos animales en toda la UE.
Las prohibiciones de producción existentes en algunos Estados miembros acaban por ejercer un efecto distorsionador del mercado de suministro de productos de peletería de cría que favorece a los comerciantes de los Estados miembros donde no existe esa prohibición, en detrimento de los países de la UE en los que ya existen prohibiciones, como se explica en el portal de "Fur free Europe" o "Europa sin pieles".
Actualmente, cientos de marcas, incluidas algunas de alta costura como Armani, Gucci o Versace, han dejado de comercializar productos de peletería. Y aunque es cierto que en las últimas décadas ha habido una creciente conciencia social sobre los problemas éticos del uso de pieles, todavía es un mercado que genera grandes daños medioambientales y a especies animales muy concretas.